martes, 1 de julio de 2014

Las distancias y los olvidos en el Diario.es



Esta semana he empezado a colaborar en el diario.es con una columna, que será bisemanal, dedicada a dimes y diretes de Barcelona.

Aquí puedes leerla en catalán 

Y aquí en castellano

domingo, 29 de junio de 2014

La gota contra la primavera, de Mario de los Santos



La gota contra la primavera, de Mario de los Santos, por Jordi Corominas i Julián
Mario de los Santos, La gota contra la primavera, Edhasa, Barcelona, 2014
Se intuye desde la primera página de La gota contra la primavera una tensión trágica que, sin embargo, tarda en resolverse, y en este sentido cabe considerar que la treta urdida por su autor, Mario de los Santos, es positiva al mantener el suspense hasta los últimos compases de una novela que desde su brevedad consigue ser intensa hasta los topes.

La elección de dirigirse, parcialmente, a una interlocutora fallecida es una buena excusa para desarrollar la crónica de una historia personal que vira hacia lo colectivo a partir de una anécdota que une al conjunto y lo sitúa con concreción desde un plano geográfico y sentimental.

La efeméride se sitúa en un año bisagra donde todo el país olía a fútbol mientras empezaba a instaurarse una normalidad que se consagraría el 28 de octubre de 1982 con la victoria socialista en las legislativas. Un partido de ascenso a Regional Preferente entre el Serín y el Togur deriva en lo que se conocerá como la Campal, una batalla de dos días entre lugareños y la benemérita, episodio cargado de tintes cómicos, por absurdos y propios del Celtiberia show, que asimismo contiene una serie de claves vitales para el narrador, Manuel, quien a lo largo de ese par de jornadas de incierto resultado centrará el foco en su hermano y en una chica del pueblo rival.

El primero es un futbolista de categoría, un chico destinado a dejar el campo y a volar alto hacia la cima regional que es el Sporting. El destino le deparará más sorpresas enmarcadas en el contexto de esos salvajes años ochenta, en especial para una juventud que debía aprender a caminar por la libertad. En la misma se encontrará la adolescente que captará la atención de Manuel, muda interlocutora del manuscrito, musa perdida que además del amor simboliza el amor en sentido absoluto.

También, no nos engañemos, podría apuntar a la reconciliación entre oponentes, pues muchas son las teclas que toca Mario de los Santos. La muerte de veintidós hombres en lo dantesco de 1936 encaja con la paz de los equipos enfrentados, once jugadores en cada bando, como si la matemática activara un resorte matemático, un encaje de un rompecabezas que el resto del país no ha terminado de resolver. La unión hace la fuerza sí, pero como decíamos antes la Campal es sólo una coartada que sirve para dar pistoletazo de salida a la suma de factores que configuran una existencia. El recuerdo activa y de ahí se funden pasado y presente en un solo cuerpo compuesto por la nieta que juega al fútbol mientras crece, los hijos que buscan en su edad adulta y el mismo narrador, duro observador desde una maltrecha atalaya donde las fichas se ven pequeñas sin volverse esperpénticas al estar todas las figuras en un mismo nivel.

En este sentido, el punto de vista y la conciencia decrépita, el modo de abordar la trama me ha recordado a una buena novela española de hace cierto tiempo, El golfo de los poetas del barcelonés Fernando Clemot, donde el protagonista, alcoholizado perdido, se debate en un marasmo donde siempre se alude a la mujer que representaba la verdadera tabla de salvación, desvanecida por las circunstancias, demoledoras e incontrolables, rémoras pegadas a nuestra nave, desestabilizadoras magistrales en la partida con dados marcados.



La experiencia en La gota contra la primavera, glorioso verso de Alfonsina Storni, se erige como el cúmulo que permite la comprensión de lo pretérito desde un escondite, la sombra que hace la farola, próximo y en las antípodas de los semejantes. Lo que se nos cuenta es apasionado por la fuerza de la memoria y alicaído por ausencia y lastre, como si los familiares contemplaran a Manuel desde la triste óptica del desecho. No se percibe afecto salvo en la nieta, y este hecho fomenta aun más la amargura, sólo cancelada del territorio escrito cuando salta la Campal y la génesis de la leve alegría, dulce pájaro de juventud, paréntesis previo al encontronazo de los palos auténticos.


La brevedad de la novela exige al autor aragonés canalizar muchos pensamientos en poco espacio, jugar al retazo con ciertos personajes que podrían cobrar más importancia y pese a ello cuadrar el círculo con solvencia, pues no creo que ningún argumento quede cojo en el conjunto, bien hilvanado y con un ritmo in crescendo que termina por dispararse y explotar en su recta final, consecuente con una intención y un efecto, lúcido si se analiza forma y estructura del edificio. 

Podcast de viajes en el Laberint de Wonderland


El miércoles pasado cerramos la cuarta temporada del Laberint hablando de viajes literarios. Empezamos con un viaje inesperado, hablando con Jenn Díaz en torno a Ana María Matute, proseguimos con Heródoto, pasamos por La vuelta al mundo en ochenta días, viajamos por España con ojos franceses del siglo XIX y terminamos con el Viaje a la Luna de los Mèlies. Puedes escuchar la sección a partir del minuto 29 del enlace clickando aquí

martes, 24 de junio de 2014

Miércoles 25, viajes en el Laberint de Wonderland




Para cerrar esta cuarta temporada del Laberint nos moveremos un poco e iremos de viaje. Por ello hemos optado por cuatro catas que van de lo antiguo a lo moderno.

1.- Heródoto y sus descripciones de lugares de hace más de dos milenios.

2.- Julio Verne/Jean Cocteau o como pasar de ochenta días de ficción a ochenta días de realidad

3.- La fascinación francesa por España en el siglo XIX y Prosper de Merimée

4.- El viaje a la Luna de los hermanos Meliés






Cada miércoles a partir de las 14h

Radio Nacional- Rne4

100.8 fm Barcelona

En directo:Rne4

Anna de Noailles en Mujeres Malditas de Rne5



Esta pasada madrugada hablé en Mujeres Malditas de Anna de Noailles, princesa y poetisa que destacó durante los tiempos de la Belle èpoque, y no sólo por sus versos, pues además de los mismos brilló por iniciativas culturales, carisma y su salón, donde acudía lo más granado de la sociedad parisina del primer Novecientos. Una vez terminó la Primera Guerra Mundial, casi de repente, pareció ser de otra época. Puedes escuchar la charla sobre su persona aquí

domingo, 22 de junio de 2014

Jueves 26, 20 horas: Loopoesía en el Monty Ambigu de A Coruña



El año pasado Loopoesía vivió uno de los mejores momentos de su lustro de existencia en el Festival Coruña Mayúscula, donde fuimos recibidos a lo grande y tratados de maravilla. Es por eso que este 2014 nos hacía ilusión volver a la ciudad gallega, y así lo haremos el jueves 26, día de nuestra actuación, a partir de las 20 horas, en el Monty Ambigú, situado en la plaza del Papagayo. La entrada es gratuita y prometemos responder al calor que siempre hemos sentido en A Coruña.

viernes, 20 de junio de 2014

Diálogo con Juan Gómez Bárcena

GÓMEZ BÁRCENA: “NO ME GUSTA EL EFECTO GALDÓS”

Juan Gómez Bárcena | Foto cedida por el autor
Juan Gómez Bárcena | Foto cedida por el autor
Es viernes y estoy en Madrid. Como con Pablo Mazo y Juan Gómez Bárcena, ambos cántabros, ambos asociados porque Pablo ha editado en Salto de Página la novela El cielo de Lima, texto con el que Juan se postula como uno de los narradores jóvenes más sólidos de nuestro país, y la afirmación no es gratuita ni propaganda de mercadillo, entre otras cosas porque en sus páginas se respira rigor, capacidad infinita de dar vueltas de tuerca y una precisión que en absoluto riñe con la capacidad de tener una voz propia e imaginativa.
Después de la comida tomamos un café en un bar cercano. Estamos animados y podríamos seguir hablando de nuestras cosas, pero además de para reír y comer nos hemos reunido para que leáis este diálogo. Nos ponemos serios, estallamos nuevamente en una sonora carcajada y enciendo la grabadora.
¿Cuál es el punto de partida de la novela?La primera vez que supe de la anécdota fue en el colegio. Me mandaron hacer un trabajo sobre Juan Ramón Jiménez y me sorprendió el engaño tragicómico al que fue sometido por los dos limeños que inventaron el personaje de Georgina Hübner. Más tarde todo fue concretándose. En 2010 estaba en México terminando Los que duermen y volví a pensar en la anécdota.
Salto de Página
Salto de Página
¿Y cómo se concretó?En alguna entrevista respondí que parte de mi trabajo se basa en la frontera difusa entre la realidad y la ficción. Fue entonces cuando me di cuenta que con la anécdota de Juan Ramón tenía una novela perfecta para trabajar el tema, mucho más que otra novela que había escrito centrada en temas de la realidad virtual hoy. Me di cuenta que era más interesante la efeméride, pese a su antigüedad, para explicar el juego de máscaras que se da en Internet…
Si comparas lo de Juan Ramón en 1904 con la realidad virtual hay un factor diferencial que es la espera.En este punto la idealización puede aumentar porque tardas un mes en recibir respuesta, y no es de la última carta que has enviado.
Le llegan mazos de cartas mensuales.Y eso hace que aumente la ensoñación que idealiza.
Y además 1904 nos hace pensar en la chica que espera las cartas de su enamorado en el puerto, algo que podría haber imaginado el mismo Juan Ramón.Es una imagen muy prototípica. La mujer con un vestido largo esperando en el malecón, como si fuera la única posibilidad de saber si llega el barco de las cartas, algo que no puede darse en Internet, donde las construcciones son inmediatas.
¿La lentitud de la época te ha ayudado a temperar tu novela a nivel de tiempo narrativo?Creo que sí, porque de transcurrir en un tiempo más rápido no podría haberle dado a la novela el ritmo que tiene, donde ocurren acontecimientos, pero tiene un ritmo narrativo acorde a 1904, donde todo parece un poquito más lento, desde una fotografía hasta un luto. Ese tiempo, ese sosiego, ayuda a la configuración del amor en la novela.
La anécdota inicial decía poco de los personajes, te dio juego para desarrollar la novela.La anécdota es muy mínima y de hecho pensé en un relato, pero me di cuenta que el primer capítulo me daba un ritmo lento, con exigencia de más páginas. Necesitaba configurar los personajes. De José Gálvez se sabe algo, pero de Carlos Rodríguez lo ignoramos todo. Los libros que cuentan la anécdota lo hacen con pinceladas, con poca claridad.
Así como el tiempo te permitió tratar todo con parsimonia, el no conocer a los protagonistas te permitió construirlos bien.Si se conservara la correspondencia no hubiera tenido sentido escribir la novela porque gracias a la poca información he podido desarrollar el juego creativo, lo más grato del proceso. El personaje de Carlos Rodríguez está levantado desde cero.
José para la gente del momento tiene un valor mucho más fuerte que Carlos: su familia tiene prestigio y en cambio su amigo es un nuevo rico.Me interesaba jugar con la diferencia social entre los personajes. Era imposible que entonces se entendieran un rico y un pobre, por lo que mezclar un viejo rico con prestigio con un nuevo rico era perfecto. Carlos, en una sociedad tan masculina como la peruana de principios de siglo, tiene una sensibilidad más actual por su forma de percibir la realidad.
Sí y no, por una parte a nivel de ritmo es muy de su tiempo.Sí, y su nivel de idealización es muy propio del Modernismo, pero por ejemplo su relación con las mujeres sufre porque no comparte esa trata de vírgenes y toda la prostitución que tanto gusta a los ricos.
Además es un observador finísimo, no pierde detalle. Quizá por eso acude a ese otro personaje sensible que es el escribiente.Al estar tan sometido a José es un personaje que sólo puede observar, y quizá a medida que avanza la novela va adquiriendo un cierto carácter activo.
A partir de Georgina Hübner encuentra la senda para encontrarse a sí mismo.Efectivamente, y hacia la ruptura con ese idealismo que quizá le dañaba, aunque luego dañe a otros. En ese sentido la parte de novela de Carlos es una novela de formación.
En cambio José está más dibujado a retales.Pensé en hacer un personaje más complejo, con más matices, pero quizá enturbiaba el conjunto de la novela, quería que todo estuviera visto con Carlos, por eso José tiene un pensamiento y un cuerpo más homogéneo.
Al principio de la novela el lector puede pensar que ambos serán coprotagonistas, algo que se rompe cuando llega la vuelta de tuerca. Al ser una novela larga has dado muchas para ajustar bien las piezas.Sí, porque así mantenía la tensión, y no fue nada muy pensando, más bien es la reproducción de mi propio pensamiento como autor, porque descubrí que Carlos me interesaba más mientras iba escribiendo la novela, dotándolo de más riqueza. De este modo puede decirse, aunque desde otro tiempo, que el lector descubre la trascendencia de Carlos al unísono conmigo.
No estructuraste la novela.En realidad sí, pero planifico mucho y siempre fallan mis propios esquemas. Tengo mil libretas llenas de esquemas muy pormenorizados porque no me veo con capacidad de escribir sin un plan, pero luego las cosas cambian y te sorprendes. Cuando escribo una línea necesito saber a qué conjunto pertenece.
¿Tenías claro que estructurarías la novela con capítulos cortos?Sí, eso lo tenía clarísimo. Es algo que me interesa mucho, lo mismo que los diálogos, mezclados con la voz del narrador, de este modo intentaba dar frescura a algo que de otro modo quedaría muy antigua. Por otra parte creo que eso es lo que me pedía el cuerpo, la voz que me surgió escribiendo.
Cuando piensas en como es la novela puedes llegar a verla como muy moderna porque es una novela dentro de una novela.El juego metaficcional era uno de mis propósitos, y me lo dio la práctica de la escritura, el narrador habla de 1904 pero al mismo tiempo habla del presente, mira el antes y el después con cinismo, examina esa pasión de vivir a través de la literatura de los personajes, y ellos también lo son, así como Georgina.
Tu novela es moderna, pero la que ellos quieren escribir es más que clásica.Es absolutamente clásica y ellos creen que la musa perfecta de un poeta tiene que ser la realidad, una idea pasada de moda. Su concepción de la literatura es esencialista, pero su novela, la que yo escribo, pudiera en realidad dar la idea contrario, que todo depende de la interpretación, que todo es un discurso y hasta la propia vida de los personajes.
Ellos quieren hablar de amor, pero están muy faltos de afecto.José casi es un coleccionista, mientras que Carlos tiene impotencia física y psicológica de encontrarse con una mujer real, incapacidad que a lo largo de la novela juega con la duda de si es homosexual o todo parte de un idealismo literario de la mujer.
Los dos son hijos de papá, por eso José es un seductor fácil y Carlos directamente ha de encontrar la brújula.Carlos ignora su lugar en el mundo y no le gusta el que le van a adjudicar. No sabe cómo dejar de ser ese personaje pasivo que recibe órdenes todo el tiempo.
Y poco o nada saben de la realidad.Quería hablar de la vida social de la época tal como la veían ellos, no quería hacer una novela donde diera la sensación que los obreros merecen algo. Carlos tiene un interés por la vida obrera, pero es un interés de rico, es incapaz de ver a los obreros como personas. El narrador sí puede, pero eso es parte del doble juego.
Sandoval, que introduce a Carlos en el mundo de los obreros, le da textos comunistas y anarquistas, los lee y poco le queda.No tiene las herramientas ni el interés para entender a Marx y a los demás autores que se leían por aquel entonces con afán revolucionario.
Además tanto el obrerismo como el amor entran por el puerto, que es el buzón de entrada de la época de la novela.Sí, cuando empecé a documentarme sobre el tema y comprobé lo de la huelga del muelle vi que podía incidir directamente en la trama, en este caso porque la trama social impide que su novela avance porque la huelga impide que lleguen las cartas, como cuando no te llega un capítulo de una novela folletinesca. A partir de ese punto las tramas que parecían secundarias empiezan a confluir.
Y luego lo enlazas, para mostrar lo amateur que son ellos, con el famoso manual Schnider.El famoso manual de Johannes Schneider, que por cierto es un personaje que aparece en todos mis libros, cambia de época y de registro sin perder nunca su carácter alemán. En la primera versión de la novela tenía mucho peso ese manual, hasta algún capítulo empezaba con sus frases. Pero sí, ellos son muy novatos, y al mismo tiempo sienten que están escribiendo una novela, algo que les hermana con el pensamiento posmoderno de la realidad como discurso. Schneider es su Virgilio.
¡Pero queman el manual!Sí, lo queman, y por eso a veces notan que la novela empeora e intentan recordar consejos de Schneider.
Eso tiene gracia con relación a cómo se transgrede la linealidad de la novela. Lo haces sin espectacularidad, pero la rompes todo el rato.¿En qué sentido?
En el sentido que la novela que ellos escriben sufre constantes imprevistos que rompen la linealidad de la misma.Tiene que ver con la estética de la recepción, los acontecimientos la modifican, no podían sospechar que llegaría una huelga pero la aprovechan para generar tensión. Luego aparecen más parroquianos que se apuntan a la escritura y la novela se vuelve colectiva. En cierto sentido es como una parodia de las diferentes escuelas de interpretación de un texto literario.
La vida es así, hay una evolución, no pasan las cosas como en una novela canónica.En una novela canónica desde el inicio se prevé el final y en cambio aquí están sujetos a varias cosas. Primero a lo que conteste Juan Ramón, no pueden controlar los capítulos pares, y luego está el tema de los varios autores y las propias circunstancias que van viviendo, como la huelga.
¿Pensabas a Juan Ramón como un personaje invisible que siempre está presente?Un personaje inexistente que estuviera todo el rato, Georgina, y un personaje existente que no estuviera nunca, Juan Ramón. No quería caer en la típica parodia de Juan Ramón. Con el tema de las cartas empecé a leer el epistolario de Juan Ramón para captar el tono. De haber imitado su estilo no hubiera colado, su estilo es exagerado y demasiado desgarrado, por eso opté porque fuera un personaje pasivo, casi no interviene.
En cambio sí que se construye a Georgina.No existe pero es un poco todos. Es el concepto de musa de Carlos, un poquito el que tiene José y también la proyección del deseo de Juan Ramón, que en realidad no está tan ansioso de conocerla como de inventarla en la medida de lo que él espera encontrar de una mujer, ajustarla a sí mismo, a su amor narcisista.
Hay varias trampas en las cartas, pero la fundamental es la de la foto que no llega, la espera de la imagen.Y cómo lo justifican. O lo de la hermana. En cada entrega tienen que justificar las incoherencias anteriores.
Dentro de estos dimes y diretes algo fundamental de El cielo de Lima es el trabajazo de documentación que te has pegado. Lo más importante del mismo es que apenas se nota, es sutil.Me gusta mucho que lo digas, porque lo más difícil es que ese trabajo de documentación se acople de manera natural. Es un poco como lo de la teoría del iceberg de Hemingway: saber cómo sería la vida en la época para luego contar la trama tal y como ocurría en ese mundo sin explicar los ocho novenos de información que hay detrás. No tener que explicar cada detalle, quiero que el lector lo imagine y ponerle las bases para que lo imagine en la misma dirección en que yo lo he imaginado.
Verosimilitud.Básico.
Pablo Mazo: Y eso es algo que diferencia El cielo de Lima de una novela histórica, donde se recrean en la erudición para explicarte cómo se cocinaba en la época, cosas así.
Claro.Si fuera una novela actual no explicarías cómo es un estofado. Quería que la información adicional estuviera justificada. El tema de la prostitución me interesaba mucho y lo metí en la trama, pero porque tenía un sentido. No me gusta el efecto Galdós, donde de repente el personaje llega a todos los sitios y batallas de casualidad.
Aquí todo transcurre con normalidad, sólo se fractura con las putas desnudas en la playa, pero es un episodio cotidiano, no se determina por la trama.Sí, y luego se explica el porqué, es una historia mínima.
Pablo ha hablado de novela histórica, pero esto es una ficción como una casa.Tiene Historia, pero no es la base, la trama es más importante, no explico los datos históricos para que el lector se enganche a la trama.
Y en un futuro no te vas a repetir, no puedes volver a la senda del Cielo de Lima.Siempre me ha interesado la Historia y la Filosofía, seguramente siempre escribiré sobre el tiempo y sobre choques de cosmovisiones. Seguramente el tema de mi próxima novela transcurrirá por ahí, pero vaya, no me han interesado nunca mucho las anécdotas, en ese sentido no me repetiré.
La anécdota suele ser graciosa, lo difícil es llenarla.
Claro, al final la novela no es más que un pretexto para hablar de cosas que no tienen nada que ver con la época ni la percepción del momento. Efectivamente no es el centro de lo que yo he escrito.

jueves, 19 de junio de 2014

Diálogo con Santiago Roncagliolo, en Continuidad de los libros

Santiago Roncagliolo
Por Jordi Corominas i Julián
A Santiago Roncagliolo no le gustaba jugar al fútbol. Odiaba la educación física por que “la educación física odia a los intelectuales”. Gracias al fútbol, dice, la ciudad se convierte en una especie de animal al acecho, que está tenso y de repente salta cuando llega un gol, ruge y se abalanza sobre ti. La Copa del Mundo de 1978 es el escenario ideal para que Félix Chacaltana, personaje de su reciente novela Pena Máxima, vuelva a las andadas.
Santiago Roncagliolo
¿Cómo ha resultado retomar el personaje de Félix Chacaltana?Como volver a ver a un viejo amigo al que ya no quería ver. Me encantó el éxito de Abril rojo, pero luego eso genera una presión, sobre todo porque casi te exigen repetir novela, pero de eso quería seguir huyendo, no me apetecía en absoluto.
Pero Abril rojo ya es un recuerdo lejano, ¿por qué retomarlo?Él me obligó. Quería evitarlo. Tenía la historia de Joaquín Calvo, ese hombre que nace en una guerra y muere en otra, en el fondo la misma guerra que sigue pasados los años y los kilómetros. Sin embargo la historia no me salía y Chacaltana se me apareció, me propuso retornar para sacarme las castañas del fuego y pese a que le dije que no quería ser su rehén llegamos a un acuerdo, pese a eso y su maldad de guiarme, porque en 1978, así lo afirmó, él estaba ahí.
Tú tenías tres años.Y ni siquiera estaba allí, en ese momento estaba en México. Cuando entró Chacaltana todo se volvió muy fácil. Uno de los problemas era que yo no soy ni argentino ni español, pero con él se contaba desde Perú. La colaboración entre las dictaduras peruana y argentina es algo que mi familia, militante de izquierda, siempre recordó. Por otra parte la gesta trágica de Perú en Argentina 78 me daba otra vertiente para la novela, una posibilidad más en la trama.
Chacaltana te dio la voz; y el fútbol, la estructura.Sólo podía hacerlo si entraba Perú. Ese mundial encarna el espíritu peruano en… Iba a decir en todos los mundiales, pero claro, tampoco hemos jugado tantos.
¿Estáis clasificados para el de este año?¡No! El último fue el del naranjito, España 1982. En los setenta fue el gran momento del fútbol peruano, y acabó con el seis a cero contra Argentina. Empezamos siendo favoritos y terminó con esa goleada y los rumores sobre si la dictadura compró al equipo peruano.
El fútbol es algo que te sirve para estructurar la trama y la sobrevuela.Sí, y luego le da mucho pulso. Los mejores narradores son los deportivos de la radio, son genios al contar con vibración, emocionándote, algo que no estás viendo. Además me iba maravillosamente el hecho que un partido de fútbol es fantástico para matar a alguien.
Los partidos de fútbol y el día de Navidad son los mejores días para matar a alguien.Bah, el día de Navidad no, que me pongo triste. (Risas)
No he estado en Lima, pero se puede entender el callejeo del principio de la novela, el silencio y la persecución, ese punto tenso que generan.Y la idea de que por el fútbol la ciudad se convierte en una especie de animal al acecho, que está tenso y de repente salta cuando llega un gol, ruge y se abalanza sobre ti. El escenario de la Copa del Mundo me resultaba espectacular y la progresión de Perú en el 78 marca el progreso emocional de Chacaltana, de la ilusión a la derrota.
Pese a que le da absolutamente igual el fútbol, no tiene ni idea.Le da igual, pero tiene mucho que ver con Perú. Al fin y al cabo el gran tema de la novela es la pérdida de la inocencia, del país y de Chacaltana en lo político y lo vital, fíjate que también quiere perder la virginidad, lo cual es simbólico.
Sin duda, de hecho Chacaltana me recordó al protagonista de Óscar y las mujeres, porque ambos son personajes ingenuos que ven su mundo, no el exterior: tienen la visión tan interiorizada que son incapaces de escapar de la misma.Me gustan los personajes perdedores. Nos despiertan simpatía y ternura. En este caso la ternura, al enfrentarse al horror, le da un contraste que genera matices a la novela. Creo que estoy obsesionado con personajes que tienen una construcción del mundo muy rígida que se derrumba: el mundo se les viene abajo y se aferran a su idea.
Quizá por eso la comparación con Óscar, que tiene un mundo muy marcado y, de repente, se le desbarata.Yo soy un inmigrante siempre. Me fui a México cuando era niño, luego volví a Perú, luego fui a Madrid, me mudé a Barcelona y siempre pasa lo mismo, que se cae una concepción del mundo, tienes que volver a armar las partes y empezar de nuevo. Son momentos de giro, como la adolescencia o como cuando tienes hijos. Chacaltana también está así.
Además es un adolescente anacrónico, tiene valores que no son los de su tiempo.Relativamente. Acaba de terminar la universidad, está en un momento de tiempo. Sí son los valores de su tiempo porque la revolución sexual llegó tarde a Perú.
Pero su novia Cecilia sí se ve liberada.Lo tiene, pero no todo el mundo. La revolución sexual llegó a los pijos, pero el 99% era beato y puro.
Hasta en el lenguaje se nota un cierto anacronismo, habla como un acta funcionarial, como un robot.Se siente seguro. Así como su madre es una beata, él ha encontrado un sistema de creencias, o por lo menos de papeles, donde sentirse seguro y lejos de las amenazas del mundo. Tiene una historia oscura del pasado con su padre y por eso se siente tan apegado a su madre. Así se protege, se parece un poco a la madre de Borges, una presencia sempiterna.
Lo que desencadena el desorden, la acción son los defectos de forma de los papeles y de la misma existencia.Chacaltana es un tipo de detective que hace lo posible por no investigar nada. Lo único que quiere es poner sellos en sus expedientes y guardar los papeles, pero justo los crímenes de Estado tienen una particularidad: cuando tú ves y preguntas no hay nada, ni testigos ni cómplices porque el poder hace que todos se plieguen, pero siempre queda un rastro de papel, desde certificados de defunción sin cadáveres hasta funcionarios que no sellan papeles.
Por eso te digo, que él, al fin y al cabo, intuye. Es un analista del papel, porque tiene mente de archivo y, si ve que falta algo, encaja las piezas.Claro, ahí es donde aprende a ver lo que tiene que ver.
Los demás no tienen esa mentalidad y por eso se sorprenden de su eficacia investigando.Los demás no tienen una épica, son más corruptos y se han acostumbrado a que el mundo es ilógico, no ético, y tratan de sobrevivir. Chacaltana es un pequeño héroe. No sólo quiere sobrevivir, quiere hacerlo con orden.
Pensar que todo es ordenado es absurdo, pero él no lo sabe.Pasa algo más grave, que es que él trabaja para el Estado, pero quien comete los crímenes es el Estado, por eso hay algo que no funciona en su estructura mental.
Créditos: eluniversal.com
Él no quiere aceptar que el Estado tiene cloacas.No quiere, pero se ve obligado a verlas. Crece durante la novela por las situaciones y con veintidós años le llega la hora de ser hombre.
Hay un momento donde se va de casa y no sabe qué hacer.No sabe adónde ir. Es como un niño pequeño y tiene un crecimiento complicado a partir del apego para con la madre. También tiene miedo de crecer, que es lo que pasa cuando termina la adolescencia, entiende que el mundo no es como nos dijeron. Lo intuye y su jefe quiere abrirle los ojos.
Es un hombre desengañado.Pero está el fútbol. Hay mucha gente como el jefe. No está contento con nada. Su vida, su matrimonio y su trabajo son horribles, pero el domingo hay fútbol, y eso le salva. Por eso los seguidores de equipos perdedores son hinchas, sabemos que nos vamos a desengañar, pero eso nos da la ilusión del domingo.
Como el Atleti, que es un perdedor que gana, por eso motivó a tanta gente.Me encantan los perdedores. Fíjate que los del Barça querían que ganaran los del Atleti por muchos motivos.
Y el perdedor siempre tiene más matices.Nos inspira más ternura porque todos tenemos uno dentro, todos sabemos lo que es perder. Un ganador es alguien que ha sabido esconder sus fracasos, es raro que alguien gane en todo, incluso un triunfador tiene un perdedor dentro que no puede confesar. La sociedad nos exige contar lo bien que nos va.
Chacaltana no dice que le va bien.Cree que sí, se ve como un nuevo fichaje, pero sólo es un pinche que está en el sotano. Cree que el Estado es digno y descubre sus lados oscuros.
El orden le obsesiona, hasta con Joaquín, el español, juega al ajedrez.Yo no jugaba a futbol en el cole, odiaba educación física. La educación física odia a los intelectuales y nosotros odiamos a la educación física. Descubrí que los que estaban en un equipo escolar deportivo estaban exonerados, por lo que me metí en la selección de ajedrez y me libré para siempre. Los campeonatos de ajedrez eran una gran congregación de freakies.
El ajedrez implica seguir un orden y, en cambio, Joaquín es quien activa el gran desorden del tablero.Y no sabe a qué tablero está jugando. Lleva la guerra clavada en la espalda. Nace en la Guerra Civil, se mueve cuarenta años y diez mil kilómetros y muere sin saber que está en la misma guerra, que la misma guerra continúa, porque de alguna manera las dictaduras latinoamericanas de los setenta son herederas de los fascismos europeos de los treinta. Chile tuvo mucha influencia alemana y Argentina tuvo un fuerte ascendente italiano. Perón había estado en Italia y no era fascista, pero mucha gente de su entorno sí.
Es nacional- populismo.Y anticomunista que en los setenta toma el cono sur latinoamericano con los mismos discursos, símbolos, estética e ideología que sus predecesores europeos. De hecho la legión que bombardeó Gernika se llama Cóndor y la operación de secuestro internacional también. No es extraño que sea el buitre más grande del mundo, el símbolo. Joaquín es un peón que no entiende donde juega, mientras su padre es muy consciente del tablero.
Tampoco hay tantos personajes de la novela que entiendan bien en qué tablero juegan, quizá el Almirante sí…Era muy difícil verlo en ese momento. Videla organiza su mundial para taparlo, y en ese momento todavía se creía que podía no haber torturas, que esto podía ser una campaña de los montoneros y los opositores de Videla. Al inaugurar el mundial Videla habla de derechos humanos y paz entre los pueblos a dos kilómetros de la ESMA, donde estaban torturando a la gente. Le preocupa que los que se han escapado a otros países hagan campaña contra el gobierno. Es entonces cuando pide permiso a Perú para entrar y llevárselos. Perú le responde que ya que está ahí para llevarse a los suyos también estaría bien que se llevará a peruanos, así todo el mundo tendría la fiesta en paz en ese sentido.  Y en efecto secuestran a un grupo de peruanos para las elecciones, que coinciden cronológicamente con el mundial.
Hay esta doble conexión. Por cierto, me parecen fundamentales el televisor y la radio, la comunión de la tecnología.Los argentinos pagaron un dineral para ver la tele en color, pero todas estaban en blanco y negro. Ahora vemos los partidos de ese mundial en color, pero todos lo vieron en blanco y negro.
La metáfora de querer vender algo en color y que todo fuera en blanco y negro.Esa metáfora es increíble. Hablé con gente que había estado presa y la policía veía los partidos en la carceleta, siempre en blanco y negro.
¿Te has documentado mucho para atar todos los cabos?Sí. Todo es real, como mucho he cambiado de sitio cosas para situarlas en escenarios que fueran lo más cercano posibles a los hechos de 1978. Sí hubo argentinos persiguiendo a argentinos por las calles de Lima, sí hubo peruanos llevados a Jujuy para quitarlos de en medio, sí hubo torturas a argentinos en instalaciones militares peruanas. También me importaban mucho los escenarios del centro de Lima, sus detalles. En la primera versión Chacaltana trabajaba como fiscal en el Ministerio Público. Tenía casi todo escrito y un viejo abogado me dijo que en 1978 no existía el Ministerio Público, los fiscales estaban en el palacio de Justicia, y en realidad fue bueno, porque es un escenario mucho más imponente.
Por una cuestión de mentalidad europea equiparaba el sótano de ese Palacio con el de Roma, por la inmensidad del espacio, como algo grande y sórdido.En los sótanos de esos sitios están los archivos y las carceletas, la gente y los papeles que quieren ocultar.
Sitios inmundos, que en realidad ya explican que es lo que el Estado quiere del personaje, como una rata de archivo, ¿lo quiere él o el Estado?Depende lo que consideres al Estado. Una vez el escritor sueco Jens Lapidus me contó que mis entrevistas serían imposibles en su país, porque en el fondo el malo es el Estado, para nosotros es esencialmente bueno aunque a veces algunos de sus miembros hagan cosas malas.
¿No crees que en España hacen faltan autores que se ciñan a esa concepción, que vean al Estado como algo cavernoso y subterráneo?Los españoles se han puesto a dudar del Estado sólo en estos últimos años. Los Estados europeos son lo mejor que puedes tener en el Planeta, porque pese al retroceso, aún hay protección social e institucional, libertad para protestar…
Pero el Estado aquí también ha asesinado.Perú, Argentina y Chile afrontan su pasado con mucha más tranquilidad que España.
Le cuesta mucho a la novela española tratar su Historia.La Guerra Civil se ha tragado demasiado, como si desde entonces no hubiesen surgido problemas. Es lógico concentrarse en grandes hitos de derramamiento de sangre, momentos críticos. Hasta hace pocos años un español podía creer que desde entonces todo ha ido a mejor. Ahora piensa que todo se ha hundido, pero…
Se ha hundido, te lo aseguro.Pero el sistema no es tan malo, en realidad todo consiste en moverse, hacer algo para no echar a perder lo que se tiene.
- See more at: http://continuidaddeloslibros.com/entrevistas/129-los-mejores-narradores-son-los-deportivos-de-la-radio-son-genios-al-contar-con-vibracion-emocionandote-algo-que-no-estas-viendo#sthash.QcSodmbH.dpuf

miércoles, 18 de junio de 2014

Podcast de amistades multidisciplinares en el Laberint



Hoy en el Laberint hemos hablado de amistades multidisciplinares. Por nuestra sección han pasado cuatro duplas excepcionales: Delacroix-Chopin, Manet-Mallarmé, Freud-Mahler y Picasso-Apollinaire. Puedes escuchar la charla a partir del minuto 38 del enlace clickando aquí

martes, 17 de junio de 2014

Miércoles 18, amistades multidisciplinares en el Laberint de Wonderland




En este penúltimo Laberint de la temporada abordaremos un tema siempre fascinante y que es fundamental a la hora de entender la amplitud de miras de determinados creadores: la amistad multidisciplinar. Por ellos hemos recogido cuatro dúos que, de uno u otro modo, tuvieron historias compartidas:

1.- Chopin y Delacroix

2.- Manet y Mallarmé

3.- Freud y Mahler

4.- Picasso y Apollinaire








Cada miércoles a partir de las 14h

Radio Nacional- Rne4

100.8 fm Barcelona

En directo:Rne4