martes, 29 de diciembre de 2009
Matar en Barcelona en La Vanguardia digital: entrevista+Vídeo
De un planchazo en la cabeza, diseccionando cabeza y extremidades, con explosivos, ahogando en bolsas de plástico...
"En Barcelona se mata mucho" y "de muchas maneras", asegura Jordi Corominas, editor junto a Ana S. Pareja del libro Matar en Barcelona (Alpha Decay).
Este singular volumen pretende "articular otro relato de lo que es Barcelona" recuperando -en forma de relato ficcionado a cargo de 12 autores noveles en el género negro- algunos de los asesinatos más famosos que han tenido lugar en la ciudad.
Desde el caso de la llamada Vampira del Raval -que en el año 1912 secuestraba, prostituía y asesinaba a niños para beneficio de la alta sociedad barcelonesa- hasta casos mucho más recientes como la asesina de ancianas o el asesinato de Anna Permanyer, todos ellos ocultos bajo un enigma que el lector tendrá que descifrar.
Esto libro es la segunda parte de una trilogía iniciada con Odio Barcelona y sigue llevando la contra al "márketing" institucional que presenta una ciudad "muy bonita y donde todo es maravilloso".
-¿Cuánto hay de realidad y cuánto de ficción en los relatos?
Ana S. Pareja (AP): Son piezas de creación literaria: hay todo de realidad y nada de realidad, o todo de ficción y nada de ficción. Al final tomamos la decisión de eliminar todos los nombres reales y de borrar las pistas porque los crímenes son bastante recientes y nos preocupaba herir sensibilidades de familiares o de amigos de las víctimas. Muchos de los asesinatos son bastante duros y todavía están muy recientes. Además, así también se plantea el juego con el lector para ver si es capaz de identificar los casos.
-¿Qué se descubre viendo la ciudad a través de sus asesinatos?
Jordi Corominas (JC): Una de las principales intenciones de este libro es crear mapas fantasmas de Barcelona. Estamos en una ciudad que tiene una potente estructura de márketing para consigo misma. Hay "BCN" y luego hay "Barcelona": Barcelona la pisamos y BCN es institucional. Eso marca la historia de la ciudad, en el sentido de que está escrita de una manera muy favorable, muy bonita… Todo es maravilloso.
-Pero la realidad no es así…
JC: En toda ciudad hay tragedias, desgracias y crímenes simbólicos que marcan época y que ayudan a entender la época donde suceden. Estos crímenes pueden ayudar a articular otro relato de lo que es Barcelona. La Vampira del Raval muestra muy bien las virtudes (pocas) y los defectos (muchos) que tenía la Barcelona de 1912. Hace poco hubo un crimen, cerca de donde estamos [se refiere al asesinato de la calle Santaló], que también sirve para mostrar una nueva Barcelona.
-¿Con esta triología tratan de desmontar el mito de la BCN bonita?
AP: Odio Barcelona, que fue el primer libro de la trilogía, sí iba más en esta dirección. Es de hará casi dos años, cuando el tema de la crisis ya estaba muy álgido: contratos basura, alquileres demasiado altos, problemas urbanísticos... También fue la época álgida de todas estas manifestaciones brutales en los medios relacionadas con "BCN-sonrisa" y todos estos labels o constructos institucionales.
-¿A qué se refiere?
AP: Desde el Ayuntamiento se intenta exportar esta cara amable y alegre de la ciudad, cuando en realidad todos los que vivimos aquí sabemos que en Barcelona hay muchos problemas que entorpecen nuestro día a día y que son un incordio. De alguna manera, se trataba de dar un contrapunto a la Barcelona que ven los turistas y que se intenta imponer a toda costa y que considerábamos que no era muy auténtica ni veraz. Ahí empezó toda la historia de Odio Barcelona.
-¿Y ahora vuelven a la carga?
AP: Esta segunda parte no es tan reivindicativa o punk, si se quiere llamar así, sino una manera de reconciliarse con la ciudad. Nos vuelve a interesar escarbar en lo que pasa realmente aquí. Los crímenes son una parte oscura y desdibujada de la ciudad, una forma diferente de mirar a la ciudad, de recorrer su historia pasada y presente y de intentar profundizar en el lugar donde vivimos. Al fin y al cabo, es lo que nos interesa.
-¿Qué han descubierto sobre cómo se mata en Barcelona?
JC: En Barcelona se mata de muchas maneras. Un día pusimos en Google Maps toda la información de los crímenes que salen en el libro y vimos que la zona alta y el puerto estaban plagados. En el centro también hay crímenes, pero los más notorios han sucedido en la zona alta de la ciudad.
-¿Tiene alguna explicación esta concentración?
JC: Quizás lo mediático. A diferencia de otras ciudades, en Barcelona el crimen suele ser muy sutil. No digo de guante blanco, pero sí muy sutil. En Madrid es más bestia. En la zona alta de Barcelona hay crímenes que parecen mucho más discretos, que buscan la perfección. Sus autores quizás creen que no van a salir a la luz por su posición social o por el dinero empleado, pero el hombre es imperfecto y siempre hay un pequeño defecto que hace que finalmente emerja toda la mezquindad que implica el crimen y deje a la zona alta como la zona maldita de esta ciudad. Es muy curioso y creo que se repite en otras ciudades.
-¿Y el puerto?
JC: Es una zona muy fácil de crimen porque se puede tirar directamente el cadáver al mar. En Barcelona se mata mucho, pero el crimen tampoco es algo que pase cada día. No es que cada día la gente mate, apuñale o envenene. No. Hay crímenes que acaban siendo especiales porque tienen un punto de normalidad que, al mismo tiempo, es anómala.
-¿Hay algo que caracterice a un asesino?
-Los asesinos no son dioses, son personas muy normales. Todos podemos ser un asesino. Ahora digo esto y la gente dirá "uuuuhhhh"… Pero todos podemos serlo. A ver, por suerte la mayoría no lo somos, pero los asesinos son personas normales, que tienen trabajo y sentimientos. Algunos de ellos, como la mayoría de la gente, tiene patologías. Hay patologías que quedan dentro del ser humano e impiden que se desarrolle y se fomente la violencia, pero hay personas que no pueden resistirlas y estallan. Pero son personas normales. Y yo creo que esa es un clave del morbo que genera en nosotros la muerte criminal.
-¿Estas investigaciones le han llevado a conocer bien la mente criminal?
JC: Bueno, podría conocerla mucho mejor [Ríe]. En Barcelona hay asesinos y asesinatos míticos. Jack el Destripador, por ejemplo, es el caso emblemático de asesino famoso porque es anglosajón, pero la Vampira del Raval también actuaba en un contexto de lucha de clases, en una zona obrera muy perjudicada y su historia fascinante. Quizás si Enriqueta Martí se hubiera llamado Kate Middleton sería famosa en todo el mundo.
-¿Con qué móviles y herramientas se mata en los casos del libro?
JC: De todo un poco. Hace 4 o 5 años dejaron en la playa de la Barceloneta una bolsa de deportes con un cuerpo descuartizado y sin cabeza ni extremidades, para que no se pudiera reconocer... Aunque al cabo de un año salió a la superficie la cabeza. Ahí usaron cuchillos y elementos de disección o quirúrgicos. En el caso de la maleta, de 1929, fue a base de golpes de plancha en la cabeza. También hay violadores, el asesino librero, explosivos en el caso Bultó, bolsas de plástico… Hay mil métodos de matar y cada relato del libro obedece a una manera diferente.
Para ver el vídeo: http://www.lavanguardia.es/ciudadanos/noticias/20091229/53852451672/el-mapa-de-asesinatos-deja-la-zona-alta-de-barcelona-como-maldita-bcn-raval-kate-middleton-anna-perm.html
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario