miércoles, 18 de marzo de 2009

La muerte sobre Ruedas en Bcn Week


LA MUERTE SOBRE RUEDAS
El Guitarrista en la Morgue


by Jordi Corominas i Julián

Herodio Hematocrito aparece como No Conectado. Recibirá los mensajes que le envíes la próxima vez que inicie sesión. Mi contacto estaba muerto en el Messenger. Pulsé 4 teclas, dejé un saludo y se obró el milagro de la resurrección. Una amiga me habló de un guitarrista que trabajaba, cosas de vivir en Barcelona y tener menos de treinta años, en la morgue. Morgue. Extraordinaria palabra. Evoca a Edgar Allan Poe y te traslada a grandes obras de la historia del cine como... ¡mecagüen mis muertos! Ahora no me acuerdo de ninguna, pero mi limitada memoria, siempre menor a medida que mis horas van agotándose, agita la visión de un Tom Cruise desquiciado en su afán de encontrar en el depósito de cadáveres a su hermosa partenaire de la fiesta enmascarada. Eyes wide shut.

El siglo XX ha contribuido, con sus virtudes y excesos, a configurar en el inconsciente colectivo la imagen de la señora de la guadaña como una estadística. El Titanic y su derrota ante la naturaleza iniciaron una senda imperfecta que con el progreso tecnológico fue ganando precisión, aunque aún hoy en día algunos fanáticos con sotana nieguen el Holocausto.

Vivir, comer, reír, follar, dormir. La sociedad del ocio disipado y larga esperanza de vida no piensa en la muerte. Por eso cuando algún hecho luctuoso se acerca más de la cuenta elevamos las antenas. El peligro de la innombrable es real. La escasa relevancia del último suspiro nace a partir de un exceso de información que provoca el olvido y lleva a la distancia, inútil truco de ignorancia derribador de barreras seculares. ¿Existe la morgue? ¿No es una ficción narrativa? ¿En serio es todo como en CSI Miami?

(1:06AM) Jordi: ¿Qué tal tío? ¿Te dijo María Helena lo de la charla?
(1:07AM) Herodio: Sí. ¿Qué tal todo? Fliparás palomitas.
(1:07AM) Jordi: ¿Qué haces exactamente?
(1:11AM) Herodio: Ahora chateo contigo, pero ya sé que quieres que te hable de las profundidades de mi abismo laboral, jajaja.
(1:11AM) Jordi: Algo así, dispara, venga.

Alguien tiene que trasladar los cuerpos a esa habitación sin vistas. Ese hombre es Herodio Hematocrito. En términos técnicos su ocupación es la de auxiliar sanitario. Él se autodenomina piloto de camillas porque, en los pocos ratos libres de los que dispone en el trabajo, se lo pasa bomba con las carreras de velocidad por los pasillos, un pequeño alivio en su tarea de transportar enfermos por el hospital. Dentro del cuerpo de camilleros hay puestos con funciones especiales. Uno de ellos consiste en transportar los fallecidos a su penúltima morada, la morgue, una estancia llena de neveras en que se consignan los cuerpos. Muchos van directos a la furgoneta del tanatorio; otros en cambio pasan más horas congelados al ser donantes de órganos a los que se les realizan extracciones.

Herodio suple al auxiliar que cumple esa función. Tiene un busca para estar localizable en todo el arco del recinto sanitario. El aparatito suena sálo para informar de un exitus. Una persona ha dejado de respirar para siempre. Nuestro amigo les llama fiambres o callaos. Considera que callao es más entrañable, así intenta que su mano a mano con la dama negra sea más llevadero. La rutina anula impactos y el corazón adquiere hielos protectores. En ocasiones el intrépido camillero tiene que entrar en boxes donde la familia llora la pérdida. Ora et labora. Abre el sudario, introduce el organismo exánime, pon cara de póquer y diles con amabilidad a los allegados que no pueden acompañarte. No te preocupes si vas a una sala con un óbito inesperado. Ya se te han secado las lágrimas de ver tanto desconsuelo ajeno. Casi, casi conviene recordar una canción italiana y entonar c’e chi aspetta la pioggia per non piangere da solo. Sigue esas reglas y circularás por el camino sin obsesionarte con tu cometido, influencia inconsciente que hace enfocar parte de las cosas, sean sociales o artísticas, de manera distinta. Puedes portear la parihuela con toda naturalidad, no es muy distinto a cualquier otra labor; la diferencia estriba en enfrentarse a un hecho humano que sigue siendo un gran tabú que pierde trascendencia si lo incorporas a tu cotidianidad y lo aceptas como quien gana su sueldo reponiendo yogures en el supermercado. Muchos camilleros consideran que es menos duro ver a un fiambre que a cualquier persona llena de tubos mientras agoniza en la UCI. Al fin y al cabo tratar con un muerto es más tranquilo que hacerlo con un vivo, duele menos subir una escalera con dos piernas que ver amputaciones y el sueño inocente de quien acaba de perder un trozo de sí mismo y despertará incapaz de aceptar una nueva pesadilla.

(1:29AM) Jordi: Oye, cuéntame alguna chocante, de esas que se te ponen los pelos como escarpias.
(1:31AM) Herodio: Tampoco creas que me recreo tanto con los callaos.
(1:31AM) Jordi: Va hombre, no seas terco, suelta alguna memorable.
(1:35AM) Herodio: No hay nada de necrofilias ni necrofagias. Aunque ahora que pienso tengo un par que te gustarán...

Un par no. Efemérides a carretas. Una destaca sobremanera. Un miércoles por la noche recibió una llamada a su querido busca. Le reclamaban para un servicio en la habitación 11.1. Llegó, vio y procedió a cargar, nunca mejor dicho, con el muerto, cuando de repente giró el cuerpo y captó resistencia por parte del fallecido, vivito y coleando pese a su avanzada edad. Nunca hay que matar al mensajero, pero esta vez se había equivocado de número. El callao estaba en la 11.2.

(1:41AM) Jordi: ¿Y la música?
(1:43AM) Herodio: Ya me conoces, tampoco toco black metal. Mi aspecto tampoco luce en negro.
(1:43AM) Jordi: Me refiero a cómo llevas ser custodio de la muerte de día y músico de noche...
(1:47AM) Herodio: 2+2 son 4, poco más puedo decir. Otros están el taxi por la mañana y duermen por la noche. Cada vida tiene estas pequeñas circunstancias.
(1:49AM) Jordi: You know the day destroys the night, night divides the day you know the day...
(1:51AM) Herodio: Eso es, vayamos al grano.

Si la existencia fuera perfecta, Herodio Hematocrito dedicaría sus minutos a tocar la guitarra. En la morgue no imagina acordes ni sobrevuela melodías. La frialdad de su cometido no evita que nos brinde una bella reflexión sobre música mortuoria. En su opinión existe un gran número de personas que tienen entre sus composiciones favoritas temas que aluden a la muerte; escuchamos demasiada música en inglés y la mayoría tararea la letra sin darse cuenta de su significado. Su canción funérea favorita es “The End” de The Doors. El tema que Francis Ford Coppola usó en la apertura de Apocalypse now trata del final de una relación desde una admirable riqueza de matices que tienen su colofón en una de las frases previas al cierre: The end of nights we tried to die. El fin de las noches en que intentamos morir. Verso profético para Morrison, con quien su poesía nos lleva a un tema muy delicado que corrobora la idea de tabú desde otra perspectiva. ¿Por qué ignoramos el suicidio? ¿Por qué la autodestrucción masiva de la sociedad de consumo corre un tupido velo sobre los insatisfechos que deciden poner un anticipado punto y final?

(1:59AM) Jordi: ¿Conoces la respuesta?
(2:00AM) Herodio: Tengo hambre, voy a ver qué tal va la comida.
(2:03AM) Jordi: ¿Spaghetti?
(2:09AM) Herodio: No, demasiado largo de explicar, una guarrada con patatas, pollo y especias. ¿Crees que ya tenemos todo?
(2:10AM) Jordi: Sí, siempre quedan pequeños flecos por cubrir. Ya lo descubriremos cuando salga el artículo.
(2:14AM) Herodio: ¿Y eso?
(2:15AM) Jordi: Dejemos la última palabra al lector. Sabe más que nosotros.
(2:26AM) Herodio Hematocrito aparece como No Conectado. Recibirá los mensajes que le envíes la próxima vez que inicie sesión.


Foto: Jordi Corominas i Julián

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