sábado, 14 de noviembre de 2009

Parts of the process:Idea e ideas de Europa en Bcn Week


Parts of the process: Idea e ideas de Europa by Jordi Corominas i Julián

Dicen las malas lenguas que el Imperio romano empezó su largo y tortuoso camino de disolución cuando el emperador Caracalla otorgó la ciudadanía a todos sus habitantes. La universalidad fue una medida de emergencia para unificar una población que después de dos siglos de paz empezaba a sentir con demasiado ahínco la presencia del enemigo a las puertas. El mundo inició su recogimiento. Las ciudades se enmurallaron, los cerebros renunciaron a la exhuberancia del paganismo y la división fue acrecentándose hasta que los bárbaros se introdujeron en el sistema y quebraron el Estado de moneda única y bilingüismo perfecto. La unidad cedió su espacio a un conglomerado de reinos nacionales que se han perpetuado hasta nuestros días, una Europa fragmentada con exceso de personalismos. España, Francia, Italia, Alemania, Inglaterra y un largo etcétera, hijas de una misma tierra separadas por orgullo, añejas rivalidades y un mutuo interés hasta el 28 de junio de 1914 por dominar a los demás en la lucha planetaria.

Esa fecha altera y destruye un orden indestructible. El símbolo recae en el Imperio Austro-Húngaro, crisol de nacionalidades que durante medio siglo vivió un esplendor cultural comparable al del París bohemio. La plenitud se esfumó con un atentado en Sarajevo, excusa para activar la Primera Guerra Mundial, palanca suicida del Viejo Mundo. En El mundo de ayer Stefan Zweig narra su encuentro en la neutral Suiza con Romain Rolland. Ambos escritores establecieron un diálogo que culmina en la idea de Europa, concepto espiritual por el que todos los pobladores del Continente compartimos una afinidad que parte de nuestro inconsciente cultural, bien nutrido de un álbum colectivo de libros, proclamas, nombres y esperanzas que son patrimonio común desde el Océano hasta los Urales. Lo absurdo es que los dos intelectuales fueran pioneros en su propuesta. Los obreros se internacionalizaron en 1864 y articularon un lenguaje propio ajeno al pasaporte. ¿No era posible juntar esfuerzos entre territorios delimitados por fronteras?

La aplicación de la idea era difícil. En 1929, justo un mes antes del crack de Wall Street, la desesperación y la legítima aspiración de vivir en un mundo sin guerras llevó al francés Aristide Briand a proponer una federación europea que tuviera como principales valores la solidaridad, la prosperidad económica y la cooperación política y social. El sueño se truncó al estallar en mil pedazos la felicidad de los años veinte y nublarse el cielo con nubarrones fascistas. Hitler y lo demás son viejos conocidos que presionaron hasta romper el cordón umbilical del despropósito. 1945 y el adiós a las ambiciones suprematistas. Tocaba reflexionar y resituarse en el mapa. Las nuevas reglas de la Guerra Fría aconsejaban configurar un cuerpo unitario que pudiera contener las embestidas de los grandes bloques. Se creó la Unión del Carbón y el Acero. El 25 de marzo de 1957 Se firmo el pacto de Roma para fundar la Comunidad Económica Europea. Los conflictos siguieron a menor escala. De Gaulle no osaba permitir el ingreso del Reino Unido e ignoraba el aire que respiraba la calle.

De todos es sabido que el ser humano tiene tendencia a practicar sexo durante un apagón o cuando finaliza un conflicto estresante. En 1945 los vencedores del nazismo se conciliaron con el planeta dándole numerosos retoños que emergieron en los años sesenta y desde la diferencia intentaron derribar cualquier residuo decimonónico que entorpeciera su labor. El cine italiano, la Nouvelle Vague, el pop británico y otros fenómenos de la época crearon una transnacionalidad occidental reforzada por la explosión del 68, queja amarga por querer crecer sin rémoras contraproducentes. Ese grito generacional permitió que desaparecieran confines en las mentes de las personas y las ideas se expandieran sin trabas lingüísticas por el progreso del inglés como koiné y el crecimiento del mercado de consumo, diabólica máquina dispuesta a satisfacer las inquietudes de millones de jóvenes que clamaban por renovarse o morir. No es posible afirmar que el LSD tuviese algun tipo de importancia en el proceso, aunque es posible si lo relacionamos con la disolución de barreras y el ir más allá de lo instaurado como axioma por los siglos de los siglos. Amén.

El penúltimo episodio acaeció hace veinte años. La caída del muro de Berlín y la unifación de Alemania reabrieron el debate desde premisas políticas al poder abrazar la perspectiva de una verdadera Unión Europea. Maastricht fue el pistoletazo de salida de un proyecto endeble y ensanchado hacia el Este sin Comunismo que pretende convertirse en bandera de los ciudadanos de veintisiete países. Sin embargo, la pugna sigue en todo lo alto y la crisis la ha corroborado con el proteccionismo económico. Las bellas palabras sirven para rellenar páginas de periódicos pero son estériles sin una coordinación conjunta. La acción baila bajo la superficie que ocultan los titulares. La libre circulación de personas que activó el Tratado de Schengen es la gran bendición que abre el grifo porque transitar es comunicar. Los erasmus, los vuelos low cost y la indudable y desaprovechada preparación de los hijos de los babyboomers nacidos entre los setenta y los ochenta configuran otra vertiente de un europeismo que pese a hallar metaforicamente la deseada unidad territorial debe intervenir para golpear las siglas que nos invaden– BCN,UE– y devolverlas a su originalidad de pies en el suelo. Una Unión Europea o una Barcelona son lugares donde no es quimérico interactuar y construir cimientos sólidos y sostenibles del edificio; es esencial aceptar la existencia de un pensamiento mayoritario que desde su espontaneidad, generada por el mismo contexto histórico y el aprovechamiento de sus grietas benéficas, discrepa de los que gobiernan y articula un discurso cotidiano que no cae en papel mojado porque se vive desde y por la realidad, consciente de la sonora imbecilidad de himnos, enseñas y caducos discursos patrioteros, consciente de la importancia de una comunicación honesta que no truque gestos por mentiras trucadas de cercanía, una democracia de 735 millones de personas donde el intercambio y el desplazarse generen riqueza en la diversidad unitaria del ser humano.

jueves, 12 de noviembre de 2009

El crimen de los existencialistas en Bcn Week


El crimen de los existencialistas por Jordi Corominas i Julián
A principios de los años sesenta del siglo XX Europa se preparaba para revolucionar el mundo a través de propuestas culturales que rompían con el rancio olor decimonónico que aún invadía la atmósfera. En España nos conformábamos con Marisol y Lola Flores, quizá por eso, en una cantinela que se repite de generación a generación, nuestra plaza Real tenía fama de ser un tugurio inapropiado, refugio de jóvenes inconformistas que preferían el jazz y otro tipo de diversiones incómodas para el Régimen. Entre sus locales más representativos estaba el Jamboree, donde solía pasar más de una noche María del Pilar Alfaro Velasco, de 32 años y con una marcha increíble que le costó la separación de su primer marido, un fotógrafo cansado de sus infidelidades con el que tuvo dos hijas. Adquirida la libertad conyugal, María decidió pasárselo en grande en compañía de varios americanos que compartían con ella gustos fiesteros y musicales: Stephen Johnston, un profesor de idiomas al borde de la treintena; John Joseph Hand, de 38 años y desempleado, y James Wagner, desertor del ejército norteamericano en un base alemana, sin ningún conocimiento de castellano. La necesidad les había impulsado a perpetrar una argucia que abrió la puerta para delinquir. María, que unía a todos ellos y tenía un lío con Stephen, conoció a un vecino, Francisco Rovirosa, propietario de un taller de lámparas en la Calle Aragón 136, esquina con Villarroel. La chica intimó a propósito con el maduro empresario y a mediados de 1961 decidieron pasar un fin de semana en la idílica montaña de Montserrat. Cerca de Olessa un hombre les paró, sacó una pistola y les robó todo el dinero que llevaban, diez mil pesetas que sirvieron para montar esa misma noche un guateque de primera en el Jamboree. El atracador era Stephen, brillante ejecutor del plan de María, quien no contenta con lo obtenido cuenta a sus amigos la costumbre de Rovirosa de acudir cada sábado después de comer a su negocio para revisar la contabilidad. La idea tarda en madurar y se ejecuta el sábado 17 de noviembre de 1962. La chica y su amante estaban en Ibiza desde unos días antes para tener una coartada y encargan el robo a Wagner, a quien avisan de la peligrosidad del atraco, como si tuvieran miedo a fracasar en su intento. Armado con una maza y unos alicates fabricados en EE.UU da con el local gracias a un detallado mapa; ve el cierre metálico levantado a medias y encuentra al lamparero revisando facturas, lo amenaza con su arma y le insta a darle la combinación de la caja de caudales. Sorprendentemente halla resistencia y en el forcejeo recibe una leve herida; finalmente domina a su víctima y le asesta múltiples y mortales cuchilladas. Sale del establecimiento, se olvida una revista Time y sube a un coche donde le espera John Joseph Hand, quien le proporciona algunas prendas para cambiarse y no levantar sospechas antes de comprar un billete para el primer barco que zarpe del puerto.
El desertor cometió su crimen con 30 centraminas en su cuerpo.

Pasados diez minutos, un amigo de Rovirosa acude al lugar de los hechos y advierte a la policía. La suerte les sonrío en forma de carta amorosa de María. La localizaron en Ibiza con Stephen y en el interrogatorio se derrumbó y confesó la trama. Algunas versiones comentan que en su pasaporte guardaba una copia del mapa que dio a Wagner, mientras otras simplemente mencionan que se cubrió el rostro y cantó la lúgubre verdad.
En marzo de 1964 el crimen ocupó mucho espacio en la prensa internacional. Una miríada de periodistas británicos y estadounidenses acudieron al juicio. El fiscal hablaba del caso como el crimen de los existencialistas, aunque es muy probable que el grupo poco o nada supiera de Sartre y Camus. La plaza Real fue tildada de lugar turbio y confuso para los vive como quieras, y los acusados recibieron merecida condena. Wagner 30 años, María 23, Johnston y Hand 21 y sus esposas, consideradas cómplices, 12. El mismo año se juzgó a María por el delito de parricidio y homicidio en grado de tentativa en la persona de su marido, Joaquín Ramírez Picas. Los planos que la mujer hizo del estudio de su ex en Sant Boi de Llobregat no sirvieron para incriminarla. El fotógrafo la exculpó por el recuerdo de su antigua felicidad conyugal. Recuerdos.



Ilustración: Nil Bartolozzi

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Tribulaciones de una cajera en Literaturas.com





Jordi Corominas i Julián
Anna Sam, Tribulaciones de una cajera


Desconozco si en la Edad Media los gremios publicaron manuales sobre sus actividades. Lo dudo. En ese tiempo producir y comprar eran verbos que remitían a intercambios humanos fruto de la necesidad. Pocos eran los que querían algo más o caprichos de ocasión. Pocas son las firmas literarias de esa época sin nombre, donde la humanidad era una masa uniforme homologada por iglesias, monarquías y, en menor medida, burgueses.

Las cosas no han cambiado mucho en los últimos mil años. La apariencia nos desmentiría. Lo anónimo no está de moda, podemos gastar dinero en mil tonterías y además el trato se ha vuelto impersonal. Imagino a un carpintero del siglo XIII atendiendo a su cliente. Amabilidad, trato afable y un mínimo punto de confianza. Ahora éstas medidas van impuestas desde la hipocresía del usar y tirar, de la persona autómata, un ente palpable e invisible que quizá la cajera de supermercado simbolice mejor que nada, ni nadie.

Anna Sam pasó ocho años de su vida enganchada por contrato a una caja registradora. Licenciada en literatura, no tardó en comprobar el escaso valor de un título universitario en la posmodernidad. Portazos y más portazos. Convenía mostrarse carente de ambición y la entrevista para su puesto laboral la reafirmó en sus ideas. Ignoraba empezar una larga etapa en la que tendría muchas horas para pensar y analizar el comportamiento humano.

Desde nuestro punto de vista Tribulaciones de una cajera ha vendido más de cien mil ejemplares en Francia por dos motivos básicos. El primero de ellos radica en su estructura de manual para cualquier tipo de usuario. Es una literatura veloz, ágil, que salta de un punto a otro con un orden agradable que facilita la tarea del lector, quien a medida que avanzan las páginas siente más y más curiosidad por saber que se oculta tras el eterno muchas gracias, son 50 euros y otros tópicos del oficio. El segundo punto de éxito es mostrar la cotidianidad desprovista de dramatismo. Sam cuenta las cosas tal como son, sin quejarse, pues es perfectamente consciente que sólo con la explicación de los hechos tiene la partida ganada.

No es agradable comprobar la explotación física y mental a la que se ven sometidas miles de mujeres para satisfacer los deseos consumistas, poderoso caballero es don dinero, de sus semejantes. La autora enfoca su vida pasada con la ironía de quien sabe que no volverá a circular por caminos impuestos. Sumisión de supervivencia. Cuando menciona los beneficios de su antiguo puesto crea un estilo que roza el sarcasmo. ¡Maravilla de maravillas! Estar atendiendo seres sedientos de gastar genera inmunidad a un sinfín de enfermedades. Una se habitúa a todo. El aire frío del congelador es una garantía contra los resfriados. Mover mecánicamente determinadas articulaciones las fortalece. ¿Y qué me dicen de ganar racionalidad en el empleo de los ratos libres? Las cajeras aprenden a comer a la velocidad del sonido para aprovechar los tres minutos de descanso por hora, tiempo que vuela mientras se bajan escaleras, se recoge un poco y se calienta el ágape en el microondas. Corre el reloj y se anula la posibilidad de comunicación entre compañeras. Todo por la pasta.

Asimismo el libro juega, no por habilidad narrativa sino por extremo apego a la realidad, con lo reiterativo y lo absurdo. Desarrollar experiencia implica conocer al dedillo los pormenores de la profesión y sus rutinas infernales. Los bips de la máquina, más de seiscientos por hora, se alían con la astucia del consumidor para marear a la cajera, robot humano que repite determinadas frases hasta la extenuación mientras, si bien no sucede todos los días, luce un gorro navideño o el logo distintivo de la última producción del supermercado.

Les puedo asegurar que si leen Tribulaciones de una cajera serán más amables y se quitarán la armadura cuando llegue su turno para salir del no lugar, pequeña cloaca desprovista de épica pero clave en nuestra rutina, reflejada en las aventuras y desventuras de una joven que con su obra logra dar en el clavo por cercanía y verosimilitud sin máscaras.






Anna Sam,Tribulaciones de una cajera(traducción: Concha Pérez-Puis),Ambar, Barcelona 2009

www.literaturas.com

lunes, 9 de noviembre de 2009

Martes 10: El crimen de los existencialistas en la Hora L en Radio Barcelona-Cadena SER



En 1962 Europa cosechaba una revolución cultural que sepultaba los últimos restos de la larga herencia decimonónica. En España vivíamos anclados en un tiempo de silencio donde los locales con nuevo ruido eran vistos como una pesadilla de la realidad. Entre ellos figuraba el Jamboree de la barcelonesa Plaza Real, una cueva de jazz repleta de anglosajones y una española: María del Pilar Alfaro Velasco, joven vecina de un lamparero de la Calle Aragón. Su unión con varios amigos americanos desencadenó un torrente de sangre y un misterio que despertó mucho interés al otro lado del charco.
En breve publicaré la crónica del caso en Bcn Week, pero quien quiera saber más sólo tiene que conectar Radio Barcelona-Cadena SER el martes después de las noticias de la una y escuchar nuestra narración del caso.



Crímenes en la Hora L

Cada martes a partir de las 13.06

Radio Barcelona- Cadena SER

96.9 FM

666 AM

domingo, 8 de noviembre de 2009

El misteris d'una casa en Bagant



Els misteris d’una casa

Resultarà que escriure les meves ja habituals línies a la revista és un procés psicoanalític de recerca d’un passat que conec i em fa pensar. Quan tenia dos anys l’asma feu que la meva família abandonés l’estiueig a Sitges i vinguéssim a Palautordera. El metge recomanà aire de muntanya. Ara no pateixo cap tipus de malaltia bronquial i l’únic desig que tinc quan arriba l’estiu és traslladar-me a Can sis dits i sentir-me lliure entre l’espai i el silenci. No sé si us heu plantejat quin misteri amaga casa vostra. Jo ho faig constantment amb la meva. Can sis dits? Com deuria ser el seu propietari? Un monstre amb deformitats? No ho crec. Seria un intel·lectual rural? La finestra amb l’escaire i el cartabò demostra que potser va pertànyer a la francmaçoneria. Fou ell o un dels successors? No ho puc saber, només deixo volar la imaginació d’un passat impossible de retrobar malgrat la finestra del pis de dalt, datada a mitjans del segle XVII i considerada patrimoni del poble, element arquitectònic intocable, pedra que només podran cancel·lar les habituals bretolades dels humans.

Una cosa és el que fórem i férem, l’altra és construir en temps present. Deixeu-me ser romàntic. Quan tanquem la porta s’obre un món privat. El passadís amb les bicicletes, el rebost amb conserves, el menjador i, finalment- no us deixaré pujar al meu pis, no de moment- el jardí, on sóc feliç per la bellesa que som capaços de crear amb els colors i la jardineria. Una quadrícula esdevé graciosa entre murs pintats amb vivesa i flors selectes que ma mare mima amb cura providencial. M’assec al porxo, llegeixo al diari i sento l’aigua córrer i alimentar natura. No m’importa el gat negre que em mira amb els seus ulls groguencs i profunds. És un amic sense parla al costat de l’antiga xemeneia, on fa dècades les gallines m’embogien i ara s’accionen botons per cuinar calent i no passar fred a l’hivern, estació de joia a la infància, Carrer Major amb fanals i reis que no eren els pares ni monàrquics. Els tres mesos de fred s’han transformat en refugi i ràbia per no poder pujar amb més freqüència al lloc que estimo i que un dia ocuparé dotze mesos, perquè una cosa és la ciutat i la seva agitació, però la pau i el torrent creatiu que m’atorga Palautordera és paraula divina. Us ho diu un laic.

JORDI COROMINAS I JULIÁN
foto:JCJ

viernes, 6 de noviembre de 2009

Sábado 7 de noviembre, Loopoesia en el festival Cyberpoem




Mañana Loopoesia actuará a las nueve y media de la noche en el certament Cyberpoem. Nos hace especial ilusión y como siempre lo daremos todo. Os adjunto el programa de actividades. La entrada es gratuita y es facil acceder al recinto desde cualquier punto de la ciudad.

Dissabte 7 de Novembre, de 19 a 22.30 h

Cine poesia
“Marginalia” Juan Martínez Ros (Catalunya)

Conferència
”¿Qué hacer de la Polipoesia hoy?
Elementos de trabajo para un futuro de la Polipoesia” Enzo Minarelli (Itàlia)

Videopoesia històrica
(Selecció: 3ViTre Archivio di Polipoesia)
1 “Startfighter, 4’53” 1970” Klaus Peter Dencker (Alemanya)
2 “Sueño, 6’14, 1993” E.M. de Melo e Castro (Portugal)
3 “VideoWriting, 4’05” 1987” Richard Kostelanetz (Estats Units)
4 “Funeral Oration, 5’19” 1993” Miklós Jancsó i Endre Szkarosi (Hongria)
5 “Eye Talk, 3’16” 1998” Magnús Pálsson (Islàndia)

Conferència

ExPoesía: Bienal de Poesía Experimental de Euskadi
Juan José Sanz (Euskadi)

Ciberpoesia i videopoesia d’avui
(Selecció Manuela Corti y Enzo Minarelli)
Treballs de: Patricia Chi, Manuela Corti, Heimo Wallner, Charles Dreyfus, Mike Kawitzky, Thorpe & Griffiths, Brian Balefont, Valérie Mréjen, Jemina (38 minuts)

Performance sonora
LOOPOESIA (Catalunya)

Exposició de Poesia Visual
(Inauguració a les 19 h, del 7 al 30 de novembre)
Juan José Ruiz Fernández
Antonio Gómez
Joan Puche
Sergi Quiñonero

Centre Cívic Torre Llobeta
C/ Santa Fe, 2 bis - 08031 BCN - 93 358 56 14
Línies 4 i 5 (Maragall) - Bus: 19, 31, 32, 45, 47, 74
Entrada gratuïta




Loopoesia es amor

jueves, 5 de noviembre de 2009

Reivindicación de Giacomo Casanova (Calidoscopio 2006)


Reivindicación de Giacomo Casanova por Jordi Corominas i Julián


En los últimos tiempos se ha reavivado el interés por uno de los personajes más controvertidos y peor conocidos de la edad moderna: Giacomo Casanova, Señor de Seingalt (1725-1798).
Sin embargo, una gran mayoría sigue pensando al veneciano como el gran seductor de la historia europea. No negaremos la sabiduría popular, pero desde estas líneas pretendemos que el lector descubra al verdadero Casanova, el viajero literato, recorrió más de 65000 kilómetros- primer y único bohemio que merece tal nombre y honor.
Por eso resulta denigrante ver como la postmodernidad trata con mediocridad su figura. El último ejemplo es la película Casanova de Lasse Hallström (2005), un filme ignorante donde nuestro protagonista persigue en Venecia su última oportunidad de encontrar el amor verdadero, argumento ridículo para quien sepa algo de las peripecias del autor del Isocameron, algo que no sucede con los libros de los húngaros Miklos Szentkuthy ( A propósito de Casanova, Siruela, 2006) y Sandor Marai ( La amante de Bolzano, Salamandra, 2003), si bien este último prosigue con la eterna visión del hombre seductor y su obsesión femenina.
Para criticarlo, sus detractores han llegado a argumentar que leer las obras del caballero de Seingalt es incurrir en el error de creer a un embaucador profesional, un ser nefando lleno de astucia para manipular la verdad. Puedo decir que he leído su Fuga de los plomos (Alianza editorial, 2003) y La histoire de ma vie (Robert Laffont, 1993) y en estas páginas veo sinceridad y peripecias de un hombre que vivió acorde con su tiempo pese a retratarlo con una inteligencia superior, propia de un hombre del siglo XX; sus descripciones y sus pensamientos se tiñen constantemente de fina ironía y tienen la precisión del fotógrafo. Lo más preocupante es que nos escandalicemos con su libertinaje, típico de una época de máscaras donde el supuesto gran farsante se encargó desde su último retiro- en Dux, Bohemia, como bibliotecario del Conde de Waldstein- de mostrar cual había sido la realidad de un período que acaba con su muerte, pues justo un año después la Serenísima pierde su libertad y Napoleón Bonaparte accede al poder en Francia.
Época que gustamos mencionar como de luces y sombras. Giacomo vivió ambas facetas y se convirtió- como bien observa Ettore Scola en La noche de Varennes (1982)- en defensor de un mosaico decadente que se regeneraba mediante nuevas teselas que no hacían sino, bendita razón la de Marx y Lampedusa, repetir, valga la redundancia, lo repetido con otros ropajes y nuevas terminologías. Casanova fue fiel a sus ideas y nunca cejó en su empeño de descubrir nuevos confines. La conquista femenina no era una excusa masturbatoria compartida como sucede con el mito hispano del Don Juan. El veneciano daba y recibía placer, quería el todo y lo consideraba desde la variedad, por eso se puede llegar a considerar que sus aventuras sexuales fueron un complemento de su camino errante, como el famoso judío de la leyenda, hacia una absorción completa del espacio.
¿Quién puede dudar de sus ansías de conocimiento? Su obsesión por lo paranormal y la alquimia nace con su primer recuerdo, a los ocho años de edad después de una milagrosa curación. Ese elemento mental del pasado es quizá su única lacra, aunque pensándolo bien me gustaría saber cuanta gente de hoy en día no recurre a curanderos y bichos raros para saber más de cualquier cosa. Casanova sufrió condenas por su afición y ellas forjaron parte de su fama; como claro ejemplo tenemos su fuga de la inexpugnable prisión de los plomos en 1755, parte de su mito, aún hay personas que creen que Casanova es un simple personaje literario, hecho que significó la primera despedida forzosa de su ciudad natal, que nunca le acogió con agrado entre sus muros. Nadie es profeta en su tierra, tendríamos que grabarnos la frase para expandir nuestras miras y avanzar hacia un estado superior al que nos brinda la primera bocanada de vida. Casanova llegó a muchas y variadas cortes europeas y siempre estuvo a la altura, pasó de Constantinopla a Londres sin parpadear, pero con la duda incrustada como buen observador racional, e hizo carrera a partir del análisis de los caracteres humanos. ¿Reprochable? Hasta cierto punto. Su cinismo no era de color falocrático- quizá uno de los grandes errores de Federico Fellini, quien odiaba cordialmente al veneciano- sino de una textura más delicada e inteligente, como por otra parte demuestran sus encuentros con personajes del raigambre de Voltaire y Mozart, con quien colaboró en la celebérrima opera Don Giovanni.
Casanova es el exceso humano. El antiguo aspirante a una carrera eclesiástica fue la pluralidad personificada. Fue médico, matemático, violinista, novelista, historiador, poeta, traductor y sobretodo un hombre de cultura anómalo que no escondía su sabiduría bajo el habitual manto de seriedad que se supone han de tener los intelectuales. Su compromiso era con la vida, la propia y la ajena. Sólo un seguidor del conócete a ti mismo del Oráculo de Delfos puede llegar a exprimir así el contacto con la tierra, porque al saber tanto de su persona se convirtió en el más grande conocedorr del alma humana de su tiempo, algo que cuando sucede escandaliza y atemoriza a partes iguales.
En España seguimos siendo profundamente ignorantes de su importancia. En Barcelona, en los años iniciales de la pesadilla franquista, usaron su nombre para salvar la calle Casanova, dedicada al conseller en cap de 1714, de la quema de nomenclaturas del nuevo régimen. El hombre que arguyó tal excusa para salvar un pedacito de historia catalana debió ser la excepción que confirma la regla. Somos uno de los pocos países de Europa que aún no ha traducido las memorias del autoproclamado Señor de Seingalt. En 2006 hemos dado los primeros pasos con la aparición en las librerías de Memorias de España (Espasa), donde se recogen las vivencias de nuestro protagonista en tiempos de Carlos III. Casanova vio una España provinciana sin luz. Su periplo por tierras ibéricas finalizó en una cárcel barcelonesa y nunca más volvió a pisar la Península Ibérica. Ahora repite visita y esperemos que se quede, quizá su riqueza vital y su devoción por la diversidad eviten que caigamos en el marasmo del lento pero implacable progreso hacia el pensamiento único.

Artículo escrito el 22 de abril de 2006

www.calidoscopio.net/2006/05Mayo/Letras03.html

lunes, 2 de noviembre de 2009

Martes 3: El crimen del Maremagnum en Radio Barcelona-Cadena SER


La semana pasada os anuncié el debut de mi colaboración en la Hora L de Radio Barcelona-Cadena SER. Todo fue de maravilla con el Crimen de Carmen Broto. La segunda entrega viajará casi hasta nuestros dias.Hablaremos del crimen del Maremagnum, acaecido el sábado 27 de enero de 2002 cuando James Anglada, portero de discoteca, terminó con la vida de Wilson Pacheco.

Para quien desee saber más del caso antes del programa nunca está de más releer mi crónica sobre el mismo aparecida el pasado mes de enero en Bcn Week: http://corominasijulian.blogspot.com/2009/01/matar-en-barcelonabcn-week-71.html

La emisión empieza después de las noticias de la una del mediodia, para sintonizarla id al 96.9 FM o al 666 de la AM

domingo, 1 de noviembre de 2009

Homenaje a Pier Paolo Pasolini





El texto que sigue a continuación fue publicado en julio de 2006 en Pasolini.net después de mi visita al Idroscalo de Ostia, lugar donde encontró la muerte Pier Paolo Pasolini una noche de hace 34 años. Lo publico en el blog porque el recuerdo del poeta es imperecedero y su obra me dio y sigue dándome mucho.

Link original:
http://www.pasolini.net/contr_ago06_corominas.htm



Silencio congelado con viento metafísico:
el Idroscalo de Ostia
de Jordi Corominas i Julián


In nome della scandalosa forza rivoluzionaria del passato.
(Pier Paolo Pasolini )


Deseaba desde mi llegada a Roma visitar el Idroscalo y rendir homenaje a Pier Paolo Pasolini. Llevaba tres semanas en la Ciudad Eterna y era consciente que sólo podría realizar la visita en fin de semana, sin los agobios del ir y venir para cumplir con mis compromisos.

Elegí el sábado 15 de julio. Mientras iba hacia la estación pensaba en cómo había cambiado mi relación con el espacio capitolino. Siete años antes, cuando era un estudiante de veinte años, paseaba y buscaba la ruina, como si lo contemporáneo no existiera. Era un sabio ignorante. Conocía muchas cosas pero no daba valor a los nombres de las calles, pequeñas piezas de un puzzle lleno de vivencias trascendentales en el marasmo de la cotidianidad.

El cine y la literatura alteraron el orden. En 1999 buscaba foros imperiales. En 2006 caminaba y prefería toparme, así sin esperarlo, con la Vía di Panico o ir al Pigneto, algo impensable tiempo atrás. Mi yo cambiado por el interés hacia otras obras humanas. Los poetas de la modernidad habían desbancado al mármol de poder antiguo.

Y ese viaje a Ostia también era consecuencia de la metamorfosis. Cogí el tren y noté la extraña sensación de tiempo inmóvil. El vagón, donde era imposible sentarse ante la aglomeración de voluntad playera, seguía siendo un vestido arcaico de transporte, recordándome Una domenica d’agosto de Luciano Emmer. Sillas de madera, ínfimo espacio y personas exaltadas ante la cercanía del mar. Los adolescentes chillaban y yo, impaciente, sólo quería bajarme para investigar, pues pese a las pesquisas realizadas en internet no tenía ni idea de cómo llegar al Idroscalo. La red hablaba de un autobús directo, pero ello me parecía demasiado práctico, demasiado fácil ante la importancia del lugar.

Cuando me bajé en Ostia Centro fui a la estación de autobuses. Subí a uno que llevaba a la Vía del Idroscalo y esperé paciente a que la máquina me transportara. Bajé dos paradas antes, sentí el bullicio de los veraneantes y de repente encontré el silencio en medio de bloques de pisos rodeados de campos yermos con hierba quemada y una carretera en línea recta, infinita.


Me encontraba cerca de mi objetivo. Quedaban unos quinientos metros que se hicieron eternos. Las rejas y la hierba, el desierto urbano y unos pocos coches que rompían la quietud eran mi única compañía. Todo era cada vez más pasoliniano. Miraba a izquierda y derecha y fotografiaba esperando el momento de llegar al Idroscalo.

Me movía a ciegas. Treinta años después de la muerte del poeta no hay carteles que indiquen donde se encuentra el lugar donde alguien puso punto y final a su existencia. El horizonte no indicaba nada. El mar, punto inútil de referencia, no aparecía. Veía una lejana torre, zapatos esparcidos, calcetines en las rejas, botellas rotas y se me agolpaban recuerdos no vividos, memoria fílmica.

Puede parecer que exagere, pero durante aquellos instantes en mi mente sonó Bach, apareció Franco Citti en Accattone y Ostia e intenté imaginar al Alfa Romeo recorriendo ese asfalto de preludio homicida. Cerca de una curva, la única en esa locura, atisbé una abertura en la reja y leí, al lado de un pútrido palo, Parco dedicato alla memoria di Pier Paolo Pasolini. Había llegado y lo que contemplaba se parecía sólo parcialmente al falso recuerdo de vídeos, lecturas, voces y pensamientos sobre lo acaecido aquella lejana noche del dos de noviembre de 1975.

Me imaginaba el espacio más amplio, sin límites. Tampoco esperaba encontrar ninguna maravilla por arte y gracia del municipio. Es bien sabido que el homenaje a los poetas en este tiempo de videoclip es algo testimonial, se hace por conveniencia, no por sentimiento, como si edificar lugares para el recuerdo cultural fuera una operación de falso prestigio destinado a acallar voces de la verdadera nostalgia, cuando hablar era importante y podía tener consecuencias importantes que evitaran la actual homologación. El Idroscalo y el principio del silencio, viaje hacia la igualdad interesada de control a partir de una muerte, y aquí el adjetivo no es ornamento, trágica para todos y cada uno de nosotros.


Mis primeros y estupefactos pasos se dirigieron al triste monumento. Pese a las fotografías sigo sin saber que representa la estatua. El camino previo, que antes era pasto de ovejas y campo de fútbol para los jóvenes de la zona, parece un modesto Ara Pacis de la modernidad, con versos del poeta de Casarsa y placas, ocultas entre hierbajos, con todos los títulos de sus obras. Algunos bancos parecen querer cumplir la función, al menos así reza el cartel del ingreso, de parque. ¿Un parque? Los nombres son importantes. Pasolini murió en el Idroscalo, no en un parque, lugar que suele inspirar tranquilidad, juego y reposo, no muerte. Para recordar el pasado conviene hablar alto y claro. ¿No sería mejor denominar el lugar Idroscalo di Ostia, dedicato alla memoria di Pier Paolo Pasolini?

La remodelación que el lugar ha sufrido muestra un interés, reclamado por personas y entidades, por conferir un mínimo de dignidad a un puesto clave de la memoria histórica reciente, no sólo italiana, sino mundial. Paseando por el centro histórico de Roma me he encontrado en más de una ocasión en Via Caetani, y debo decir que me parece más digna la placa en homenaje a Aldo Moro que toda la nueva estructura del Idroscalo. La idea de parque, y los versos del poeta en piedras, como si siguiéramos un camino a lo Mago de Oz, tiene un punto demasiado posmoderno, casi, permítanme ser redundante, de parque temático de rebajas, y no lo pienso por visitar el lugar en pleno mes de julio.

¿La solución? No soy yo, como tampoco ustedes, quien tiene que proponerla. Hemos dado un paso adelante adecentando el lugar, cierto, pero el camino para lograr una imposible perfección aún es largo. Se han de eliminar muchas leyendas, muchas mentiras, muchos tópicos para que el poeta, algo similar ocurre en España con el lugar en que fue asesinado Federico García Lorca, tenga una verdadera y digna dimensión en sentido histórico, para el recuerdo, para que su obra sirva y su muerte no sea una excusa más para montar burdos programas televisivos y homenajes de veinticuatro horas.



Sin embargo, el sitio tiene algo que supera lo institucional. Lo tiene porque el que escribe al pisar esa tierra se conmovió, pensó y necesitó sentarse para meditar, para sentir que sí, en ese sitio se había ido un alma fundamental asesinada con violencia, única forma de matar la sinceridad del que no oculta la necesidad de clamar por un mundo sin máscaras.

Me senté, fumé un cigarrillo, observé el entorno y noté, pese a ser escritor reconozco que es muy difícil explicarlo, una extraña sensación. Cuando falleció Pasolini no había nacido. Hace cuatro años apenas sabía quien era. Ahora él me da cosas cada día, aprendo, comparto y analizo, y quizá por eso estar ahí, cerca de su último suspiro, me hacía sentir un aire tenso que el silencio acrecentaba. Pensaba y permanecía con la mente en blanco como consecuencia de la intensidad de lo vivido, ¿qué era?, en ese reducido rincón del planeta.


Permanecí más de media hora en el Idroscalo, sólo. Algunos conductores me miraban sentado en el banco sin entender qué demonios hacía. ¿Problemas de señalización? Me decanto por una ignorancia consentida por los que pueden imponer conocimientos útiles.

Ya en Roma hablé de mi experiencia con una persona que ama la obra y la persona de Pier Paolo Pasolini y me noté más relajado.


Pasados los días creo que el mejor homenaje que puedo rendir al recuerdo del poeta son las imágenes que ilustran este texto, más que nada porque con ellas todos y cada uno de nosotros podremos reflexionar e intentar recordar al poeta con la que fue su último caudal expresivo. Imágenes que incitan al pensamiento, mutismo fotográfico, que, quizá, hable sin que le pidamos palabras.



Fotos: Jordi Corominas i Julián

jueves, 29 de octubre de 2009

Looproject Halloween, 31 de octubre en La Cova de les Cultures



El 19 de septiembre inauguramos nuestro proyecto de festival experimental Looproject,una apuesta por grupos emergentes que no siguen los cánones habituales en música y poesia. Quedamos contentos con el debut, pero mejorar es avanzar y crecer y por eso os presentamos un extraordinario cartel para Halloween en La Cova de les Cultures.


El evento se dividirá en tres partes; en la primera, a partir de las siete de la tarde, Chenaski Dj pinchará mientras disfrutamos de un aperitivo entre vinos y otras delicias preparadas por los chicos de la cova. Cuando el intrépido súbdito de her majesty terminé con su labor en los platos iniciaremos los conciertos con tres grupos de aupa.

1) Sexy Beer: f you don’t live in Barcelona, you probably don’t know about Sexy Beer, as in, Sexy Beer, the band. If you’ve been to Barcelona and spent some time drinking in the streets, you may know about “sexy beer”, as in the words the people who sell beer in the streets use to sell you beer (along with “cerveza beer”, “sexy beer, my dear”, and “esta muy fría”). It’s quite Barcelona, and us here tend to love it. In naming the“skiffle” band formed with Ben Paddick (guitar), Anna Morley (vibraphone, violin, melodica, harmonica), and Nathan Moomaw (ukelele, saw, voice), we turned to the purveyors of convenience who happily provide beer to the thirsty masses that inhabit the hot streets at all hours of the night.

2) El ataud del contorsionista: El Ataúd Del Contorsionista es el proyecto en solitario de Alberto Arellano, músico , realizador y diseñador.

La idea base del proyecto era concretar unas canciones que venian desde lo mas lejano de uno mismo mediante instrumentos y ambientes analógicos.

Recurrir a elementos acústicos como guitarras , metalofonos, violoncellos y percusiones.

Alberto Arellano toca la guitarra acústica, canta y escribe los textos hoja de ruta de las canciones.

En el proyecto colaboran Frank Rudow (Ex-Manta Ray ) que aporta la experiencia tras muchos años sobre los escenarios mas independientes de Europa asi como

su gusto por la sencillez y al mismo tiempo tiempo arriesgadas percusiones y baterias.


Pau de nut incluye las cuerdas tocando el Cello en casi todas las canciones.

El primer disco de esta formación ( Obstáculo uno ) esta en fase de mezcla y pronto vera la luz.

La grabación y mezcla del Albúm esta a cargo de Frank Rudow.

Diez Canciones que espero que no pasen indiferentes a los oidos de la sensibilidad.

3) Loopoesia:

Formación:

.- Dirección artística i poesía: Jordi Corominas i Julián

.- Dirección artística y música: Neill Higgins

.- Poesía automática, armonías y performance: Jean Martin du Bruit

.- Mezclas musicales, armonías y performance: Anónimo toledano

.- Bailarina del interludio: Bettina Diamond

Explicación y partes del proyecto: Loopoesia nace a partir de una idea de Jordi Corominas i Julián, empeñado en musicalizar sus suites poéticas, composiciones enlazadas que se prestaban a ser acompañadas de melodía. Corominas se puso en contacto con Neill Higgins y ambos se pusieron manos a la obra para grabar los poemas y encajarlos con la composición musical. En el escenario vemos un hombre enmascarado con un traje sesentero y un tigre encorbatado vestido de negro. Les acompañan imágenes icónicas de varios personajes y dos piernas, una de ellas con un tridente. En sus primeros shows mostraron solamente la que ahora es la última parte del espectáculo. Su duración es de 40 minutos y se divide en tres partes. En la primera de ellas, la balada del delineante ( http://www.calidoscopio.net/2009/03Marzo/Letras21.html) empieza el espectáculo y los dos performers armonizan, mientras el anónimo mezcla la música con las poesías y Jean Martin du Bruit escribe poesía automática en un bloc; finalizado este trecho se inicia el interludio, donde prosiguen las constantes del show junto al baile de Bettina Diamond, artífice del delirio compositivo con riffs de guitarra, música psicodélica, Jean Martin cantando, sinfonías,etc…la tocata y fuga de Bach sirve de pistoletazo de salida para las Nocheviejas del Patriarca (http://www.calidoscopio.net/2008/06Julio-Agosto/Cine11.html), final donde se intensifican las imprecaciones a Carmen (la poesía) e Isabel la Católica y se decapita a la desagradable muñeca fascista que acompaña a los héroes loopoéticos.


La tercera parte será cuando suenen las campanas de medianoche en forma de Ipod party. ¿Qué es? Muy simple, habrá un Ipod y la gente que quiera pinchar podrá hacerlo durante diez minutos hasta las tres de la madrugada.


Lugar del evento: La Cova de les Cultures

Carrer de l'Angel 12 (Metro Fontana)

A partir de las 19 horas


No socios: 7 euros

Socios: 4 euros


Loopoesia es amor