martes, 3 de enero de 2012

Ante el tarifazo del transporte público de Barcelona: El ejemplo de 1951


Este post es un poco diferente a los que suelen llenar el blog, pero creo que no está de más proponer ideas lógicas ante las burradas que nos imponen desde arriba, como si nosotros fuéramos los absolutos culpables de la crisis.

El Ayuntamiento de Barcelona ha subido las tarifas del transporte público. El billete sencillo pasa de 1,45 a 2 euros, la T-10, usada por gran parte de los usuarios, sube un euro hasta alcanzar los 9,25.

Por eso no está de más recordar el ejemplo de nuestros abuelos. En 1951 la ciudad sufría condiciones paupérrimas. La larga posguerra limitaba las horas de iluminación artificial y el racionamiento seguía vigente. La puntilla fue aumentar las tarifas del tranvía hasta unos topes humillantes, porque el aumento se aplicó para Barcelona, que desde ese instante, o eso suponían los mandamases, pagaría mucho más que Madrid.

Era una época sin internet, pero aún así la gente usó métodos de toda la vida. De repente, empezaron a circular octavillas incitando a no coger el transporte público e IR ANDANDO AL TRABAJO. La Universidad se alborotó. La huelga pacífica se fijó para el primero de marzo y duró varios días con un éxito rotundo. La siguieron más del 95% de los usuarios, e incluso en domingo, jornada lluviosa y con partido del Barça de por medio, tuvo más trascendencia. De los quinientos mil billetes diarios se vendieron quinientos.

Nos quejamos mucho, sí, y es justo que así sea. ¿Por qué no nos sacudimos el sopor y emulamos a nuestros antepasados? Todo es despertarse antes y pasear para llegar a nuestras obligaciones. Mi mensaje es una idea que espero sea secundada y cree una cadena, pues entre todos tenemos la capacidad de frenar la barbaridad económica a la que nos somete el Ayuntamiento. Caminar, ahorrarse el billete y seguir con nuestras normales actividades. Si nos colamos les damos razones para meter más mierda contra el ciudadano.

NO COJAS EL METRO, CAMINA Y SIGUE CON LA NORMALIDAD.


Pero para que la idea sea válida merece una fecha de inicio.


El gesto de 1951 tuvo consecuencias políticas. Dimitió el alcalde y dos semanas después una Huelga General, la primera del franquismo, sacudió los cimientos de la ciudad. Si ellos pudieron nosotros también.

O eso espero

Los héroes de 1951 consiguieron su objetivo. Las tarifas volvieron a su precio anterior.

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