domingo, 11 de octubre de 2009

Entrevista en Literaturas.com sobre Matar en Barcelona


Jordi Corominas i Julián
«El único harakiri en el que creo (...) es el del riesgo de proponer libros que subviertan lo común y creen un impacto en el lector, obras que de uno u otro modo sirvan para abrir camino y renovar el panorama»


Claudia Apablaza

Ana S. Pareja y Jordi Corominas i Julián (eds.), Matar en Barcelona
Alpha Decay, 2009


Nadie muere en Barcelona
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¿Cómo se originó la idea de hacer esta antología

A mediados de los años cincuenta el escritor Dino Buzzati siguió los casos criminales más importantes de Italia. Escribía para periódicos y dio a sus artículos cualidades literarias que nunca observé en los periódicos españoles. Así fue como decidí, en la revista mensual Bcn week, crear la sección Matar en Barcelona, donde aún hoy en día escribo sobre los crímenes históricos de la Ciudad Condal con un estilo que quiere apartarse de la típica nota de agencia e ir más allá. En febrero de 2009, contacté con Ana S. Pareja, editora de Odio Barcelona, para proponerle la idea de hacer una antología juntos, un proyecto plural que incluyera música, fotografía, vídeo, cómic y otras expresiones artísticas. Finalmente, decidimos centrarnos en la parte puramente literaria y así nació Matar en Barcelona.
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¿Cuál es el criterio de selección de los convocados a este festín?

El principal criterio fue seleccionar a un grupo de autores no avezados en el género negro. El segundo punto que tuvimos en consideración fue la edad de los narradores; siguiendo la tónica iniciada en Odio Barcelona procuramos seleccionar escritores que no superaran la barrera de los cuarenta, si bien en el libro hay notables excepciones como Sabino Méndez y Raúl Argemí, que elegimos por distintos motivos; desde mi punto de vista el texto de Sabino es uno de los más interesantes de la antología. Sabíamos que era necesario tener una amplia nómina de narradores barceloneses, pero nos atraía contar con autores de otros orígenes que dieran su particular visión de crímenes que han sucedido en una ciudad que no es la suya, como ocurre en el caso de Elena Medel o Manuel Vilas.
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¿Cuál era la premisa ideal con la que comenzaron y han logrado los cuentistas las expectativas que tenían ustedes como editores?

La premisa era que los relatos tuviesen calidad literaria y ofrecieran una perspectiva anómala de crímenes barceloneses, algunos históricos, otros recientes y menos conocidos. Lo fácil hubiese sido optar por escritores consagrados del género, pero decidimos arriesgar y dejar que los escritores se sorprendieran y nos sorprendieran con sus textos. La mayoría de lectores del género están acostumbrados a un tipo de trama donde la historia evoluciona y termina en la resolución del crimen. Matar en Barcelona se desmarca de estos cánones, es un libro muy ambicioso y que ofrece ópticas muy distintas de las que nos tienen acostumbrados los autores de novela negra.
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¿Hay alguna crítica editorial hacia esta sociedad o ciudad tan plástica en que pareciera que todos son felices y nadie muere en Barcelona?

Matar en Barcelona es la segunda entrega de una trilogía centrada en aspectos poco o nada publicitados de la Ciudad Condal. Nuestra idea tenía que ver con crear nuevos mapas urbanos, ofrecer una imagen que no se corresponde con la visión oficial que se promueve desde las instituciones. Se trata de tejer cartografías inéditas que en parte también determinan el latir de Barcelona. Y sí, se mata mucho en Barcelona.
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Y si es que la hay, ¿creen que los autores representan en sus textos, o ellos mismos como autores o en sus respectivos proyectos literarios, esa crítica furiosa?

Javier Calvo destaca por su trayectoria, que le sitúa entre las voces renovadoras de nuestra literatura, y lo mismo sucede con Manuel Vilas, subversivo, ácido y experimentador. La nómina de autores es muy variopinta y de esa variedad se desprende que con esta antología no hemos querido ceñirnos exclusivamente a la crítica de la ciudad, creo que por encima de todo prima nuestro intento de alcanzar matices literarios diferentes en el género negro, mas que la idea de avasallar con la crítica. La auténtica subversión del libro estriba en haber alcanzado el objetivo de mostrar lo criminal desde otros matices, romper el tópico es lo que confiere el verdadero cariz crítico a la antología.
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¿A qué atribuyen que si el eje del libro es el crimen y matar, ninguno de los autores se refiera a la importancia de la muerte o que ahonde directamente en ella?

En el género negro hay estereotipos narrativos que en Matar en Barcelona se rompen desde una doble vertiente. En primer lugar el relato aporta más flexibilidad a la hora de hilar la trama, permite que los narradores jueguen, algo que consiguen en grado superlativo al no estar familiarizados con los temas del género negro. Eso determina un enfoque distinto que aporta una riqueza particular, pues la mayoría han preferido centrarse en aspectos menos visibles del crimen. Uno de los autores se ha centrado en la infancia de la asesina, por ejemplo. La renovación literaria pasa en parte por quebrar esa ortodoxia.
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Me parece que la mayoría de los cuentos queda en el nivel del relato por encargo acerca de matar, menos los de Vilas, Calvo, Wiener, Medel y Darío Hernando, que se aproximan a lo que uno se imagina que es esa “pasión” por la literatura. Se suele decir que ese es uno de los riesgos de estas antologías por un lado, pero por el otro, que en el ejercicio de editor-antologador que encarga textos también hay un interesante descubrimiento o cierta necesidad de descubrir y mostrar nuevas voces significativas. ¿Fue así para ustedes?

Sin duda descubrimos nuevas voces y nos encantó comprobar cómo se desenvolvían los narradores en aguas desconocidas. Mencionas a Darío Hernando, debutante con su extraordinario relato sobre el caso de la maleta, una historia verdaderamente truculenta a la que ha dado giros logrados y con óptima textura literaria. La misma Gabriela Wiener ha dado en el clavo con su relato sobre porque lo ha enfocado desde ópticas literarias que quizá muchos no esperaban de ella por su dedicación a la crónica testimonial en sus libros anteriores. Quisiera destacar el tratamiento que Elena Medel a su relato, con sutileza poética y una visión realmente original que también encontramos en los relatos de Francesc Serés, otro novato en el género, Llucia Ramis, Mara Faye Lethem o Sabino Méndez, sin olvidar a Antonio Luque, quien debuta en la literatura con su texto para nuestra antología. Otros autores, como es el caso de Sebastià Jovani o Raúl Argemí, tenían más experiencia en el género, pero aún así han solventado con acierto el reto eligiendo crímenes ilustres.
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¿No creen que pensando en el estado de la cultura y la literatura es mejor como editor y/o autor hacerse un Harakiri o todavía creen en ella?

El único harakiri en el que creo, y seguro que Ana coincide conmigo, es el del riesgo de proponer libros que subviertan lo común y creen un impacto en el lector, obras que de uno u otro modo sirvan para abrir camino y renovar el panorama.
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¿Qué expectativas tienen ahora con este libro puesto en el mercado? ¿Cómo imaginan al lector de este libro?

Imaginamos que el libro puede resultar interesante para un amplio abanico de lectores de todas las edades. Como ya hemos mencionado, la novela negra atrae, interesa y el auge del género se puede constatar en determinados best-sellers que salvan la vida a librerías de media España. Nosotros no nos enmarcamos en esta línea.
Matar en Barcelona es sencillamente un buen libro de ficción bastante arriesgado. Esperamos que muchos lectores se atrevan con él.


Foto: Chus Sánchez

1 comentario:

Gemma. dijo...

Espero que la presentació anés bé! (ja m'han dit que massa alcohol..hahaha) veig que m'has agregat al facebook. He buscat el teu blog i me'l guardo. Petons, Gemma.

pd: sóc la casi quinzeañera que va arribar tard, alumna del Sergi.