domingo, 10 de abril de 2011

Veinte puntos para la reflexión en Panfleto Calidoscopio


Veinte puntos para la reflexión, Por Jordi Corominas i Julian

No estoy particularmente inspirado. Intento redactar un texto canónico, con sus usuales párrafos, y tropiezo en el fracaso. Estoy cansado. Es domingo y quiero dormir. Sin embargo, pese a todo, creo querer exponer veinte puntos en los que el dinero ejerce un rol preponderante, motor del mal y la vergüenza de no reaccionar. Nos toman demasiado el pelo. No soy sociólogo, pero pienso, y quizá eso sirva, eso y la rabia, para justificar los veinte puntos que siguen a esta introducción.

I


En marzo de 1996 el Partido Popular ganó las elecciones. Su llegada al poder sirvió para beneficiar a bancos y empresas. Llegaron muchos inmigrantes, nuevos esclavos que abarataban la mano de obra y permitieron un boom inmobiliario sin precedentes que demostró la estupidez patria. A finales de siglo me concedieron una beca Erasmus y viví en Roma justo cuando cambiaban las coordenadas. Volví a casa y la calle estaba plagada de extranjeros que daban al tejido urbano una riqueza inaudita, melting pot que el desarrollo de los acontecimientos ensalzaría, al menos en mi caso, como valor fundamental para crecer y expandirse. La tele emitía Gran Hermano y Yola Berrocal copaba la programación en verano desbancando a toreros y folclóricas. Pensé en volver a Italia.

II

Donde vivieron un proceso parecido entre 1950 y 1962. Se puede analizar detenidamente en las películas de esa época dorada para el celuloide transalpino. Los pobres querían dejar sus atuendos laborales porque vestir traje y corbata indicaba una condición social que al final del período contrastaba con la multitud de pisos vacíos que inundaban la periferia. Pier Paolo Pasolini mostró los efectos del pelotazo, un tercer mundo dentro del primero que padecía sin Dios y robaba por el mero afán de sobrevivir al tener vetada la puerta del paraíso, reservada al crédito que propiciaba la falsedad de una clase media para nada consolidada. Si trasladamos los minutos finales de L'eclisse de Michelangelo Antonioni a 2011 veremos que el director ferrarés daba en el clavo. Silencio, seguridad, miedo. El bienestar era una luz amenazante, eternamente encendida hasta el desgaste.

III

Palabra que indica vejez y agotamiento. En el mismo largometraje Alain Delon se preocupa más por la suerte de su coche que del ladron muerto que lo robó. No importa la vida humana, prima el beneficio y la posesión. En 2004 el PSOE ganó las elecciones y un día antes la gente salió a la calle espontáneamente para protestar, hastiada por tanta mentira. No sabíamos la poca trascendencia de nuestro voto porque ignorábamos que las riendas ya no las llevaba el Estado. La muerte de la ideología no preocupaba. Lo más chocante es que no entendimos que se acercaba la crisis porque toda burbuja estalla tarde o temprano.

IV

¡Boom! ¿Quiere hipotecarse? ¿Qué documentación presenta? ¿El DNI? Claro, paga x Euros al mes y la casa es suya. Una ganga. Podría invitar a sus amigos y pasar el verano al lado del mar. El cinismo se imponía con ricos créditos concedidos con soberana alegría. Nadie asociaba la constante inflación del metro cuadrado con futuros desastres. Lo sólido era falaz, la cultura se atomizaba con productos prefabricados y los jóvenes malvivían con sueldos de cuatro perras flacas y la ilusión cortada por no acceder a los puestos que sus estudios académicos prometían. En Roma, durante una procesión religiosa, unas viejas se quejaban del Euro, que todo había encarecido. Les dije que no se preocuparan, que Europa, la unión, era un bien que repercutiría positivamente en nuestras vidas. Ingenuo.

V

Al menos no me hipotequé. Trabajé de profesor en un centro cultural, me exigieron ser autónomo y caí en la trampa. Desde entonces pagó más de doscientos cincuenta euros al mes porque me aseguran que quizá cuando me jubile pueda cobrar una pensión que premie el esfuerzo realizado durante casi cuatro decenios. A lo largo del último lustro, pese a la que cae, mi colectivo no ha avanzado un ápice porque la alianza entre Mercado y Estado prefiere que los empleados estén bajo el control de una empresa, pues así es más sencillo apretar las tuercas e impedir la queja del rebaño, sedado en España desde Franco.

VI

¿Cuál es el motivo de meter al innombrable en este texto? Él propició el deseo de ser propietario y ejerció una represión tan bestia que aquí nadie se atreve a alzar un dedo. Su mundo tenía una configuración estable que perpetuó la democracia, la reforma política, en todos y cada uno de los estamentos sociales. ¿Y qué pinta aquí la literatura? En 2006 me contrataron, gratis, en una tele local para hacer crítica literaria. Lo bueno era la absoluta libertad para elegir a mis entrevistados. El orden de prestigio dependía de una trayectoria progresiva. Vila- Matas era mi ídolo. Hace poco una chica me preguntó si me sentía intimidado con su presencia. Mi respuesta fue negativa con un matiz adicional. El autor del Mal de Montano me impresionó, pero su humanidad hizo inevitable la empatía, que en cierto sentido es ausencia de miedo.

VII


Terror que poco a poco fue cundiendo en una generación muy preparada aunque sin recursos económicos para salir a flote, algo agravado si quieres dedicarte a la literatura. ¿Seguro? A finales de la década el panorama se agitó con la eclosión de un nuevo grupo de narradores que, salvo honrosas excepciones entre las que incluyo al supuesto fundador del movimiento, privilegiaban la imagen al contenido. Afirmaban ser la punta de lanza de un fenómeno vanguardista que enterraría lo vetusto de las letras hispánicas. Sus premisas bebían de lo anglosajón, algo nada sorprendente si se compara su actitud con la del resto de las actividades del país, donde el complejo y el pavor a los cuarenta años de atraso se asemejan en demasía a los de otras tierras que quisieron renunciar a su identidad creyendo que con la adopción de americanismos podrían tocar la tan ansiada modernidad.

VIII


Y eso, permítanme ser claro, es una soberana estupidez. La realidad literaria se asemeja en ciertos puntos a la social. En una entrevista reciente Elvira Lindo me comentó que era absurdo adoptar en España un realismo a la americana porque el contexto no es el mismo. En 1956 el recientemente fallecido Dino Risi lo ejemplificaba con su habitual maestría en Poveri ma belli. Renato Salvatori y Mauricio Arena campaban por Piazza Navona con sus tejanos, pero no por eso dejaban de ser italianos. Mantenían su personalidad nacional. En 1977 su estereotipo de personaje ya no existía porque el centro de Roma era pasto del turismo y los antiguos barrios populares se desplazaron lejos del bullicio para no molestar a los que proporcionaban dólares frescos a las arcas de la ciudad.

IX

Hacía meses que no metía tanta Italia en un texto. Los damnificados de 1968, estudiantes y proletarios, reaccionaron al desdén de la administración con terrorismo. Los erradicados del sistema, los borgatari de Pasolini, decidieron que querían tocar su trozo del pastel y crearon mafias para controlar zonas oscuras como el juego, el crimen y la prostitución. En febrero de 2009 en Barcelona mataron a un empresario en plena calle, de un tiro en la cabeza. El asesino era un sicario. Hay otros criminales y están en todas partes.

X

¿Dónde? Siempre ha sido igual. Mucho para pocos, poco para muchos. No es el lema de los mosqueteros. Tiemblo con la invisibilidad de los cretinos. Hace dos semanas fui a una presentación. Nos juntamos varios escritores de treinta y pocos. Jugamos a explicar el estado de nuestras cuentas bancarias. Tres en números rojos. Dos con cien euros. Uno en paro, otros con cobros pendientes y la obvia frustración por no ingresar lo merecido. Todos ponemos nuestro empeño en versos, reseñas, relatos y novelas. Hay más prestigio que dinero. ¿Es así para el conjunto del mundillo?

XI

No. Lo que acaece más allá de los libros se traspasa a su esfera. Prima la apariencia y se denigra lo que mediante el tesón espera construir un edificio duradero. Cultura de hamburguesería. Rostros de dos semanas. Ropas fashion y el ideal de la diferencia para terminar siendo estiletes de la normalidad con gafas de pasta. Frivolidad por doquier. Bombazos que impactan sin aportar nada, páginas de dos telediarios, trepas de sobremesa y una sarta de ataques que hacen olvidar que la misión de quien abre el ordenador y quiere publicar es escribir, no criticar gratuitamente. Formas de imponerse en la desinformación por exceso de información.

XII

Otro factor trascendental son los falsos culpables. En política abunda el despiste para ocultar el delito. Cuatro millones trescientos mil parados. El cinismo sobresale y nadie abandona el barco. El laissez faire laissez passer cobra otra significado en la posmodernidad. Trajes valencianos, putas berlusconianas, dinero público que aumenta el déficit para favorecer a los que han provocado el hundimiento.

XIII

Que la mayoría ignora en cultura porque el esfuerzo realizado por separar lo institucional del underground es una de las constataciones de nuestra miseria. El Universo se ha separado en dos campos. El primero es estático y se perpetúa por gerontocracia y nimiedad aceptable. El segundo genera creaciones innovadoras que reciben desdén absoluto salvo en un núcleo que espera dar el salto desde la honestidad, sin caer en lo comercial que es la adaptación a los parámetros que son aceptados por los mandamases, felices por propugnar un control que en la calle, para maquillarlo, adopta léxico cívico.

XIV

Hace poco había mileuristas. Ahora se cobra menos, y ello conlleva dificultad en pagar vinos, viajar, independizarse y tener hijos. El civismo es la piedra que acentúa las barreras. Fraga dijo que la calle era suya. Sus herederos, y no sólo los de la gaviota, creyeron en su frase. Te multo por cualquier cosa, el ciudadano debe pagar los platos rotos. Lo más patético es cuando un agente te obliga a abandonar una plaza porque ya no son horas. Ágora. Foro. La ley es una metáfora de la represión tolerada. Las plazas que amo tienen cuatro esquinas abiertas que dan la bienvenida al transeúnte. Sus ángulos son invitaciones a la comunicación, finiquitada en Occidente porque es mejor primar el pensamiento único y vallar la libertad de expresión en lo privado que no duela ni afecte al colectivo.

XV


Está la red. ¿Brecha digital? Los chicos de los números rojos colaboran en un sinfín de revistas digitales. Sus reseñas suelen ser mejores y con elementos distintos a las que aparecen en los periódicos en papel, afectados por no poder actualizarse con la velocidad de la red, que cubre más y mejor el hiperbólico flujo de novedades literarias. Al mismo tiempo hay una distancia de perfil entre uno y otro medio. Internet se llena de jóvenes entusiastas que no ven un céntimo por sus aportaciones. Su sueño legítimo de cobrar por su trabajo se desvanece a medida que pasan los años y el inmovilismo, gerontocracia de ocupar un sillón y no soltarlo, continúa repartiendo azotes y truncando pandoras. Queda el consuelo de recibir libros gratis y una palmadita en la espalda. Muy bien, eres estupendo.

XVI

La red ha demostrado ser un buen vehículo para propiciar revueltas. En España su valor se cifra en chismorreos y el oprobio de anular la privacidad del individuo por el infinito número de frustraciones. La imbecilidad prospera. ¿Me importa dónde tomas el café a las seis de la tarde? ¿Me interesa saber tu último desliz amoroso? Picar el anzuelo y transformar un valor de acción en la pasividad de la inopia estéril.

XVII

Eso es lo que quieren. Están tan convencidos de su invulnerabilidad que hasta se arrojan el placer de imponer sin ofrecer remedio. Aplaudan la ley contra el tabaco. Sí, se aplica en toda la Unión Europea. ¿Y qué? Será buena, los pulmones lo agradecerán, los resfriados proliferarán y las terrazas se lucrarán hasta que llegue la hora del cierre y los chinopakis, benefactores del bolsillo, serán perseguidos por permitir un trago a precio de saldo y un bocadillo redentor. Creo que sólo reaccionaríamos si prohibieran el fútbol o el sexo. Quizá ni con esas.

XVII

Mi generación llena foros de Internet por la ley Sinde. ¡Dios mío! No bajarse series. Gran mal del Dos mil. No bajar a la vida es pésimo, caer en una frustración crónica es el acabóse. Tener amputaciones con el cuerpo entero y no ser remunerado como corresponde sí es trágico porque implica el desprecio al cerebro y al género humano.

XIX

En el mundo árabe los jóvenes se rebelan. Con Irak nos manifestamos. Dicen los periódicos que las revueltas obedecen a un factor demográfico. Son más, se sienten agraviados e invaden el asfalto y la arena para reclamar mejoras. La prensa alaba su acción hasta que dura demasiado y a otra cosa mariposa.

XX
Aquí la demografía es una pirámide desequilibrada con pocos nacimientos y mucho anciano. La estadística tranquiliza al jerifalte, le da garantías de no despertarse cualquier mañana con un susto de alborotadores. El enemigo es invisible. ¿Y qué? No debemos conformarnos con ser números de su agrado. ¿Actuamos?

4 comentarios:

ainhoa dijo...

increible, me ha encantado.

Jordi dijo...

que bien ainhoa, a ver cuando mapacheamos con unas birras,no?

Luis Vea dijo...

Para tener una noche espesa no has parado. Creo que da para mucho tu reflexión sobre la ruina moral de nuestro tiempo. Y no hablo de moral en sentido religioso. Probablemente todo ese enriquecimiento ficticio -ficticio porque sólo se lo han llevado cuatro mientras el resto se empobrecía- lo que sí ha dejado ha sido una mediocridad moral de la que será difícil deshacerse.
Abrazos

Jordi dijo...

santa razón que tienes Luis, hay que luchar.

Abrazotes