domingo, 29 de noviembre de 2009

La foto de Agustí Centelles y el pavimento


Hacía ya mucho que no colgaba uno de estos posts anecdóticos consistentes en hablar de mi ciudad natal. La noticia de la compra del Archivo Centelles por parte del gobierno español ha resucitado por una sola jornada, es el signo de los tiempos, la imagen que ilustra mi reflexión de hoy. La foto es histórica e inmortal. La desaparecida clase obrera inconformista luchando en las calles de Barcelona el 19 de julio de 1936. Caballos como barricadas, fusiles contra el fascismo en defensa de la añorada República...conozco la instántanea, la amo, pero nunca antes centré mi atención en un detalle cotidiano que piso siempre que salgo a la calle. Las baldosas del pavimento barcelonés en esas trágicas horas son las mismas que nuestros pies acarician o destrozan en 2009. Su símbolo, su silencio, es el testigo mudo de un cambio horrible. El telediario de la primera en su sección histórica recordaba la labor del infausto TOP, el tribunal de orden público franquista, y sus sentencias carcelarias por repartir panfletos. Tancredi sigue teniendo razón: hará cosa de un par de años dos jóvenes fueron multados por BCN, muy diferente a Barcelona, al colgar carteles. Los uniformes son sutiles herramientas de distracción. Las corbatas públicas son baches para el normal desarrollo de la libertad del ciudadano por mucho que el Ayuntamiento se venda con eficaces campañas publicitarias. Las baldosas observan. Y nosotros sufrimos la ley.

¡Visc(a) Barcelona!


Quien escribe agradecería, es domingo y pienso más en el Barça que en otra cosa, si alguien le proporciona la fecha exacta en que esas baldosas empezaron a cubrir el empedrado barcelonés.

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