jueves, 7 de julio de 2011

La vida secreta de Gala Dalí en Literaturas.com


La vida secreta / Diario inédito
Gala Dalí


Cada publicación relacionada con Salvador y Gala Dalí atrae la atención de propios y extraños. Es innegable que la pareja caló hondo en el imaginario colectivo. Un mundo tan controlado como el Occidental necesita de ingeniosos excéntricos para recordar que algunos tienen la suerte de dar rienda suelta a su delirio. El genio de Figueres fue un precursor del marketing contemporáneo. Imaginarlo en la era de las redes sociales es delicioso, pues seguramente agitaría aún más las conciencias. También es posible que no las necesitara porque su habilidad para captar a la concurrencia era única y excepcional.



Además de buen pintor, Dalí es considerado como un magnífico escritor, como demuestran varios de sus libros, entre los que destaca su vida secreta, maravilla de delirio y verdades como puños ocultas tras un surrealismo que quizá era más bien una tapadera para desenmascarar la realidad. Su mujer no le iba a la zaga en habilidades literarias, y para muestra el botón que nos ofrece Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores, un diario inédito con una crónica rusa y una breve historia de su estancia norteamericana en los años cuarenta, durante la Segunda Guerra Mundial.



El tópico reza que detrás de cada gran hombre se esconde una gran mujer. En el caso de Elena Dimitrievna su aura trasciende lo clásico y se instala en los parámetros de la excepcionalidad. Su mérito radicó en su adoración a Kairos, el dios griego del momento oportuno. De muy jovencito abandonó su país natal y topó con un aspirante a poeta en un sanatorio para tuberculosos. Paul Éluard fue su primera toma de contacto con la farándula creativa, y con él permaneció hasta ese flechazo veraniego de 1929 en el incomparable y peligroso marco de Cadaqués, cuando se fraguó una alianza amorosa y comercial destinada a transgredir por naturaleza.



Gala nunca se conformó con ser un mero adorno del éxito de su marido. Antes de ingresar esa vorágine fue la única mujer presente en el cuadro de Max Ernst que representaba a la flor y nata del surrealismo, y ello se debió a sus agudas dotes sexuales y a una inteligencia fuera de lo común. Desde una sombra visible ejercía su influencia y no dejaba ningún cabo suelto. Por lo que hemos podido comprobar también cultivaba inquietudes no exentas de talento.



La vida secreta-diario inédito no es un manuscrito para los que pretendan descubrir algo nuevo bajo el sol del mito. Bien es sabido que la musa del pintor nació en una familia burguesa de intelectuales que vivió en Moscú justo en los prolegómenos de la Revolución de Octubre. El relato de ese tiempo destaca por una veloz prosa con profundo lirismo, si bien no sabemos si la debemos a la pluma de tan insigne mujer o a la esmerada traducción de Ignacio Vidal-Folch, quien en el epílogo confiesa el enorme esfuerzo de su labor. El volumen se enrique estéticamente con la muestra de alguna de las cuartillas originales, difíciles de entender por la letra a mano redactada en francés, de ahí nuestra duda, lo que no es obstáculo para disfrutar de unas vivencias en las que predomina la descripción de la relación con sus hermanos contada desde la cotidianidad de la burguesía de otrora. El mayor quería brillar en las letras. El pequeño era malvado, un ser indisciplinado que disfrutaba quitando los ojos a las muñecas de la protagonista hasta que recibió la inolvidable reprimenda de ser atado y amenazado con unas tijeras cerca de sus pupilas para que no repitiera sus lamentables acciones.



En esta primera parte ya se intuye una mujer que mantiene lúcidos recuerdos de la atmósfera en la que creció. Los pájaros sin alas y la feria de la ciudad se desplazan al campo siberiano para transcurrir un verano irrepetible, casi mágico por la ingenuidad que destilan las páginas entre hallazgos campesinos, hilarantes explosiones, nados salvajes en el río y la constatación de diferentes contextos que impactaron en su mente dejando una imborrable impronta de esa tierra de silencio previo a la modernidad.



La prosa, afilada y sumamente ágil, repite el mismo esquema en el segundo segmento, dedicado a una efeméride de madurez, una vez alcanzada la fama y la celebridad mundiales. Salvador y Gala circulaban por el Planeta cual emperadores de lo absurdo y eran agasajados allá donde iban. Nueva York los recibió de manera estelar y ellos agradecieron el ofrecimiento permaneciendo ocho años en la gran manzana.

Gala en su crónica juega al impulso y a la sutileza del romance con la clase que caracteriza a los narradores de raza. Sitúa los detalles en su punto exacto, retrasa la resolución y ambiente los hechos dando un suspense que más allá de la lectura será la delicia de los que busquen corroborar la leyenda negra erótico-festiva de la enérgica dama nacida en Kazan. Sí, Gala no va con medias tintas y parece insinuarnos un flirteo culminado a espaldas del hombre con el que compartió la mayor parte de la existencia.

Más que un diario inédito, el libro es la recopilación de dos emociones, estados de ánimo propios de alguien que evoluciona y se da cuenta de ello al mirar atrás con esbozos de memoria. Los textos introductivos no aportan mucho, siendo debates que se han repetido una y otra vez. Comparar a Gala con Salvador es absurdo y vacuo en una introducción, sólo puede aportar confusión y un canto a la hagiografía que en nada ayuda a la credibilidad del contenido, que se defiende solito sin añadidos que enturbien una magnífica edición más apta para entendidos en la materia que para neófitos con ganas de introducirse en tan fascinante universo.

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