viernes, 21 de enero de 2011

Matemática Beatle VIII en Panfleto Calidoscopio





Matemática Beatle VIII:Seis meses de pesadilla

Por Jordi Corominas i Julián


”See them round the clubs”
(George Harrison a sus compañeros tras abandonar temporalmente las Get Back sessions, 10 de enero de 1969)

“We were the past and she was the future. We were in the middle of that and we had to try to understand it.”

(Paul McCartney sobre Yoko y la trascendencia de su relación con John Lennon.)

“ Paul was the workhaholic, or the Beatleaholic. Because John and I lived quite close to each other in Weybridge we'd be at this house or ours, and we'd having a very lovely day, really smooth- and then the phone would ring and it would always be Paul saying I think we should get back in the studio, lads. We gotta do this. Oh no, I don't want to. I want to be on holiday. But Paul would kick us around and we'd go back in.”

( Ringo Starr, sobre la adicción laboral de Paul McCartney.)

I'm not going to be fucked around by men in suits sitting on their fat arses in the city”

(Palabras textuales de John Lennon, tras rechazar un acuerdo con instituciones de la City para poseer la mayor parte de Northern Songs.)





1968 cerró sus puertas. El último acto de un movido año Beatle fue la aparición de John Lennon y Yoko Ono ocultos en una bolsa de plástico. El espectáculo acaeció el 18 de diciembre en el Royal Albert Hall, sin cuatrocientos agujeros, pero con los dos enamorados retorciéndose, bonita metáfora de su reciente calvario entre abortos, detenciones por poseer cannabis, polémicas portadas, adicciones y la disensión que su comportamiento causaba en el cuarteto de Liverpool, liderado ante la siempre más clamorosa anarquía apática de sus compañeros por Paul McCartney. Su tesón al querer conservar la vieja unidad le causaba muchos quebraderos de cabeza. Notaba el desasosiego y se desesperaba pese a la felicidad que le producía su relación con Linda Eastman. La americana era fuente de calma en lo personal y suponía el mantenimiento del status quo vital con su socio compositivo. Los dos iban distanciándose a marchas forzadas por la misma razón que les hermanó: su carácter diametralmente opuesto. El bajista demostraba suficiente madurez como para aunar lo sentimental con lo profesional, renqueante tras las turbulencias de The White Album. Una noche, dormía en su granja de Escocia y vio a su madre en sueños. Mother Mary. La fallecida le aconsejo que no se preocupara mucho porque todo volvería al orden. A la mañana siguiente la experiencia onírica le sugirió dos baladas siamesas, Let it be y The long and winding road, y un recuerdo reciente cargado de nostalgia. En septiembre de 1968 la banda actuó en directo para el show televisivo de David Frost. Se lo pasaron en grande y el antiguo clima de camaradería volvió con naturalidad. ¿Por qué no preparar un espectáculo para la caja tonta y recuperar la magia de cuando eran más jóvenes y tocaban Rock and Roll? La propuesta, un auténtico retorno a las raíces, fue secundada con reparos que se acrecentaron, sobre todo por parte de George Harrison, cuando el entusiasmo de Paul condujo el asunto hasta Michael Lindsay-Hogg, director que había grabado con ellos los videoclips promocionales de Paperback writer y Rain. El cineasta debió frotarse las manos al imaginar un documental que mostrara a The Beatles trabajando en la preparación de un concierto que debería celebrarse, tras desestimar hacerlo en la emblemática Roundhouse londinense, en el anfiteatro romano de Trípoli, llenándose poco a poco de seres de todas las razas mientras el crepúsculo anunciaba la irrupción de los FabFour. El plan era viable en enero porque al mes siguiente Ringo volvía a sus andares interpretativos con el rodaje de The Magic Christian. Los productores de la película habían reservado los estudios cinematográficos de Twickenham para el 3 de febrero de 1969, quedando un hueco mensual libre en enero que fue ocupado por Dennis O'Dell, director de Apple Films.




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