domingo, 12 de diciembre de 2010

Podría ser peor de Especialistas secundarios en Revista de letras



Antología de tres monstruos radiofónicos: “Podría ser peor”, de Especialistas Secundarios
Por Jordi Corominas i Julián | Reseñas | 11.12.10


Podría ser peor. Especialistas Secundarios
Libros del Silencio (Barcelona, 2010)


La radio es un droga dura que engancha. Desde pequeño sentí fascinación por las voces que salían del aparatito que me despertaba por las mañanas. Mi primer recuerdo serio se remonta a mi prehistoria. Una noche las ondas me cautivaron con un serial de suspense. Eran las tres de la madrugada, y eso a mi corta edad significaba infringir códigos horarios. No podía despegar mis oídos del receptor. Con el paso de los años la afición se consolidó hasta llegar a la inesperada oportunidad de entrar en el mundillo. Cuando accedí a un modesto micrófono en la cadena SER me dejé llevar por el ambiente. Llegaba cada martes a la emisora, saludaba a los habituales y escuchaba para entender el carácter de cada uno. En algún momento hablé con un chico delgado, pelo corto y perilla. Era Iñigo, de los Especialistas Secundarios. Al principio no lo sabía, era uno más que cobró identidad cuando asocié su voz, ventajas de la repetición, con breves instantes de mi existencia donde su humor surrealista acompañó viajes, tardes y mediodías. Él y sus dos compañeros son los herederos españoles de una larga tradición de la risa absurda. Si tuviera que compararlos con alguien lo haría sin pestañear con los Goons de la Inglaterra de los años cincuenta. Ese trío estaba capitaneado por Peter Sellers y Spike Milligan. Sus émulos catalanes están a la altura y cumplen el mismo digno cometido: alegrar las horas con sus ocurrencias, llenando el sonido de disparates que encajan con la lógica aplastante de la carcajada bien hilvanada en la que pueden combinarse elementos como el Racing de Santander, las sardanas, inverosímiles nombres y hasta, si me apuran, un churrasco encontrado en Nueva Zelanda mientras Shakespeare cocinaba televisores en Cantallops d’Avinyonet.



Resulta difícil escribir un artículo serio y analítico sobre el merecido premio que supone para este tripartito la publicación de sus mejores gags en Podría ser peor, obra editada por Libros del Silencio, que en esta ocasión riza el rizo e incluye en el volumen un CD para que las hilarantes páginas no olviden la esencia del programa, pues sin audio es difícil imaginar sus acciones. Leer los textos es delicioso, y quien escribe recomienda tomarlos a cuentagotas para que el efecto sea impactante. Sumergirse en su universo significa introducirse en todas las facetas que marcan el ritmo de lo cotidiano desde un punto de vista alterado que asume lo básico y lo distorsiona hasta crear un magma propio crítico, chistoso y con el entretenimiento por bandera. Asimismo cabe destacar el legado del humorismo hispánico, y no me refiero a Russell Crowe, de más alto voltaje, accesible al gran público porque los Especialistas generan desde un supuesto presupuesto estético de élite, lo surrealista, un contenido accesible a todos los públicos porque son perfectamente conscientes de lo que se cuece en charlas de bares, amigos y mercados de barrio, lugares más importantes que los salones y los cafés literarios para la formación de diálogos irracionales que parten de la realidad, única fuente de todo conocimiento. Los Goons hicieron lo mismo hace medio siglo, y eran tan populares, 3-1 en la Condomina, que EMI decidió ingresar pingües beneficios grabando sus ocurrencias que influyeron tanto a los Beatles como a los Monty Python. El hecho que una editorial española incluya registraciones en un libro, encuadernado como en las grandes ocasiones, puede ser una simple anécdota en el panorama cultural, lógica porque la publicación se centra en una experiencia radiofónica, o una apuesta por formatos diferentes que den al mercado editorial una perspectiva multidisciplinar que juegue con los modos de reproducción, como si desde un punto de partida , y extiendo el discurso porque no hace mucho plantee esa posibilidad en un proyecto del que fui coeditor, existiera la posibilidad de ir en varias direcciones textuales, auditivas, visuales y de todo lo que quieran imaginar. De este modo el producto trasciende su propia identidad y cobra una forma similar a la de discos y DVD’s que incluyen materiales extras, un regalo para el consumidor, feliz por adquirir something special que no es José Mourinho.

En marzo de 2010 coincidí otra vez con Iñigo, esta vez fuera del estudio. Explicaba a unas señoras la historia de las plazas de Gràcia y terminé el recorrido en Rius i Taulet. No la busquen en el mapa, cambiaron su nomenclator. El Especialista Secundario vestía elegantísimo porque unos amigos se casaban. Nos situamos en la esquina de una farmacia e intentamos averiguar si nos conocíamos antes de la SER por ser adictos al barrio. De repente, bajamos la cabeza. Los petardos explotaban a tort i a dret, aquello era un infierno soleado comparable a las fallas y a la Guerra de los seis días. Las ráfagas cesaron, intercambiamos cuatro palabras, reímos y nos despedimos. La actual Plaza de la Vila es un lugar telúrico donde puedes toparte con niños escondidos en cajas de cartón, afiladores del frac y hombres medio desnudos que tiran billetes de cincuenta euros a la muchedumbre, pero con el pim pam pum de fuegos uno puede asumir cual es la magia que desprenden los Especialistas Secundarios. Si leen el libro lo confirmarán. Si escuchan su programa enloquecerán. Háganlo.

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