Diálogo con Ángel Viñas y Francisco Sánchez Pérez
Por Jordi Corominas i Julián | Portada | 13.06.13
Es martes por la tarde y he quedado con Ángel Viñas en un hotel del centro de Barcelona para hablar del libro Los mitos del 18 de julio que acaba de editar la editorial Crítica. La contribución del historiador madrileño en el volumen es fundamental, pues revela algo inédito hasta el momento: la Italia fascista se comprometió a aportar una cuantiosa cantidad de armamento a los sublevados antes de la fatídica fecha de inicio de la Guerra Civil Española. La operación fue orquestada desde un sector de la derecha monárquica y fue financiada por Juan March.
El texto del Catedrático emérito de la Universidad Complutense destaca por lo que desvela, pero la obra contiene una serie de estudios que desmienten muchos de los tópicos que durante años ha articulado la opinión pública sobre los meses previos a la contienda, desde el problema de los nacionalismos hasta la inestabilidad callejera de febrero a julio del fatídico 1936.
Pensaba entrevistar sólo a Ángel Viñas, pero mi sorpresa llegó cuando en el hall del Hotel aparecióFrancisco Sánchez Pérez, coordinador del libro. Las editoriales deberían contemplar la posibilidad de descartar los hoteles como lugar para las charlas, pues las recepciones suelen estar atiborradas de mala música y, en esta época, gritos de turistas de mil puntos del planetas. Optamos por subir a la habitación para dar con la tecla del silencio, y sí, funciona. Nos acomodamos, y tras intercambiar pareceres decidimos que es hora de empezar. Enciendo la grabadora.
¿Qué mitos creéis que hay que matizar o derribar en torno a la Guerra Civil?
Francisco Sánchez Pérez: Creo que el mito fundamental, al menos es el que he atacado más en la introducción del libro, es el de la marcha de la República. La República como una pendiente que desde su propia lógica llevaba a la Guerra Civil.
Además ese mito da la sensación que, no sólo en ese momento, que a lo largo de las décadas, por determinados intereses sociopolíticos, se ha intentado perpetuar, el mito negativo de los últimos cinco meses de la República. ¿A qué interés obedece?
Ángel Viñas: El interés es evidente. El régimen franquista nace de una Guerra Civil, de una sublevación militar contra el gobierno legítimamente en el poder y necesita, para justificar la sublevación, nunca hablo del alzamiento, presentar a la República como la suma de todos los males posibles: desmembración de la patria, ataque a la propiedad, a la tradición, a la iglesia, al patriotismo… Una República en manos moscovitas, manipulada por los comunistas. Esos son los mitos del 18 de julio.
¿Cómo es que esos mitos no han caído una vez muerta la dictadura? Hay mucha gente que sigue creyendo las cosas que has dicho.
Ángel Viñas: En primer lugar hay un amplio sector de la sociedad española que se ha educado o socializado durante el franquismo, y esos mitos han sido amamantados por la dictadura hasta la muerte del general Franco. Y luego, pese al cambio importantísimo acaecido en España, no ha habido una quiebra en la enseñanza de la Historia. El sistema educativo no ha recogido las consecuencias del cambio político en su totalidad. En el sistema educativo no se repiten esos mitos con el entusiasmo delirante de la dictadura, pero tampoco se les ha develado.
Esto en el campo universitario, de acuerdo. ¿Y en la educación secundaria?
Francisco Sánchez Pérez: Añadiría el problema del régimen político. Tenemos una monarquía, que es opuesta a la República. Ha convenido confeccionar una imagen un tanto tenebrosa de la República, con mucha violencia política, un enorme caos y desorden social que debía desembocar de alguna manera en el fracaso colectivo que fue la Guerra Civil. Así se compara la Monarquía constitucional con la República. La democracia actual funciona porque la anterior no funcionaba bajo un régimen distinto al actual. Entonces las izquierdas y las derechas nunca se pusieron de acuerdo en cómo tenía que ser, mientras que en la actualidad esto no ha ocurrido. Existe un pacto social y político, el régimen ha funcionado bien y esto en parte ha sido debido al posfranquismo, porque gran parte del pacto que se hizo en la Transición fue entre la oposición democrática y el régimen franquista.
También hay el silencio sobre el origen de esta Monarquía.
Ángel Viñas: No creo que haya tanto silencio sobre su origen.
Pero hasta hace cuatro o cinco años casi parecía que fuera sacrilegio decir de dónde venía el Rey.
Ángel Viñas: Creo que es una cosa aceptada que el Rey viene del franquismo.
Francisco Sánchez Pérez: Eso lo veo más en relación con una de las cosas que aporta el libro, que me parece muy novedosa, que es el papel de los monárquicos en el golpe de Estado.
Que es fundamental.
Ángel Viñas: ¡Fundamental! Ahí tienes a Goicoechea, a Calvo Sotelo, a Pedro Sainz Rodríguez, ese trío siniestro, y también al ABC, que cumple otra función.
Me he fijado mucho, ya antes de leer el libro, en las portadas de esa época y el partidismo que tenía ese periódico y su función de manipulación para generar crispación política y tensar la cuerda.
Ángel Viñas: Por supuesto. Se estaban sentando las bases para la sublevación, que debía producirse en un determinado contexto de enfervorizamiento y crispación. Entonces se aprovecha el desorden y las alteraciones del orden público, que se proyectan al infinito con visiones apocalípticas para preparar a los espíritus. Pero eso no genera la Guerra Civil. La Guerra Civil, y llevo años diciéndolo con escaso éxito, es el resultado de una sublevación fallida, porque no tiene éxito en su totalidad. Pero esencialmente es el resultado de la inserción de los vectores internacionales: la ayuda de los nazifascistas a los sublevados y la retracción de las democracias. En este libro voy más allá. La inserción de los vectores internacionales no se produce después de la sublevación, que es lo que he creído hasta ahora: ¡se produce antes!
¿Y de dónde sale el descubrimiento?
Ángel Viñas: De los contratos firmados con el gobierno italiano el primero de julio de 1936, después de una serie de negociaciones de las que por desgracia no se sabe nada. ¿Y quién hace eso? Los monárquicos, civiles y militares.
En 1934 ya han movido ficha.
Francisco Sánchez Pérez: Antes de octubre de 1934.
Ángel Viñas: Ya en 1932 empieza a moverse, pero hasta ahora no se le había dado importancia porque el profesor Stanley Payne negó cualquier efectividad al acuerdo con Mussolini de 1934.
Me intriga particularmente el acuerdo de 1934 porque es antes de octubre de ese año, antes de la seguramente mal llamada revolución de ese momento.
Ángel Viñas: Me he pasado más de veinte años preguntándome el porqué, y no llego a más.
Francisco Sánchez Pérez: Un dato fundamental es que esos contratos no están en Roma, ni mucho menos. Están en la calle de Alcalá. Con esos papeles se han hecho biografías de Juan March y de Sainz Rodríguez. Lo han manejado miles de historiadores en España, y nadie ha reparado o no se ha querido reparar en esos contratos. ¿El motivo? Quizá porque son los monárquicos quienes están detrás de esos contratos, y eso está en relación con lo que comentábamos de la Transición. Querían que volviese la Monarquía y han tardado muchos años en conseguirlo, toda la dictadura franquista, porque el golpe de Estado de julio no querían que fuera para Franco: ellos querían que se restaurara la Monarquía. Sin embargo ocurrieron una serie de acontecimientos que no se esperaban, como la muerte de Sanjurjo y la conexión de Franco con Berlín.
Y la conexión de Franco con Berlín tiene un punto de chiste.
Ángel Viñas: Más bien de azar.
Sí, pero Hitler era un señor que casi no recibía ni a sus ministros…
Ángel Viñas: Ése fue el tema de mi tesis doctoral en 1974. Han pasado casi cuarenta años y he precisado y mejorado las cosas. Ahora en septiembre saco un libro donde avanzo más ideas y conceptos, pero es que en la Historia sin evidencia puedes especular, y yo lo he hecho durante más de veinte años con la conexión italiana. ¿Cómo no tuvo consecuencias el 18 de julio?
Francisco Sánchez Pérez: Historiadores españoles como Ismael Sanz han percutido mucho ese tema y no se les ha hecho caso.
Ángel Viñas: No dábamos con el papel, y estaba en la calle de Alcalá, al lado del metro del Retiro. El historiador tiene que contextualizar la información, y yo saco dos consecuencias. La primera es que la inserción de los vectores internacionales es anterior al 18 de julio. La segunda es que los monárquicos no preparan una sublevación: preparan una guerra.
Francisco Sánchez Pérez: Una guerra de tres meses. Nos faltaba esta pieza. De otro modo muchas cosas no tendrían sentido. ¿Por qué abandonar Madrid y Barcelona? ¿Por qué tanta virulencia y violencia insospechada? ¿Por qué la táctica de ir de afuera hacia dentro?
Y Barcelona era difícil de tomar en esos días de julio.
Francisco Sánchez Pérez: Algunos sostienen que no era fundamental ocupar Barcelona. Eran más importantes Madrid y Valencia porque tenían más guarniciones militares, pero el caso es que no se las trabajan. Saben que no ocuparan Madrid y la abandonan completamente a su suerte. Hacen una estrategia centrípeta, y eso hasta ahora no tenía mucho sentido para los historiadores.
Ángel Viñas: Dejadme contaros la tercera conclusión. Como ex diplomático me he pasado media vida explicando a extranjeros los orígenes de la guerra, y siempre me he encontrado con eso de “es que los españoles sois muy bestias”.
Tipología de pueblos, el cuadro de Goya de los dos dándose garrotazos.
Ángel Viñas: A mí eso siempre me ha repateado, porque tampoco somos tan diferentes. Mira lo que pasó en Francia, Italia o Alemania. Siempre me ha obsesionado el origen de la guerra, y claro, ahora todo entra dentro de una lógica. ¿Con quién hacen causa común los monárquicos? Con la Italia fascista. ¿Por qué? Porque Mussolini perseguía una estrategia de ambiciones imperialistas en el mediterráneo occidental. Aquí, más que fijarse en una determinada tradición historiográfica italiana, hemos preferido, y era más cómodo, tomar las opiniones de los militares españoles: una sublevación que no llega a triunfar, pero que queda en tablas.
Francisco Sánchez Pérez: Esto es uno de los temas futuros en los que se va a trabajar más. La guerra no era azarosa: estaba en la mente de los conspiradores.
Estaba programada.
Francisco Sánchez Pérez: Sabían que iba a haber una guerra, que no era un pronunciamiento clásico.
Ángel Viñas: No necesitas cuarenta y seis aviones de combate súper modernos para la época para una sublevación.
Francisco Sánchez Pérez: Y miles de bombas.
¿Reciben asesoramiento militar italiano a la hora de hacer ese pedido?
Ángel Viñas: Eso no se sabe.
Lo digo por la mentalidad de los militares españoles, de cómo hacer una guerra moderna y plantearla de un modo muy diferente al habitual.
Ángel Viñas: Sainz Rodríguez debía tener asesoramiento militar. Me imagino además, pero no lo puedo probar, de donde venía. No olvidemos que Alfredo Kindelán, que luego fue jefe superior del aire, estaba en el cogollo de la conjura. Tenía experiencia aérea y sabemos que había ido a Roma varias veces.
Y los monárquicos se inspiran en el modelo fascista.
Ángel Viñas: Totalmente. Es una copia calcada. Y los italianos, como posibilidad, se fijan en su propio modelo para exportar a España.
Se había intentado con Miguel Primo de Rivera. De hecho hay esa frase de Alfonso XII de “tú serás mi Mussolini”.
Ángel Viñas: Primo de Rivera no era fascista y el fascio en los años veinte no estaba tan instalado como después.
Y en 1936 el régimen fascista es el modelo a seguir.
Francisco Sánchez Pérez: El golpe de 1923 de Primo de Rivera era típico de Europa. El caballo de Troya, con personas que entran en las instituciones porque estas les abren la puerta. Sin la violencia de 1936. El Rey acepta el golpe de Estado y cuando este pierde su confianza, en enero de 1930, tiene que irse.
Ángel Viñas: Como pasa con Mussolini en Italia en julio de 1943.
Pero aquí, en 1936, es otra cosa.
Francisco Sánchez Pérez: Aquí hay que acabar con una serie de reformas que pueden cambiar la situación social y política española. La única manera que tienen de acabar con ellas es con un golpe de Estado que viene desde fuera.
Entre 1931 y 1936 la derecha institucional o parlamentaria padece una debilidad tremenda, porque no puede contrarrestar la potencia de los reformistas republicanos.
Francisco Sánchez Pérez: Uno de los problemas que tiene la República es que la derecha liberal, que podía ser una alternativa a las reformas del primer bienio, no puede proponer una alternativa sólida, y para poder gobernar se echa en manos de la CEDA, que no era liberal, pues optaba por un Estado corporativo- católico.
Ángel Viñas: Como pasa en Austria o ya había pasado en Italia. No hay especificidad española, que se produce en el 18 de julio. Es durante la guerra cuando se crea un régimen parafascista, miméticamente fascista.
Y también es interesante algo que la gente no suele pensar, lo que se comenta en el libro del cuidado que hay que tener con determinados vocablos. No es lo mismo hablar de Democracia ahora que durante la República.
Ángel Viñas: Es esencial.
Francisco Sánchez Pérez: Existen compañeros que creen que el concepto de Democracia ha sido el mismo a lo largo de los siglos. Hace ochenta años la gente cuando invocaba la democracia lo hacía pensando en la revolución, prácticamente iban de la mano. Creían en un proceso revolucionario y pacífico. Gran parte de la derecha antiliberal también lo creía, y los políticos republicanos tenían la palabra revolución continuamente en la boca.
Y muchas personas hoy en día no entienden que una revolución es un proceso.
Ángel Viñas: Y ahora la idea de revolución ha adquirido unos tintes soviéticos o del tercer mundo. Los Estados Unidos surgen como Estado en base a una revolución.
Francisco Sánchez Pérez: El ’68 ha hecho mucho daño. Se radicalizaron políticamente y ahora es una palabra denostada.
Pero el ’68 no fue una revolución.
Francisco Sánchez Pérez: La generación que amaba la revolución, decían. Una de sus consecuencias fue el terrorismo. La prensa como antídoto de la revolución suele denostarla, también muchos historiadores de mi generación. Julio Aróstegui, que falleció recientemente, tiene unas páginas excelentes donde dice claramente que revolución e insurrección no son lo mismo. La revolución viene después.
La contrarrevolución que supone la sublevación implica que se genere una revolución en el sector republicano que no se hubiese producido de no ser por la Guerra Civil.
Francisco Pérez Sánchez: Y el profesor Aróstegui la matizaba muy bien. ¿Qué revolución es la que los propios revolucionarios quieren reprimir durante la Guerra Civil? En Madrid y en Barcelona. ¿Qué hay detrás de las palabras? ¿De qué revolución hablamos? El juntismo y el derrumbe del Estado responden a más preguntas.
Y hay antecedentes históricos del juntismo en España.
Ángel Viñas: En 1936 la tradición española de la Primera República no era muy fuerte.
Francisco Sánchez Pérez: Se derrumba el Estado y aparecen poderes locales que hacen la guerra por su cuenta.
De todos modos sí que hay una especie de tradición republicana en la Segunda República, hasta se nota en el callejero y en los monumentos de las grandes ciudades.
Ángel Viñas: La Segunda República tiene como antecedente y está vinculada con la primera y puede pensar en el federalismo, pero no se vincula en cosas como el cantón de Cartagena.
Francisco Sánchez Pérez: Así como la Monarquía actual busca sus precedentes en Alfonso XIII, y algunos historiadores tratan de vender la mercancía averiada de que la democracia pactada, moderada, parlamentaria e idónea era la alfonsina.
Pero es mentira.
Ángel Viñas: Claro que es mentira.
Francisco Sánchez Pérez: Es mercancía averiada.
¿Y el modelo actual se parece cada vez más a la segunda parte de la Restauración?
Ángel Viñas: Son similitudes periféricas.
Francisco Sánchez Pérez: La Historia siempre se usa como arma arrojadiza del presente. Cuando empieza la Restauración votaba muy poca gente.
Yo lo veo más en su parte final, de 1917 a 1923, con el sistema gangrenado.
Francisco Sánchez Pérez: Lo que ocurre es que hay una diferencia sustancial. El movimiento obrero no es lo mismo, y la sombra de la revolución rusa no se proyecta sobre el mundo actual, tampoco la Primera Guerra Mundial.
Ángel Viñas: Ni tampoco el Estado social, o lo que queda de él, no es lo mismo que entonces, cuando prevalecía el hambre y la desaparición.
Francisco Sánchez Pérez: Quizá aquí en Cataluña se pueda ver más así desde el factor soberanista actual.
Siempre se ha expuesto el tema de la España que se rompía por las nacionalidades, pero creo que en la República el proceso de descentralización se hacía de manera ordenada y progresiva.
Ángel Viñas: En el libro, el artículo de Xosé Manoel Núñez Seixas lo aclara y demuestra cómo el separatismo no fue un factor en la preparación del golpe, aunque sí fue un elemento de movilización a posteriori.
Francisco Sánchez Pérez: El argumento fundamental sí es el de la defensa de la nación contra los extranjeros, porque para ellos era clave que la Unión Soviética estaba detrás de la República.
Ángel Viñas: Las palabras ocultan hechos. Tenemos colegas que dicen que hubo una sublevación porque la derecha estaba atemorizada por el discurso agresivo de la izquierda, es decir, que te sublevas preventivamente. Eso es un argumento falaz y espurio. La derecha se inventó hasta documentos para probar que se preparaba un golpe de Estado comunista.
Francisco Sánchez Pérez: Dirigido por Francisco Largo Caballero.
Y el comunismo en la España republicana tenía una importancia mínima antes del 18 de julio.
Francisco Sánchez Pérez: Si estaban tan convencidos de que la Unión Soviética estaba detrás y la gente se lo creía en la calle no hacía falta inventar documentos.
Ángel Viñas: Sin embargo los que conspiraban con una potencia extranjera eran los monárquicos.
El PSUC se funda el 23 de julio de 1936. Un partido emblemático en la guerra creado cuatro días después de la sublevación.
Francisco Sánchez Pérez: El partido socialista en Cataluña era muy débil.
Pero aquí éramos de la CNT y en Madrid de la UGT.
Francisco Sánchez Pérez: Cierto. En Madrid mandaba la agrupación socialista madrileña y era Largo Caballero.
Y aquí cuando empieza la guerra las milicias antifascistas quieren ir a Zaragoza por vinculación anarquista.
Francisco Sánchez Pérez: Has introducido un tema que podemos derivar a cuestiones actuales. Los problemas del PSC con el PSOE vienen de entonces, porque aquí en Cataluña nunca existió un partido socialista fuerte. Para esto sí sirve la Historia, pero no para llevar los términos del presente al pasado.
Para entender el presente desde una lógica de análisis de datos y razonamientos propios de las ciencias sociales.
Ángel Viñas: La evolución histórica no es susceptible de contrastación histórica. No puedes contrastarla en un avatar, tienes que explicar el presente desde una cierta interpretación de la Historia. No tienes otros elementos. Los clásicos decían que la Historia es la maestra de la vida.
¿Era inevitable la guerra?
Ángel Viñas: Era evitable la sublevación. Llega a tener lugar en abril, como se pensó, y no se hubiera dado la intervención extranjera. Hitler estaba con la remilitarización de Renania y Mussolini seguía metido en Abisinia. Por otra parte en Francia no había Frente Popular, y por consiguiente el gobierno de derechas hubiera aceptado la venta de armas al gobierno español. No hubiera estallado la Guerra Civil.
Francisco Sánchez Pérez: Hay que distinguir golpe de Guerra Civil.
¿Y cómo debemos mencionar a los sublevados? ¿Fascistas? ¿Golpistas? ¿Franquistas?
Ángel Viñas: Golpistas o sublevados. El ejército no era fascista, y el golpe tampoco lo era. Lo que ocurre es que se fascistiza por la conjunción de la ayuda fascista y porque en la guerra, la derecha que ha preparado el golpe, la derecha guerrera, se fascistiza. Ve la posibilidad de crear un Estado nuevo, no el franquista, a la manera italiana.
Francisco Sánchez Pérez: Se puede usar fascismo a la española. Los fascistas no dan golpe de este calibre. Sus golpes eran de llegar a la cancillería y controlan el Estado. Aquí esto no se produce.
Ángel Viñas: Franco desarrolla ambiciones. Pedro Sainz Rodríguez dice en sus memorias que Franco quería ser alto comisario de España en Marruecos. Necesitaba una argumentación política más allá de la CEDA o los monárquicos, por eso opta por la Falange, que es lo nuevo, y Falange encantada.
Francisco Sánchez Pérez: Franco no era fascista. Era conservador y autoritario, pero termina creando un Estado con importantes rasgos fascistas, además lo define como Estado totalitario, que aparece en las leyes del régimen, en sus discursos y en decretos, y ese rasgo es constante hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. En el diccionario biográfico español eso se niega.
Y según el mismo diccionario Azaña es autoritario.
Ángel Viñas: Según Carlos Seco Serrano. El diccionario es un desastre en ciertas cosas, y los artículos tienen nombres y apellidos. No digo que el diccionario manipula y mienta, cosa que hace en ciertas ocasiones. Hay biografías que están bien, pero el control de calidad del diccionario es otra cosa.
Francisco Sánchez Pérez: ¡Y lo que ha costado ese diccionario! Imagínate, hablando del control de calidad, que para hacer la biografía de Mariano Rajoy se la encargas a Soraya Sáenz de Santamaría. ¿A quién se la ha ocurrido que la biografía de Franco la escriba Luis Suárez? ¿Y la de Azaña con Carlos Seco?
De ahí lo que decíamos antes de empezar la entrevista sobre mi preocupación por cómo se transmite la Historia de España. Se transmite mal y si las cosas siguen así esto se va a perpetuar.
Ángel Viñas: Al final hay un proceso de decantación y depuración crítico. Dentro de cien años se hablará de la Guerra Civil como se habla ahora de las Guerras Carlistas.
Pero tendrán que pasar cosas para que sea como dices. Han pasado siete décadas y seguimos dándole al tema.
Ángel Viñas: Yo soy de los que cree que la Guerra Civil no termina con la muerte de Franco.
¿Y cuándo termina? ¿Con la Constitución?
Ángel Viñas: Con las elecciones de junio de 1977.
Francisco Sánchez Pérez: No podemos vivir en la torre de marfil y en debates de especialistas, como si los que están ahí fuera, la sociedad civil, no tuvieran importancia. Nada de la Guerra Civil ha desaparecido y aparecen extraños documentales en la televisión. ¿No tiene eso importancia?
El tema de la Guerra Civil es transgeneracional.
Francisco Sánchez Pérez: Uno de los objetivos del libro es que llegue a un público más amplio, y que personas que suelen leer sobre la Guerra Civil desde una óptica de derechas entiendan que hay otras perspectivas y puntos de vista. Al final el derribo de los mitos calará. Por ejemplo la derecha ya casi no usa lo de la revolución comunista- socialista, aunque insisten con el caos social.
Y el mito de octubre de 1934.
Ángel Viñas: Que está instaurado en el dictamen sobre la ilegitimidad de las autoridades actuantes el 17 de julio de 1936 y sale en la ley de responsabilidades políticas de 1939.
Francisco Sánchez Pérez: Y en algunos casos se remontan a las elecciones municipales de 1931.
De todos modos el libro, pese a hablar tan claro, es un aperitivo: aún quedan muchas cosas en el tintero.
Ángel Viñas: Nunca puedes recuperar la totalidad del pasado. Ahora en septiembre saco un libro, Las armas y el oro, donde destruyo cuatro mitos básicos del franquismo. Uno es la equiparación de las ayudas militares a sublevados y gobierno republicano. Y los otros son el mito de oro, la financiación de la guerra y el porqué perdió la República la contienda. Y muestro cómo podemos intuir cosas que no son demostrables sin evidencia documental.
¿Y quedan archivos por abrir?
Ángel Viñas: Hay tela por abrir. Los archivos de la inteligencia militar, si es que esto no es una contradicción in terminis, están cerrados desde 1902. El otro día salió en la prensa que el Ministerio de Defensa se niega a desclasificar diez mil documentos.
Francisco Sánchez Pérez: Está claro que quedan cosas por encontrar, lo que ocurre es que quizá hay mucha gente que no quiere que se encuentren. Hasta ahora se había creado una especie de estado de la cuestión con una guerra que empieza tras un golpe, con España partida en dos, algo que existía desde hacía tiempo y que, por lo tanto, la guerra estaba cantada. Se ha creado ese paradigma y no se quiere romper.
Ángel Viñas: Tienes que ir a la Historia de la Guerra Civil del servicio histórico militar. Sólo se publicó un volumen que para estudiar el conflicto se remonta al siglo XVIII. El segundo volumen está escrito, pero no se publicó. Lo tengo en casa, y ahí, curiosamente, se distingue claramente entre golpe y Guerra Civil. Los militares que escribieron esto en 1944-45 sabían muy bien de un golpe y una guerra.
Francisco Sánchez Pérez: Lo que no estaba extendido es que los golpistas querían una guerra. Esto no es mainstream en la historiografía española.
Sería de ilusos pensar que mediante un golpe simultáneo en capitales de provincia se tomaría el poder ipso facto.
Ángel Viñas: Hay gente que cree en los ovnis, por no hablar de la transubstanciación.
Francisco Sánchez Pérez: A todo el mundo le gusta que las cosas se resuelva en el menor tiempo posible. Querían una guerra breve.
La Primera Guerra Mundial también tenía que durar tres meses.
Francisco Sánchez Pérez: A París, y ya está.
El modelo de la guerra de 1870 entre Francia y Prusia.
Ángel Viñas: Una guerra corta, relámpago con una victoria decisiva.
La clave es esa, que había la idea de provocar una guerra en España en 1936.
Ángel Viñas: ¿Para qué quieres aviones de bombardeo y cazas modernos? ¿Para bombardear los cuarteles de Pedralbes?
Francisco Sánchez Pérez: El general Emilio Mola no tenía aprecio por la aviación, y la aviación española no tenía bombas ni armamento para ser peligrosa. Ahora bien, si se firma un contrato y llegan aviones desde Italia la cosa cambia. De otro modo no se contemplaba usar mucho la aviación, se llega a decir que si las fuerzas aéreas actuaban de noche no acertarían ni una.
Ángel Viñas: Por eso en los contratos se especifican todos los materiales para que los aviones fueran operativos desde el primer momento. Y así fue. Los contratos se cumplieron. El primero era para julio y los demás en agosto completaron la faena.
Francisco Sánchez Pérez: El tema de los contratos en cualquier otro país, el hecho de la intervención italiana en el golpe de Estado, sería un bombazo. Y en cambio aquí apenas ha recibido eco en los medios.
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