martes, 29 de diciembre de 2015

Edgar Allan Poe en Todos somos sospechosos



Esta madrugada en Todos somos sospechosos Laura González y servidor hemos dedicado nuestras Noches en la tierra a Edgar Allan Poe, si quieres puedes escuchar la charla aquí

lunes, 28 de diciembre de 2015

Una juventud y Tan buenos chicos, de Patrick Modiano





Díptico de búsqueda: Una juventud y Tan buenos chicos, de Patrick Modiano, por Jordi Corominas i Julián
Patrick Modiano, Una Juventud y Tan Buenos Chicos, Anagrama, Barcelona, 2015
Traducción de María Teresa Gallego Urrutia
La prosa de Patrick Modiano está impregnada de partículas aéreas aliadas con el recuerdo. Cuando el pasado otoño ganó el Premio Nobel se produjo en España ese extraño fenómeno consistente en la proliferación de súbitos expertos que sin contextualizar su obra se atrevían a juzgarla desde bases muy endebles. Entre las perlas de aquellos días recuerdo el tópico del autor que siempre repite la misma novela, como si la textura de sus palabras fuera un viaje en bucle hacia un mismo punto, una senda laberíntica imposible de desentrañar centrada en París y sus alrededores. Esta podría llegar a ser cierto, pero olvida parcelas fundamentales de un territorio muy especial donde la obsesión espacial se aúna con la memoria desde el detalle y una precisión quirúrgica propia de un detective de la cotidianidad.

Desde este punto de vista Modiano sería una especie de Flâneur de la segunda mitad del siglo XX con una particularidad: sus paseos son reconstrucciones que parten del cerebro y vuelven a instalarse en la superficie cuando ha transcurrido suficiente tiempo para que lo vivido canalice en lo escrito. Tras su inicial Trilogía de la ocupación dio un salto que le acercó a la obtención de su estilo en Villa Triste y Libro de Familia. La primera mostraba un gusto por ciertos ambientes turbios que chocan al protagonista, fascinado por lo extraño mientras ansía la obtención de un amor que le acerque a una paz obstaculizada por las situaciones acaecidas en un breve lapso cronológico. En cambio la segunda ya exhibe una marcada querencia por reconstruir el pasado personal desde la ficción entre calles, registros y la lenta labor de hilvanar piezas para que el puzzle de la comprensión encaje, pues gran parte de sus novelas son una búsqueda inexacta basadas en preguntas simples que devienen complejas precisamente por esa sencillez.



Una juventud y Tan buenos chicos fueran publicadas en 1981 y 1982. Pueden entenderse como una quête a la espera de dar con la tecla adecuada de un gran libro. Tras la consagración que supuso en 1978 el Premio Goncourt por Calle de las tiendas oscuras Modiano tuvo un largo período prolijo que, sin embargo, no termino de contentarle si se observa la selección de diez novelas que hizo en 2013 para la editorial Gallimard. En este volumen se aprecia un salto de un decenio desde su galardonada novela hasta Reducción de condena, que vio la luz en 1988. ¿Consideraba el Nobel su década de los ochenta como un campo de experimentos para pulir su material y darle un cuerpo más sólido? Este interrogante es el que me permite imaginarlo como cualquier escritor, entre dudas que nos asaltan y conducen a la acción, que en el caso que nos concierne derivó en un díptico encuadrado en un mecanismo estructural con similitudes por la evocación y diferencias bien marcadas por la trama.

Una juventud empieza con una pareja que a punto de cumplir los treinta y cinco años disfruta de una vida acomodada al lado de una estación de esquí. Este inicio desemboca en la necesidad de volver al origen y contar cómo se conocieron Louis y Odile, dos desesperados que, apenas salidos de la adolescencia, intentaban abrirse camino en el París de mediados de los años sesenta, fechas fundamentales en la trayectoria del narrador, arquitrabes de una arquitectura interior que se funde con la geografía de la ciudad de la luz para depararnos una historia donde la pareja protagonista circula entre míseros trabajos, sueños truncados en el espectáculo y la compañía de dos oscuros secundarios que mueven los hilos del relato con sus decisiones. La ambigüedad de esos acompañantes es un clásico modianesco, quien gusta de situar figuras experimentadas porque de este modo puede abrazar más trechos que tracen líneas temporales del paisaje y la Historia, convertida en la suma de pequeñas biografías que suman y restan desde intimidades que nunca mencionarán los periódicos desde esa perspectiva.




La tristeza de esos jóvenes en una estación de tren encaja con la pena de los antiguos internados de Valvert, esos Tan buenos chicos del título de la novela, hombres curtidos, derrotados sin saberlo por el destino, que coinciden con el narrador a lo largo de un período indeterminado. El pasado se plasma en el presente mediante la casualidad y unos pasos que convergen porque todos los implicados del relato saltaron a la realidad desde los muros de una escuela desquiciada con el deporte por premisa y la clausura como virtud. El trayecto colectivo que se dibuja en estas páginas es el de la riqueza que no ha sabido nadar en las aguas de la normalidad, el de la esperanza truncada que se resigna a transitar sin lucir ningún destello, y así, tras cerrar el libro, como siempre en Modiano, pensamos que quizá ellos podríamos ser nosotros. 

domingo, 27 de diciembre de 2015

Podcast de debates literarios en el Laberint de Wonderland



Hoy en el Laberint de Wonderland hemos cerrado el año hablando de debates literarios. Hablamos primero a modo de introducción de cómo un ruso se cargó a otro discutiendo sobre si era mejor la prosa que la poesía, seguimos con la querella entre antiguos y modernos de la Francia de Luis XIV, continuamos con el duelo Marsé-Porcel y terminamos con la polémica entre Sartre y Camus. Puedes escuchar la sección a partir del minuto 33 del enlace clickando aquí

sábado, 26 de diciembre de 2015

Domingo 27, debates literarios en el Laberint de Wonderland





Este domingo en el Laberint cerraremos el año hablando de debates literarios. La cata será la siguiente:


1.- La lucha a muerte entre rusos por la prosa y la poesía

2.- La querella entre antiguos y modernos en la Francia de Luis XIV

3.- Juan Marsé contra Baltasar Porcel

4.- Jean Paul Sartre versus Albert Camus







Cada Domingo a partir de las 15h

Radio Nacional- Rne4

100.8 fm Barcelona



En directo:Rne4

jueves, 24 de diciembre de 2015

martes, 22 de diciembre de 2015

Francisco de Goya en Todos somos sospechosos


Esta madrugada en Todos somos sospechosos Laura González y servidor hemos continuado con la serie española de Noches en la tierra y tras la cita electoral nos hemos centrado en la figura de Francisco Goya y Lucientes. Si quieres puedes escuchar la charla aquí

lunes, 21 de diciembre de 2015

Los desposeídos, de Slizárd Borbély




Los desposeídos, de Slizard Borbély, por Jordi Corominas i Julián
Hablamos mucho de Hungría y sus fronteras sin apenas conocer su Historia reciente, dramática por formar parte de una zona de Europa constantemente sacudida por convulsiones empeñadas en extirpar la diversidad de su territorio.

Slizárd Borbély se quitó la vida en febrero de 2014. Es una lástima no poder preguntarle sobre su primera y única incursión en el género novelístico. Antes de los desposeídos era muy conocido en el país magiar por su labor como ensayista, poeta e historiador. El orden de los factores si altera el producto. Esta mezcla de lirismo y rigor con lo acaecido respira con profundidad en las páginas de una las más agradables sorpresas de la anodina rentrée literaria de este otoño.

Parte del acierto de su autor consiste en la ambientación de la trama. Nos situamos en un pueblo perdido, una nimiedad del mapa que sirve para simbolizar el estado de toda una sociedad entre los últimos años sesenta y los primeros setenta de la pasada centuria. Los pocos elementos del villorrio bastan para describir el estado de la cuestión en una sociedad comunista de boquilla donde parece que el tiempo se haya parado. Sólo la tierra, anegada de agua, ofrece esperanza de algún movimiento.

El narrador es un niño de seis años que sufre en sus propias carnes la marginación de su familia. Su padre no se afilió al partido y sufre una especie de destierro laboral agravado por su tozudez y el alcoholismo. La madre amenaza con tirarse al fondo del pozo y él mismo padece las burlas de sus compañeras porque la pobreza del clan le obliga a vestir ropas de chica, pero aun así sobrevive a base de curiosidad mientras el entorno configura, poco a poco, una personalidad determinada e inevitablemente muy observadora en su esfuerzo por comprender el mundo de los adultos, algo muy útil para depararnos respuestas de modo paulatino y descubrir los entresijos del malestar.

Estos podrían sintetizarse con la Historia de Mitteleuropa. Para presentarla en el relato Borbély jugó la baza de las generaciones para tender con seca dureza el hilo de los acontecimientos. Los abuelos padecieron las dos grandes guerras, vivieron en primera persona los desplazamientos de población de uno a otro limes y cobraron conciencia del cambio que supuso la irrupción de la Unión Soviética. Los padres son peones de la partida, víctimas de un sistema que no olvida la milenaria presencia de los judíos en la zona, estigmatizados en el pueblo, en sintonía con la situación centroeuropea desde 1945, año bisagra por completar el exterminio del crisol étnico fomentado por el nazismo y ser el instante de la división del Viejo Mundo en dos parcelas ideológicas bien definidas.

La parte este del telón de acero es la de los protagonistas de Los desposeídos, seres abocados a una existencia de pesadilla donde sólo les es permitido soñar. La manía del narrador por los números primos puede deberse tanto a la necesidad de liberarse del clima opresivo que impregna su contexto como a la urgencia metafórica de definir lo monolítico e irrompible de esa Hungría partida en mil pedazos unidos, con frágil pero férreo pegamento, por un poder omnímodo.

El niño, con toda probabilidad una evocación del autor en su infancia, lucha por crecer mientras aprende palabras, orígenes y desacuerdos. Se impresiona con las procesiones religiosas, asume su rol de paterfamilias por la ausencia forzada de su progenitor, sabe lidiar con los dimes y diretes agrícolas y resiste, como todos, la pena de tanto gris turbador, fatal al impregnar cuerpos y contornos hasta la asfixia.

Dice Enrique Vila-Matas que en cualquier caso lo mejor es irse y no se equivoca. Sin embargo, por exigencias estructurales y de tempo narrativo, aquí apreciamos una agonía que no puede resolverse hasta la completa absorción de la realidad por parte del protagonista. Esta se configura desde una doble vertiente. La primera, como si fuera una matrioska rusa, descompone el mundo de mayor a menor. La Historia, Hungría, el pueblo, la casa, el niño. La segunda da un giro de ciento ochenta grados con relación a la anterior y opera desde un efecto contrario. La inexperiencia del narrador la exige inquirir para ubicarse y llenar su botella con las gotas esparcidas por todos los implicados. Es así como, además de formar una visión del pasado como suma de voces, se vislumbra en el crío la antesala de un futuro menos árido y mucho más humanizado, sin esos estereotipos tan típicos del aire del provinciano y con una apertura de miras capaz de escapar del marco establecido para volar, volar para cambiar el color de la bóveda celeste y propiciar otro panorama.


Sin ese punto de vista inteligente cargado de inocencia pueril nuestro hundimiento ante tanta miseria sería notable. La frescura del chiquillo tiñe de humor algunos pasajes repletos de pobreza moral y económica al tiempo que da en el clavo en otra de las sutiles apuestas del conjunto: la creación de un nuevo lenguaje en pos de romper el muro con otras palabras para propiciar vías de escape, las mismas que el tablero actual veta a los recién llegados, las mismas que siempre eternizan el bucle y dan razón a Karl Marx en la repetición de repeticiones, tragedia, farsa, podredumbre humana. 

domingo, 20 de diciembre de 2015

Podcast de literatura y medios de transporte (y II) en el Laberint de Wonderland



Hoy en el Laberint de Wonderland hemos cerrado el ciclo dedicado a literatura y medios de transporte. Empezamos con los marcianos de Wells y Welles, continuamos con Moby Dick de Herman Melville, seguimos con el submarino de Julio Verne y terminamos con Los diarios de la motocicleta de Ernesto Che Guevara. Puedes escuchar la charla a partir del minuto 33 del enlace clickando aquí

sábado, 19 de diciembre de 2015

Domingo 20, novelas y medios de transporte (y II) en el Laberint de Wonderland



Este domingo cerramos el ciclo dedicado a novelas y medios de transporte. Empezaremos por naves espaciales con La guerra de los mundos de H.G. Wells, seguiremos con submarinos con las veinte mil leguas de Julio Verne, proseguiremos con barcos mediante Moby Dick de Melville y terminaremos con Los diarios de la motocicleta de Ernesto Che Guevara.


Cada Domingo a partir de las 15h

Radio Nacional- Rne4

100.8 fm Barcelona



En directo:Rne4

jueves, 17 de diciembre de 2015



Ayer en F5 de El Mundo apareció mi artículo sobre COSMic WARS, el templo para los fans de la Guerra de las Galaxias en Barcelona. Si quieres puedes leerlo aquí

martes, 15 de diciembre de 2015

Mariano José de Larra en Todos somos sospechosos



Esta madrugada en Todos somos sospechososhemos abierto un ciclo español de noches en la tierra que alternaremos con otro nortemericano. Para inaugurar esta combinación hemos hablado del grandísimo Mariano José de Larra. Puedes escuchar la charla en el enlace clickando aquí

domingo, 13 de diciembre de 2015

Podcast del Laberint sobre novelas y medios de transporte



Hoy en el Laberint hemos hablado de novelas y medios de transporte. Empezamos con Extraños en un tren de Patricia Highsmith, continuamos con Ponche de ácido lisérgico de Tom Wolfe, seguimos con Zazie en el metro de Raymond Queneau y terminamos con El principito de Antoine de Saint Exupéry. Si quieres puedes escuchar el programa a partir del minuto 35 del enlace clickando aquí

sábado, 12 de diciembre de 2015

Domingo 13, novelas y medios de transporte en el Laberint de Wonderland



Si la semana pasada hablamos de escritores viajeros, esta en el Laberint nos movemos hacia novelas donde tenga, por algún motivo u otro, cierta centralidad un medio de transporte concreto. El cuarteto de este domingo será el siguiente:



1.- Extraños en un tren de Patricia Highsmith

2.- Ponche de ácido lisérgico de Tom Wolfe

3.- Zazie en el metro de Raymond Queneau

4.- El principito de Antoine  de Saint Exupéry


Cada Domingo a partir de las 15h

Radio Nacional- Rne4

100.8 fm Barcelona

En directo:Rne4

miércoles, 9 de diciembre de 2015

martes, 8 de diciembre de 2015

Michel Houellebcq en Todos somos sospechosos de Radio3



Esta madrugada hemos hablado en Todos somos sospechosos del siempre controvertido Michel Houellebecq. Con él cerramos el ciclo francés de Noches en la tierra. Si quieres puedes escuchar el programa aquí

domingo, 6 de diciembre de 2015

Podcast de escritores viajeros en el Laberint de Wonderland



Esta tarde en el Laberint hemos hablado de escritores viajeros. Por la sección han pasado Marco Polo, Giacomo Casanova, G.W. Goethe y Josep Pla. Si quieres puedes escuchar la charla a partir del minuto 37 del enlace clickando aquí

sábado, 5 de diciembre de 2015

Domingo 6, escritores viajeros en el Laberint de Wonderland



Este domingo en el Laberint de Wonderland hablaremos de escritores viajeros. El cuarteto elegido es el siguiente:

1.- Marco Polo y su libro de las maravillas

2.- Giacomo Casanova, el viajero interminable

3.- Goethe o el Grand Tour

4.- Josep Pla, corresponsal y renovador consciente



Cada Domingo a partir de las 15h

Radio Nacional- Rne4

100.8 fm Barcelona

En directo:Rne4

viernes, 4 de diciembre de 2015

El Reino, de Emmanuel Carrère




No es casual empezar por el número 1 bis de la rue Vaneau. En ese edificio vivió André Gide, excelso escritor autobiográfico, férreo protestante por tradición familiar y buen conocedor de los evangelios. Años más tarde esa casa con una extraña fachada curvilínea irrumpe de nuevo en la literatura francesa de la mano de El Reino de Emmanuel Carrère, digno sucesor del autor de Los sótanos del Vaticano.

La relación entre ambos debe cifrarse desde la inevitable evolución del género novelístico. Gide lo tocó en ciertos momentos de su existencia y consiguió cumbres como Los monederos falsos, obra en que su presencia personal es constante porque en sus páginas no oculta brindarnos un roman à clef con rostros bien reconocibles. El mayor hito del premio Nobel de 1947 fueron sus diarios, inclasificables más allá de su valor testimonial.

Por su parte Càrrere ha demostrado desde El adversario ser un valiosísimo apóstol de una literatura  diferente del yo que reformula la novela desde unas coordenadas donde el narrador es un detective de sí mismo capaz de aprovechar cualquier material para reflexionar, investigar y sacar una serie de conclusiones muy relativas. Su método deberá ser recordado como un cierto giro copernicano de principios de nuestro siglo que le ha conferido el honor, bien extraño en nuestra época, de poder presumir de originalidad bien aliado con un estilo propio que, además, ha influenciado a colegas de muchas y variadas latitudes.

En esta ocasión la excusa para su nueva creación surge de la transformación de su yo pasados veinte años. Creo que en Carrère es importante delimitar como frontera la caída del muro de Berlín. Sin el derrumbe de los comunismos su mundo sería otro y la influencia rusa quizá no podría formularse con tanto esplendor. Nos situamos en 1990. El novelista se encuentra perdido en una crisis sentimental y alcohólica. Una tarde, casi un presagio, acude al piso de su madrina en el número 1 bis de la rue Vaneau. Ya he dicho que las casualidades no existen.

Esta mujer es católica y ha insistido durante mucho tiempo en la importancia de la fe. El Carrère escritor emergente considera absurda la cuestión, pero en su desorientación se asesora, conoce al muy cristiano Hervé y un día la eucaristía le concede unas palabras para la gran sacudida: “pero cuando seas viejo, extenderás las manos y otro te la ceñirá y te llevará a donde tú no quieras”.
Se convierte y durante tres años cultivará su amor para con el señor a través de apuntes sobre el Evangelio de Juan en dieciocho libretas. El entusiasmo se desvanecerá entre la escritura de una biografía de Philip K. Dick y el retorno a una cierta normalidad.

Carrère es un hombre curioso. Tras Limónov debió costarle dar con un tema potente y lo localizó por un matiz filológico. En Los Hechos de los Apóstoles, supuesta segunda parte del Evangelio de Lucas, hay un pasaje decisivo. El narrador, hasta entonces bastante aséptico, menciona la súplica de un macedonio. Pablo, que aún no era santo e ignoraba transitar por el año 50 después de Cristo, se decide a ayudarle. Muy bien. El punto de inflexión es hallar en este fragmento un “inmediatamente intentamos partir a Macedonia, persuadidos de que Dios nos había llamado para evangelizarlos”.

Lucas está presente, luego cuenta la historia con conocimiento de causa y Los Hechos de los Apóstoles devienen un relato en primera persona, como la gran mayoría de los textos de Carrère, quien se interesa y se aventura a intentar trazar una biografía del patrón de los pintores s a partir de esa pequeña apertura de la puerta del Nuevo Testamento.

No importa mucho si lo consigue y el mismo es consciente de la dificultad del envite. Por eso aprovecha el mismo para trazar su peculiar visión de los orígenes del Cristianismo leyéndolos como si fueran una novela vista desde distintas vertientes. La primera es la suya de exégeta, una confesión de sus pesquisas inmersas en su día a día entre vídeos porno, enamoramientos y el desarrollo comprensible de toda investigación, plagada de saltos y sorpresas. La segunda tiene al autor del material como protagonista en la sombra porque, ahí accedemos a la tercera, Pablo es el héroe absoluto por su lucha contracorriente en su interpretación de la fe. Carrère entiende la magnitud del protagonista y los obstáculos del reto. Lo considera un trotskista de la secta, un outsider empecinado en desmontar el tinglado de los padres fundadores para expandir la palabra de Jesús en sentido ecuménico, y ese punto le da juego para plantearse cómo las creencias son desmentidos de la realidad, ilusiones del desprenderse de las exigencias de la razón para instalarse en mundo allende el mundo: el Reino de los cielos.

La narración fluye en su desorden ordenado de una sinceridad aplastante. Por principio todo narrador es un farsante, un manipulador incuestionable y el francés no lo oculta en ningún momento. Sin embargo expone a las claras sus intenciones. No pretende ninguna verdad definitiva, navega por el mar que él mismo ha generado y se deja llevar por el viento de la Historia sine ira et studio, con la objetividad subjetiva de quien contrasta fuentes, viaja con sus personajes y termina por conocerse mejor entre el mundo globalizado de la Antigüedad con Asia como punto de lanza, la Roma neroniana y la resaca de los Flavios, antesala de una consolidación hacia el lento estallido corroborado por Constantino.


El tiempo histórico se funde con el tiempo personal de este autodenominado Bobo, bourgeois bohème,  parisino. Sus teorías se hilvanan con el deseo de entender su propia  transformación y, con un toque sutil, sirven al lector para comparar lo remoto con lo presente, no desde la máxima marxista, sino desde el libre albedrío de la novela, bestia poliforme que se resiste a morir por el poder bautismal de algunos escritores. 

jueves, 3 de diciembre de 2015

El Raval alternativo en F5 de El Mundo


Esta semana publiqué en F5 de El Mundo un artículo sobre los cambios en el Raval y su movida de locales alternativos, si quieres puedes leerlo aquí

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Diálogo con Rafael Argullol en El Diario



Hará unas semanas dialogué con Rafael Argullol sobre su libro Mi Gaudí espectral (Acantilado), puedes la charla



aquí en catalán

aquí en castellano

martes, 1 de diciembre de 2015

Segunda parte del especial Marcel Proust en Todos somos sospechosos



Esta pasada madrugada Laura González y servidor cerramos el círculo proustiano de Todos somos sospechosos. Si quieres puedes escuchar la charla de noches en la tierra aquí