Diálogo con Pere Gimferrer, por Jordi Corominas i Julián
Tengo un recuerdo de una tarde de invierno de hace un par de años. Paseaba por Rambla Catalunya y divisé a lo lejos una figura alta con abrigo negro y sombrero. Ni siquiera parpadeé porque reconocí al instante que se trataba del poeta Pere Gimferrer. Su presencia entre los transeúntes parecía sacada de una antigua instantánea. Pensé, sin que con ello los compare, en Baudelaire paseando por París, desconocido para la mayoría, pero muy reconocible entre la multitud por unas señas de identidad y un invisible carisma, luz diáfana que me hace recordar ese momento como congelado, con Gimferrer en medio de la calle sin dejar de estar en su mundo.
Esa era la otra sensación que tuve. El poeta destacaba porque estaba sin estar, seguía su camino sin más, ajeno al ruido. Pocas personas en Barcelona transmiten este tipo de sensaciones, las podemos contar con la palma de la mano. Vila-Matas. Permanyer. Bohigas.
Con Alma Venus sucede lo mismo. Lo lees, no te basta con una sola vez, repites y las ideas fluyen sin erigir ningún todo definitivo porque la poesía de Gimferrer dispara flechas multidireccionales. De nada sirve, entre otras cosas por la riqueza de referencias y un estilo personalísimo, reseñar la obra, por eso decidí que valía la pena hablar con él, y así, por primera vez en más de siete años sentí el buen vértigo previo a una charla que era un reto y una oportunidad de aprender.
Llegué a la sede de Planeta, subí al lugar de la cita en un ascensor de ciencia ficción y me llevaron a un despacho. Me senté, dispuse mis bártulos en la mesa y, de repente, llegó Pere Gimferrer. Nos saludamos, cruzamos algunas palabras para ver cómo enfocaríamos la charla y dejamos que fluyera. Ahora, justo antes de transcribirla, me doy cuenta que por una vez cuarenta y cinco minutos fueron insuficientes, que iba con ciertas preguntas en mi disco duro mental y las olvidé para no perjudicar el desarrollo del diálogo. En el tintero quedó la duda de las proporciones áureas del ordenador y un sinfín de cosas para las que hubiese necesitado un día entero. Fue nuestro nombre primavera, y hoy nuestro nombre será el de la borrasca. Sí, pero algo indica, y así lo piensa el autor de Alma de Venus, que la belleza puede salvarnos.
Finalmente, tras este tanteo inicial, fuimos directos a lo que nos incumbía y encendí la grabadora.
Jordi Corominas i Julián: Me gustaría saber cómo gestaste Alma Venus, cuál fue su proceso de creación.
Pere Gimferrer: Nunca he hecho lo que comentas, en realidad sí, alguna vez, pero muy pocas. Rapsodia salió en enero de 2011 y lo terminé justo un año antes. Entre Rapsodia y Alma Venus media más tiempo del que parece a simple vista. Dicho esto, mi proceso habitual suele ser el siguiente. Empiezo a escribir unos versos que forman en mi cabeza un núcleo rítmico que se traduce en sonidos y luego en palabras. Estas palabras constituyen los primeros versos, cuatro o cinco como mucho, que entonces escribo para no olvidarlos.
Estas palabras iniciales son el núcleo, pero no se construyen desde una idea previa. Si tengo cosas dentro, éstas terminarán apareciendo en el poema. A partir de este punto hay un núcleo rítmico compuesto por imágenes, palabras y sonidos que irán desarrollándose desde una determinada cadencia que no se rige por un sentido lógico.
Hay una idea que debe presidir la orientación general del poema. No hice ningún plan previo para Alma Venus. En esta etapa, quizá de forma más acusada que en otras, hay un grupo de ritmos, sonidos y palabras que a partir de asociaciones fonéticas, semánticas y de imágenes terminan por configurar un determinado sentido al poema.
¿Y a partir de ese punto, cómo sigues?
Una vez he escrito varios poemas se perfila una idea general que los orienta y preside. No titulo al empezar la composición. Eso llega al final, y es la última cosa. El título resume el posible sentido que ha ido formándose.
¿Cómo se te ocurrió el título de Alma Venus?
Apareció durante el proceso de redacción. Si te fijas aparece en algunos versos, pero no al principio del poemario, tarda en aparecer; las menciones a Alma Venus aparecieron a medida que iba sumergiéndome en los versos.
¿Después de los versos iniciales dejas que la escritura caiga en cascada?
Si quieres decirlo así, sí. No es escritura automática, es otra cosa. Sucesiones de imágenes, sonidos, resonancias que no son lógicas, pero tampoco puramente irracionales. No están dominadas por la lógica del lenguaje habitual, pero no están exentas de una lógica de otra naturaleza.
Mientras se enlazan las partes van adquiriendo coherencia.
En realidad trabajo sobre un núcleo de palabras casi autosuficiente que sólo cobra sentido si previamente lo tiene su autor, de otro modo no tendrá ningún sentido. Los sonidos, los imágenes y el campo semántico sólo tienen sentido si les doy una articulación que se encuentra en mí mismo. Más que el inventor del poema soy su descubridor.
De hecho en gran parte de tu obra insistes en la condición casi epifánica de los poemas, surge solo, a partir de las palabras y los pensamientos que hilvanamos.
Y pasa en gran parte de la literatura, no sólo en poesía.
Pero quizá sea algo que ocurre más con la poesía.
Se nota más porque en poesía es muy difícil que el lector confunda el tema con unos argumentos. En cambio con la novela se piensa que se cuenta un argumento, lo que tampoco es cierto. Queda enmascarado porque hay un argumento aparente, que no es muy real. Traduje La cartuja de Parma al catalán, pero creo que no sería capaz de explicar su argumento de manera lineal, y mira que conozco bien ese libro.
Es interesante lo que dices porque de todos modos si se escribe un poema unitario es inevitable que exista un hilo argumental y una serie de temas que lo vertebren.
Sí, pero estos temas surgen poco a poco. Los principales no aparecen en la primera página. Son cosas que uno ha pensado, vivido o experimentado y que luego existen de manera implícita, son los elementos que ordenarán el sentido del poema.
Leí dos veces Alma Venus…
¿Tantas? Es tres veces más largo que Rapsodia.
Sí, pero quise saborearlo bien, con calma. Me dio la sensación como si en Alma Venus, algo que por otra parte creo que aparece en otras obras suyas, iniciáramos el viaje desde el alba y fuéramos adentrándonos, por temas y palabras, hacia la oscuridad, que tampoco es una derrota total.
Es posible, pero piensa que es un poema muy variado.
Sí, pero empieza con una luz diáfana que va oscureciéndose progresivamente.
Hay dos elementos que siempre aparecen en mis poemas: la luz y el fuego, que no son lo mismo. Esto viene en gran parte por la gran influencia que tuvo en mi persona una charla larga, pero único, que tuve en 1967 con el poeta brasileño João Cabral de Melo donde me decía que los poemas pueden ser totalmente inverosímiles, no realistas, pero es imposible aceptar que un poema no pueda visualizarse, y los elementos más visualizables son el fuego y la luz. ¿Exageraba Cabral de Melo? No demasiado.
En Alma Venus la luz y una serie de imágenes cromáticas se conectan con pensamientos que expresan malestar y protesta en torno a lo que sucede en la actualidad.
Sí, pero esto tampoco es nuevo, he escrito cosas así hace tiempo, pero quizá en esas épocas no tenía tanta importancia, aunque su presencia trascendente en Alma Venus es más aparente que real, entre un 10 y un 15% de su contenido.
Son matices, pinceladas…
En épocas muy anteriores escribí de temas que, en parte, serían equivalentes: la guerra del Vietnam o la muerte del Che Guevara, que también aparece un instante en Alma Venus.
Percibo en el poema una deriva moral de caída, sobre todo de Europa y su agonía. En un momento concreto dices “En esta última etapa ya la mano no respira las voces del pigmento.”
Sí, pero lo de Europa lo trato más adelante.
En “filmad en digital esta agonía”.
Exacto, y además es un poema dedicado íntegramente al tema.
Ya, pero relaciono ambos poemas, no sé si por el muro…
De todos modos hablo de otra cosa, que no podemos olvidar. Mis poemas son polivalentes y ambiguos. El cementerio antiguo de Pisa, destruido por los bombardeos aliados durante la Segunda Guerra Mundial fue restaurado muy tardíamente a base de pocos trazos que quedaban. En una magnífica entrevista de Rohmer a Rossellini, éste cuenta que con eso le basta, porque no queda nada de pintura pero con el dibujo previo tiene suficiente. Ahora bien, sí, la idea del pigmento relaciona lo que digo con Europa. Lo sé.
Pero no sólo por el pigmento, lo decía más bien por la relación entre la mano y el muro, como si así se suprimiera la libertad.
Todo es bastante ambivalente salvo algunos casos muy concretos donde nombro las cosas por su nombre de manera muy directa.
Hay una serie de versos sobre el recuerdo donde la ambivalencia se manifiesta más claramente.
Sí, los personales y los colectivos.
Y el colectivo es más nítido que el personal, porque habla de pasear por calles borrosas que ya se han desdibujado.
Son calles de Turín, una ciudad que está situada en una especie de tiempo mítico.
Como si se hubiera congelado el tiempo.
A veces en Turín paseas y te sientes dentro de una novela de Pavese, pero por otro lado es una de las ciudades con mayor vitalidad del mundo. Hay un momento donde cito casi de manera literal una de las frases iniciales de Tra donne sole: recordé entonces que era carnaval. Esa novela se escribió en la inmediata posguerra y ahora lo uso, es una frase atemporal como la misma Turín, que al mismo tiempo es un lugar vivísimo.
Y en Alma Venus da la sensación que sugieras que estamos en una posguerra. También parafraseas, algo que ya hiciste en Rapsodia, el Twenty years wasted, the years of l’entre deux guerres de T.S. Eliot.
En sentido hay menciones muy difíciles de identificar. Hay muchas cosas que no quiero nombrar directamente, en este caso la figura de Mussolini.
Pero sí sale lo de Cosí per bellezza de los fascistas.
Hay una parte interesante que muestra determinadas tendencias. ¿Ves? Esto (ndlr: By Towels at Milano) es el inicio de un poema de Ezra Pound sobre la muerte de Mussolini, a favor del personaje en su caso. En ningún momento sugiero su origen ni menciono a Pound o Mussolini.
Sólo menciono directamente las cosas indispensables. Por ejemplo en el caso del señor Paesa, un personaje demasiado singular sobre el que ironizo. Su hermana hizo una misa gregoriana en el monasterio de Cardeña. Tenía que mencionarlo directamente.
Volviendo al hilo de la luz y la oscuridad, hay otro factor, muy presente a lo largo de su trayectoria, que son las sombras, que en los momentos más críticos recuerdan a las del mito de la caverna platónica, como si estuviéramos instalados en ella y no supiéramos encontrar la salida.
Sí, en parte es así. Es complicado porque todo es muy polivalente, hay muchas cosas. Una de los mayores ejemplos de polivalencia es el poema dedicado al fascismo, que progresa de su origen hasta la actualidad.
¿El pim pam pum?
Sí, claro, ya lo has visto. Pero pueden ser pelotas de goma de una verbena o policiales.
Yo visualicé claramente la actuación de los mossos.
Sí, pero también puedes pensar en las de la verbena. Hay ambivalencia. Es eso, nunca digo nada claramente.
Pero si entiendes el hilo del poema si puedes comprender la evolución del fascismo.
Sí, pero también puede ser una verbena sangrante. En otra parte, volviendo a Italia, menciono la cloratita potásica, que está prohibida en ese país porque la usaban las Brigadas Rojas, algo que por otra parte es absurdo.
Evolucionamos del cosí per bellezza hasta…
¿Sabes de dónde sale esa frase?
No, cuénteme.
Es el final de un cuento de Giorgio Bassani del romanzo di Ferrara.
Volvamos a la agonía de Europa.
Ya te dije que sólo aparece en un poema.
Pero aparece sutilmente a lo largo del poemario, lo recorre. Hasta con el verso de nuestra vida de Guernica, nuevo rapto de Europa o piorrea.
Max Ernst pintó Europa después de la lluvia. Por aquel entonces vivía en París y le enseñaron el cuadro a Joyce, que al verlo dijo tres cosas en francés: Europe, puré, pyorrhée. Esto no lo puedo contar directamente. Es una frase que puede decirse en francés, español o italiano, pero no en inglés.
Guernica, paisajes de ruina artificial. Lucano hablaba de guerras más que civiles, en nuestra época podemos hablar de crisis más que económicas.
Pero no solamente hablo de esta crisis, hablo de muchas cosas. Antes me hablabas de la mano y el muro, y eso aparece en el poema por el descalabro del trabajo artesanal.
Pero al mismo tiempo la mano y el muro, en relación a cómo lo percibo, parecen relacionarse con el verso, que aparece en el poema de Europa, que voulez-vous la rue etait barrée, como si los obstáculos impidieran que luz pueda fluir con libertad.
Esto sale de un verso de un poema excelente de Paul Éluard sobre el París ocupado. Fíjate que justo antes de este verso hay otro sobre Europa unida ya sin pasaportes. Eso se lo dijo Albert Speer a Jean Cocteau, a quien le parecía una idea excelente. Europa sin pasaportes. A Napoleón también le parecía una gran idea, y ahora la Unión Europea piensa igual. La Unión Europea, hecha por mandatarios irreversibles. La Unión Europa en su forma irreversible, de la que no puedes salir pero sí ser expulsado. Una Unión Europea que no ha sido aprobada por ningún plebiscito o votación. Que voulez-vous, la rue etait barrée.
Pensando en Francia, también aparece en el poemario Pierre Laval.
Sí, y sale al lado de Companys, con quien tiene una extraña simetría. Son antagónicos políticamente pero tienen una conexión más bien rara. Companys fue entregado a España por los alemanes. Laval se refugió en España y Franco se lo entregó a De Gaulle. Ambos fueron fusilados, y su conexión se extiende hasta el castillo de Montjuic, donde ambos fueron encarcelados.
Es el mismo poema donde sale lo de Paesa.
Y también sale Brasillach. Robert Brasillach, de Perpignan, autor de una historia del cine. Había escrito mucha novela y algo de ensayo. Era colaboracionista. Lo detuvieron y lo condenaron a muerte. De Gaulle no pudo dormir la noche antes de la ejecución. Su deber, y lo sabía, era fusilarlo. No podía indultarlo porque si lo hacía daba la sensación que los escritores tenían barra libre. Fusilándolo indicaba que la ley era igual para todos.
En el mismo poema hay dos versos muy ambivalentes: No tuvo la experiencia de una guerra esta generación de miriñaques.
Es una frase de Truman Capote que saqué del guión de La burla del diablo de John Huston, una película con un reparto muy extraño: Humprey Bogart, Jennifer Jones, Gina Lollobrigida, Bernard Lee y Peter Lorre. Con estos versos hago una broma muy macabra. Al final de la película el personaje de Peter Lorre dice la frase “Esta generación tuvo su oportunidad. Hitler. Mussolini. La han dejado pasar.”
Al leer la frase pensé en que era una referencia a los que nacimos y no hemos vivido ninguna guerra.
Depende del punto de vista. Aquí hablo de manera irónica del culto a las armas de fuego, que por suerte siempre es más minoritario en nuestro mundo.
Ironía desde una mención casi museística con la Beretta en la vitrina.
Otro asunto es que no necesariamente soy yo quien dice las cosas. Hay muchas voces. Por otra parte esto es un tejido complejo. El lector no tiene la obligación de desentrañarlo al completo. Si cada verso funciona el poema lo hará en su conjunto, por lo que no es imprescindible entender todo lo que dice el poema. Si quisiera que todo fuera perfectamente comprensible hubiese aplicado el método de T.S. Eliot con sus notas al final del texto, notas que por otra parte no hablaban de nada importante, las colocaba para disimular.
Hay otro poema donde te lamentas por el estado de la poesía, me fijé en el verso no hay murmullos de elfos en el bosque sagrado.
El tema central de todo el libro es la poesía.
Por eso quería entrar ya en el tema.
¿Por qué has subrayado este verso?
Porque parece que se mencione una muerte de la poesía con el bosque sagrado en silencio, abandonado.
Aquí la inspiración principal es Rimbaud. Hay muchas cosas que sé que el lector no captará, pero no es necesario, son cosas mías, las necesito para escribir. Mira este nombre. No es obligatorio que quien me lea sepa quién es.
Ya, no son tanto los nombres, más bien lo que me sugieren las imágenes. El bosque sagrado me inspiraba un lugar abandonado. Luego el poema avanza y con el aire calcinado en las enseñas de la destrucción vislumbré esperanza, como si el poeta respirara y no todo estuviera perdido.
Este poema me costó mucho, sobre todo su final. Me costó mucho usar la palabra inmolación, que me parece demasiado solemne, pero no encontré otra palabra, me resultó imposible. Quería evitar la deificación del poeta.
Hace que el poema termine con gran contundencia.
Sí, eso lo tiene. He conocido poetas más racionales que yo. Jaime Gil de Biedma sacrificaba el sonido en favor de la idea. A mi es algo que no me gusta. Aleixandre sacrificaba la idea y privilegiaba el sonido.
¿Cómo concibes hoy en día la función social de la poesía?
Siempre es la misma. La poesía no puede cambiar el mundo como decía Marx, y tampoco la vida en un sentido rimbaudiano. Transforma la vida moral poco a poco como cuando tiras una piedra al agua y su núcleo inicial se expande con mucha lentitud.
¿Podríamos juntar la belleza de Alma Venus con la poesía?
¿Sus personajes?
No, en el sentido de la idea que transmites, de la belleza como única esperanza.
Alma Venus tiene un carácter especial que gloso a partir de una traducción parafrástica de Virgilio. Es un título en latín. Es una Venus protectora, defensiva, refugio de la individualidad ante un mundo desballestado. En ese sentido se parece al amor en la tradición romántica y surrealista.
Alma Venus: inno quotidiano alla rivoluzione dell’eterno.
Frase de Toni Negri de un libro poco conocido: Kairós, Alma Venus, Multitudo. Un libro ininteligible cargado de aforismos cortos, con frases muy telegráficas. Tiene, si escribe solo, una filosofía muy difícil de captar.
Mencionaba la frase porque al final Alma Venus, definiendo Alma Venus desde un concepto de protección, parece transmitir la idea de una poesía que nos nutre individualmente, lo que implica que cada uno de nosotros debe comunicarla a los demás, ir de lo individual a lo colectivo.
Sí, eso está clarísimo. Parte de nosotros. En parte, aunque no únicamente, son las tesis de Negri, pero también el amor surrealista.
En muchos de tus poemarios es evidente la influencia surrealista. No te he preguntado por ella porque me parece que ya la interiorizaste.
Además el surrealismo no es una escuela artística, es una actitud moral.
¿Qué sensación tienes de la evolución del poemario?
Se va complicando a medida que avanza.
El final me ha parecido críptico.
Pero su ultimísima parte es clarísima.
Sí, pero me refiero a toda la parte que avanza hacia la conclusión, no sólo hablo del último poema. ¿Eres el vendimiador de la penumbra?
Este verso parece que ha captado vuestra atención. Intento que cada verso sea una unidad gramatical autónoma. A veces es imposible lograrlo. Procuro evitar que el sentido pase de un verso a otro. En ocasiones tengo que usar versos que sirven de enlace porque no tienen suficiente sustancia poética.
Si cada verso cumpliera tu ideal, cada verso sería un poema.
En cierto modo sí, pero esto es como cuando ves un cuadro y te enseñan un detalle del mismo.
Y observas los matices y cada detalle es importante.
Ver un cuadro de Velázquez y entender que cada parte tiene su importancia en el conjunto.
Apagué la grabadora, seguimos hablando durante un rato y justo cuando parecía que íbamos a abandonar la sala de reuniones tuvimos un divertido contratiempo. Al principio de la charla nos percatamos de la presencia de un vetusto teléfono fax en el suelo. Creo, y no se me caen los anillos al reconocerlo, que tanto Pere como servidor somos más bien patosos. Recogimos el aparato, lo colocamos sobre la mesa y se desmontó. Intentamos arreglarlo entre ambos, pero no hubo manera. Desistimos y fue entonces cuando Gimferrer hizo una observación particularísima. Era la una y media. La pantalla del teléfono lo indicaba. 13:30. Después aparecía una P. No sé si por nervios o por lo que fuera no le di mayor importancia, pero claro, ya sabemos que los detalles son fundamentales. Pere comentó que faltaba una m. Así, a bote pronto, no lo entendí. Falta una m. PM. Post meridiem. No sé si alguien habrá arreglado el chisme, poco importa. Me quedo con la anécdota y el tiempo vivido, que no me lo quita nadie.
Fotos de Elena Blanco Benito
1 comentario:
Muy interesante. Muchas gracias por compartirlo.
Laura.
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