domingo, 24 de enero de 2010

Diálogo con Agustín Fernández Mallo en Revista de Letras


Mi visita a un céntrico hotel barcelonés es el primer paso de un día cargado de emociones. Siento mucha curiosidad por respirar a Fernández Mallo en persona y ver qué se esconde detrás del autor que ha dado nuevos bríos al panorama nacional. Algunos discutirán su trascendencia, que sólo podrá juzgar el paso del tiempo, pero nadie podrá reprocharle nada. Ha dado un paso al frente y ha planteado, quizá desde esquemas existentes en otras literaturas, la necesidad de ir más allá de lo tradicional. Esta charla recoge parte de este debate y se centra en su última novela, “Nocilla Lab”, última y multiforme entrega de su combinación de leche, cacao, avellanas y azúcar.



ORÍGENES, MÉTODO Y NOCILLA

Jordi Corominas i Julián: Cuando empezaste a escribir Nocilla Dream, ¿ya tenías claro que era el inicio de una trilogía?

Agustin_Fernandez_MalloAgustín Fernández Mallo: Cuando estaba terminando Nocilla Dream me di cuenta de que quería seguir investigando más cosas en esa línea. Pero por investigar, por ver hasta donde podía llegar. De repente me empezaron a surgir muchos mundos que quería mezclar, e intuí que tenía para tres libros, pero tampoco sabía cómo iban a ser, aunque sabía que tenía algo, porque al ser poeta, vengo de la poesía, y un poema es absurdo programarlo me enfrento a la narrativa de la misma manera. Mi intuición me dijo que sí tenía para dos libros más.

Cuando se habla de una trilogía muy estructurada en su contenido… ¿Es eso una tontería?

Yo no la estructuré, eso lo tengo muy claro.

¿El orden de los fragmentos está elegido a conciencia o son totalmente intercambiables?

No, no son tan intercambiables, porque concebí los libros para ser leídos de principio a fin, aunque es verdad que están más o menos ordenados según yo iba descubriendo y escribiendo el propio libro.

Entonces el fragmento sale a partir de tu experiencia poética…

Claro, absolutamente. Incluso en Nocilla Lab. La primera parte, el monólogo, empecé a escribirla sin saber hacia donde iba. Seguí, y cuando me cansé de la primera parte pase a otra cosa, pero podría haber durado mucho más. Emprendí la segunda parte, el diario de viajes, y al cansarme fui hacia la tercera, ese relato del penitenciario, medio gótico-medio Lynch. Y al final surgió el cómic.

Con el cómic me dejo intrigado lo de Enrique Vila- Matas. ¿Por qué?

El personaje se va diluyendo, y en el fondo desaparece. Vila-Matas es quien más, al menos en España, ha trabajado el asunto de la desaparición del escritor. Casi no lo pensé. Cuando vi que el personaje desaparecía se impuso Vila-Matas con pasmosa facilidad.

Pero en el monólogo interior se intuye un poco su figura, hablas de las Azores y algunas cosas típicas del autor barcelonés.

Sí, pero en ese instante no pensaba en Vila-Matas, la idea se impuso después. Como no sabía donde acababa el libro en ese momento no pensaba ni en el cómic ni en la disolución del autor. Si parece que flote por ahí es pura casualidad.

Sí, pero en el libro hay varias repeticiones que parece que tengan que llegar a esa disolución en la unicidad, hasta con la presencia de los dos Agustines, que es la gran repetición.


Eso es, el ritornello donde finalmente sólo puede quedar un Agustín, como la Coca-Cola, que no hay dos, es una.

Volvamos al monólogo. Esta parte de Nocilla Lab me sorprendió comparándola con las dos anteriores novelas. Del fragmento te transformas e hilvanas un monólogo de más de 70 páginas. ¿Cómo surgió?

Puede que se deba a un cansancio de lo fragmentario, pero también hay que considerar la variedad de la literatura dejando de lado las Nocillas. Antes de la trilogía tenía una vida literaria poética anterior, con Carne de Píxel o Yo siempre regreso a los pezones y al punto 7 del Tractatus, libros que se parecen mucho a la primera parte de Nocilla Lab, monólogos obsesivos escritos mucho antes de las Nocillas.

Te doy la razón porque quizá a partir de Nocilla se te etiqueta, pero anteriormente hay un bagaje.


Sí, había vida antes de Nocilla, y es una parte tan importante como otra de mi literatura.

¿Cierras el círculo con Nocilla Lab?


Sí. Además hice una película de setenta minutos, colgada en mi blog, que son los extrarradios poéticos del proyecto, de dónde viene, cómo me inspiré. También hay cuatro entrevistas, entre ellas una a Antonio Luque. El proyecto, sin yo pretenderlo, cobra una unidad que trasciende la literatura, porque está la literatura, el cómic y el audiovisual. Se transforma un poco, aunque no tendría que decirlo, como una obra de arte contemporáneo.

FORMAS Y TRANSVERSALIDAD


Bueno, pero a partir del libro te picó el gusanillo de ir más allá, no creo que sea nada malo afirmar tal cosa. La transversalidad de los libros crea otras formas.

La película la hice entre 2006 y 2009, justo cuando salió Nocilla Dream, quería ver qué tal me iba con el audiovisual, cómo me desenvolvía y hacer algo para no aburrirme. (risas).

¿Cuándo escribiste las Nocillas?

Las escribí de verano de 2004 a verano de 2005 y no quería aburrirme, y lo digo en el sentido más noble. Me gusta investigar, conocerme, seguir caminos poéticos desconocidos, ponerme a prueba…

Eso desde mi punto de vista es fundamental. Muchas veces se toma la literatura, y eso que ya estamos en el siglo XXI, como un asunto de las musas. Muchos desprecian la investigación, y sin embargo es una de las claves básicas para progresar, al menos desde mi punto de vista. ¿Cómo ves esta cuestión?

No se entiende bien lo de investigar porque en España hay la idea de escritor que sigue unas pautas muy determinadas desde un ideal platónico, y no se lo tiene como un investigador poético, que al final es lo que somos.

Además en cada obra por lógica vital, siempre que no pase algo muy raro, tiene que existir una evolución.

Sí, porque de otro modo se caería en el manierismo más absoluto.

Desde tu vertiente de físico puede entenderse que investigues, pero creo que cada escritor tendría que tener una dinámica investigadora. Cambiando un poco de tema… ¿Cómo enfocas la estructura de Nocilla Lab? ¿Una fragmentación que aporta unidad a posteriori? ¿Aburrimiento que genera novedad?


Aburrimiento no es la palabra, porque si te aburres es que no te gusta. En mi caso la composición vino de tener una parte muy trillada, llegas a un punto donde estás satisfecho, optas por parar, hay otra técnica que te llama la atención y optas por ver qué pasa. Es como ir cambiando de escenario dentro de un bosque mientras paseas. Te llenas de un camino y pasas al segundo. Es algo mucho más natural de lo que se pueda pensar. Aquí en España hay la idea de que cuando el escritor se sienta a escribir se enfunda el traje de voy a ser escritor… Yo no soy así, podría parecer que tengo todo calculado, si así fuera dejaría de escribir porque sería insoportable.

Pero alguna pauta tendrás cuando escribes. El caso de la repetición en Nocilla Lab te surgirá de una reflexión previa.

No, te prometo que no. Es como dejarse llevar por el momento, como si sonara una música que llamaba. No fue algo pensado en absoluto, como quien escucha música o compone un tema.

Y en ese sentido es interesante notar que quizá tus mayores influencias no son literarias.

Quizá, aunque hay influencias literarias muy claras. Borges, Cortázar, Thomas Bernhard, puede ser incluso, aunque no se detecte mucho, Marguerite Duras, una forma de escritura muy seca. Asimismo el cine, las ciencias y la publicidad me influyen muchísimo.



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Hablando del cine, la portada va que ni pintada con la idea de la isla y la desaparición a través de la mención a L’avventura de Michelangelo Antonioni.

Eso fue a posteriori, cuando tuve que buscar una portada, y como hacia poco que había visto la película vi que encajaba, porque en L’avventura hay una desaparición inexplicable, absurda, en un islote muy pequeño… Lo mismo que en Nocilla Lab.

Además Antonioni fragmenta la realidad y luego une piezas.

En algunas películas, en L’avventura o Deserto rosso, tiene una poética del silencio y los espacios vacíos con la que me siento identificado, creo que también está en mi obra.

En la parte de la penitenciaría hay un momento en que, antes de llegar, deciden no avanzar aunque luego se desdicen y optan por ir hacia adelante. Creo que en Postpoesía hay un trozo parecido con el artista que conduce por una carretera en obras. Eso me hizo pensar en los enlaces entre partes.


Sí, la experiencia de Tony Smith y el Land art, que impregna mi obra. Las piezas y acciones del arte conceptual… Bebo mucho más de ahí que de la literatura.

Todos los elementos que plasmas en Postpoesía emergen en las Nocillas.

Sí, en cierto modo así es. La poesía debe evolucionar y debe plantearse otros retos, es lo que intento, pero hablo mal, no es que diga quiero hacer eso porque tal, me sale tal. Has pedido un té y es porque te apetecía en ese momento, no es que pretenda cambiar el mundo, en realidad escribo para mí mismo.

Sí, pero desde tu yo escritor expresas y reflexionas sobre la necesidad de estos cambios.


Sin querer ser dogmático. Yo pienso esto, a quien le guste muy bien, a quien no, pues ya está. Es como lo de meter materiales no literarios, lo hago porque me apetece.

¿Cómo percibes la visión que se puede tener, a nivel general, al introducir otro tipo de materiales?

Supongo que hay cierto interés, por algo estamos aquí sentados. No lo pienso demasiado, no me gusta pensar lo que está ocurriendo, creo que uno si lo medita mucho puede estancarse. Cuando sucede ya estoy en otro lugar.

Es como hablar de un yo pasado…


Absolutamente, aunque como es normal me reconozco en mi obra cuando se publica, pero se escribe el día a día, se pelea casa por casa, esto no te garantiza nada, tu próxima obra tiene que ser lo que quieres que sea, porque sino te conviertes en una parodia de ti mismo.

Y en este sentido la lucha de Agustines en Nocilla Lab, el yo y el doble, la misma disolución implica el punto y final de un cierto Agustín.


Puede ser, pero no lo garantizo, porque, como siempre, no me gusta programar estas cosas. Puede que inconscientemente quisiera decirlo… Se cierra un proyecto, ya veremos qué pasa. Ahora mismo estoy trabajando en cosas de poesía con imagen. Ya veremos que sucede con la novela.

El concepto trilogía es algo clásico que siempre surge.


Es lo que te contaba. Escribiendo Nocilla Dream vi que tenía carrete para dos más y así salió.



¿Cómo surge la idea del cómic en Nocilla Lab?

Cuando me acercaba al final del libro vi que quería contar la última parte con otra herramienta, no me gustaba expresarlo con palabras, sólo con ellas no hubiese tenido la potencia deseada. El creador contemporáneo no debe limitarse a los utensilios de toda la vida, tenemos un amplio espectro con el que jugar. Contacté con Pere Joan, quien también vive en Mallorca, le pasé mi guión escrito y a partir de ahí nació el cómic.


Con ese final impactante. Esto es todo, amigo. ¿Todo? Sí.

(carcajadas) Ahí se vuelve al existencialismo de los sesenta. ¿Qué ocurre? Nada. Y eso es todo.

EL FUTURO Y LA POESÍA

Habiendo leído las dos anteriores, cuando observas el progreso del yo en Nocilla Lab si que puedes ver una especie de colofón, una clausura del Agustín nocillero que desaparece.

Quizá desaparezco y no vuelvo a escribir más novelas, no lo sé. En este momento estoy más con la poesía y la investigo desde mis rarezas. No me mires así, no te puedo contar nada, es como un secreto inconfesable, si lo verbalizara sería destruirlo. Aun estoy conociéndome en ese campo y si te comentara algo quedaría ridículo, porque quién sabe donde estaré dentro de unos meses. Será una evolución de Joan Fontaine Odisea, tiene más que ver con el arte conceptual, pero aun puedo sorprenderme, por lo tanto hablar de ello no tiene sentido.

¿Qué vía crees que es la correcta para que la gente se interese otra vez por la poesía? ¿La perfopoesía?

Eso creo que lo comento en Postpoesía. Las acciones de perfomance enganchan a la gente, pero no voy tanto por el medio que se usa, sino en el contenido. Se tienen que articular metáforas creíbles, sea en papel, en spoken word… el medio no asegura el éxito, lo interesante es el cuerpo.

Y a veces el mismo verso provoca rechazo. Este domingo vi una calle con una fila de 50 metros de sujetadores, y me salió un verso que era los sujetadores determinan el pavimento. Lo mandé a unos amigos y me dijeron que era un cachondo… Me dolió porque vi que la gente rehuye esa forma.

Puede que al principio no sea creíble, pero si persistes y sabes hacerlo termina por conformarse en una estética, si crees en ello. Y al mismo tiempo hay que considerar los derechos del lector y escribir pensando que es inteligente para que nuestra propuesta sea verosímil.

Seguimos hablando un rato más hasta que un nuevo entrevistador ocupa mi lugar. Por la noche nos volvemos a encontrar y me alegra ver en Agustín a una persona con la que se puede hablar con tranquilidad. No todo lo supuestamente denso lleva a una persona difícil, lo importante es que las ideas fluyan y aporten otros horizontes, y aunque se cierre la trilogía siempre tendremos que interesarnos por la obra del gallego afincado en Mallorca porque en su conformismo está la base del crecimiento, mirar más allá e intentar innovar sin pretensiones, sólo por el placer de escribir y encontrarse.

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