miércoles, 22 de enero de 2014

Les parelles dels altres, de Gonzalo Torné

FACETAS OCULTAS EN LA NORMALIDAD

Suelen aburrirme las presentaciones literarias, sobre todo por su formato, demasiado cargado de solemnidad, con previsibles charlas donde el elogio intenta mezclarse con erudición y una pizca de humor. Sin embargo la de Les parelles dels altres me enriqueció porque consiguió generar debate sobre varios temas que considero importantes.
¿Por qué existe tanta distancia en tan poco espacio? Hablo de los grupos literarios de una misma ciudad. Barcelona es el máximo ejemplo de una normal convivencia bilingüe, pero en las letras apenas hay contacto entre las dos orillas, como si se negarán una integración y un conocimiento que sin duda mejoraría el panorama y le aportaría facetas que, con toda probabilidad, ignoramos porque no se ha producido el gran atrevimiento del contacto.
Gonzalo Torné | Foto: Ester Andorrà
Gonzalo Torné | Foto: Ester Andorrà
Con Les parelles del altres se ha dado este pequeño milagro. No creo necesario introducir en exceso la figura de Gonzalo Torné. En mi humilde opinión es una de las mejores noticias que ha dado el último lustro de narrativa española. Su prosa es bien reconocible desde múltiples coordenadas que incluyen agudeza, observación, mucha ironía y una encomiable capacidad de mostrar lo apabullante que es la cotidianidad, desde los detalles callejeros hasta la rutina de los interiores donde nadie nos ve. Es un narrador de Barcelona que la describe sin aspavientos, con una naturalidad que le atribuye rol de protagonista que asimismo es el tablero donde los personajes mueven sus fichas con más o menos fortuna.
En el debate que el mismo autor y su traductor al catalán, Joan Todó, entablaron en la librería Laie me llamó la atención la referencia a la figura del novelista de Barcelona. Se llegó a la conclusión que, por motivos lingüísticos, hay más narradores castellanos que asumen este papel, mientras la novelística en catalán no ha reparado en exceso en la capital que se come al resto del país. Por eso mismo, porque Torné en este sentido sigue una tradición muy heterogénea que va de Marsé a Martínez de Pisón, creo que es un gran acierto traducir estos cuatro cuentos al catalán, algo que con toda seguridad hará que muchos lectores se atrevan a frecuentar parajes que, por determinadas querencias idiomáticas que todos tenemos, no suelen frecuentar. Y así como afirmo lo anterior también creo que no estaría de más repetir la operación en sentido contrario para que el público castellano pudiera conocer más autores que normalmente escriben en catalán, firmas con sobrada calidad que debería ser reconocida más allá de sus clásicos acólitos. La literatura no tiene fronteras ni banderas por mucho que algunos se empeñen en perpetuar esta idea.
Joan Todó | Foto: Ester Andorrà
Joan Todó | Foto: Ester Andorrà
Traducir Les parelles dels altres es una operación de riesgo que Todó ha resuelto con sumo éxito. El experimento deja de serlo al abrir su páginas, donde hallamos cuatro tramas que son una especie de invitación a todo el universo de Torné, condensado en destellos que con poco consiguen mucho. El dia del porc contiene imágenes brutales que parten de esta nostalgia urbana que tienen muchos de los caracteres inventados por el barcelonés. Una noche de soledad nos transporta al recuerdo de una infancia de antes, de niño de clase media que transcurre las vacaciones en medio de un ambiente rural donde la lentitud y la excepción marcan una separación con la ciudad y su trasiego. El padre de la criatura quiere que conjugue la velocidad con la mansedumbre, pero eso no es lo más importante. El adulto que rememora al niño que fue, los infinitos yoes de una existencia, piensa en ese pobre cerdo que en ocasiones vio fornicar y del que intuyó sus últimos instantes. El sexo y la muerte del animal ocultan otro trasfondo clave: la voluntad de superar fases del chaval, de crecer para evolucionar.
LaBreu Edicions
LaBreu Edicions
Les parelles dels altres, relato que da título al conjunto, es una parte descartada, creo recordar que por motivos de extensión de Hilos de sangre, cuenta desde la excusa del retorno de Clara, la mujer de Joan-Marc, a Barcelona una serie de peripecias amorosas de los demás. Clara se siente desorientada con la vuelta al origen y siente que ha llegado a una fiesta donde todo el mundo ya tiene un discurso al que debe reengancharse. En estas la casualidad, que casi nunca lo es, hace que coincida con Irina, una antigua amante que le contará su intento de estabilizarse a través de relaciones sentimentales y sexuales, más lo segundo que lo primero, con las que dar con la tecla justa que ordene el difícil tránsito por la treintena, década vital que sirve a Torné para armar algo en lo que desde mi punto de vista es maestro, pues pocos captan como él la absurdidad de dimes y diretes cotidianos que muchos juzgan como esenciales para medrar en el camino. Ello se aprecia a lo largo de todo el relato y quizá, de un modo más concreto, alcance su paroxismo cuando los romances escuchados pasan a ser los de Álvaro, hermano de Clara, desorientado en su afán de su propio orden.
En la transacción se aborda el mundillo literario desde una trama donde la figura del doble enfrenta dos carreteras que siguen vías paralelas al revés. Un escritor circulará de lo alto al precipicio mientras un antiguo admirador trepa las cumbres hasta ser una figura demoníaca para su otrora admirado colega, que lo desdeñaba en sus primeros balbuceos por la jungla. El cuento tiene una sucesión de matices que hace muy recomendable su relectura, porque es entrelíneas donde se oculta su verdadero significado.
Cierra el libro el cuento Dorment, donde el soliloquio de una mujer en plena disolución retrata con escalofrío la demencia, la derrota y la absoluta rendición de un ser humano abocado a una lúcida desdicha donde el juego entre lo exterior y el piso donde acontece el episodio narrado es una clara metáfora de miedo y aislamiento a la espera de la beckettiana señora Chang.
Un hilo común de este póker de relatos es la acuciante conciencia de la brevedad de nuestro tiempo. Demasiado hemos tardado en ser valientes y crear trasvases entre castellano y catalán. Deseo de todo corazón que el libro del que hemos hablado no sea la excepción que confirma la regla y se den más iniciativas de este tipo.

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