Los límites del juego: Ha vuelto de
Timur Vermes, por Jordi Corominas i Julián
Timur
Vernes, Ha vuelto, Barcelona, Seix Barral, 2013
Traducción
de Carmen Gauger
Madrugada
de sábado. Me llaman varios libros. Descarto los más sesudos y me decanto por
el de la cubierta más simple y atractiva. Ha vuelto, y por la composición
gráfica es fácil deducir que se trata de Adolf Hitler. No soy un lector
inocente. Sabía de antemano del éxito cosechado en Alemania por la novela,
polémica por ir al límite en el tratamiento del personaje, una provocación que
la mayoría de habitantes del país germánico aceptaron de buen grado, sobre todo
porque desde hace décadas, seguramente desde la unificación del país, se educa
a la población en un espíritu crítico que ha cancelado, si es que eso es
posible, las heridas del pasado mediante modelos educativos, propuestas
pedagógicas y una oferta cultural, del Hundimiento a Hijos del Tercer Reich,
brillante que ya me gustaría hallar en nuestro territorio, donde muchos
problemas surgen por la ignorancia del ciudadano para con el pasado.
Vayamos
al libro. Adolf Hitler se despierta en 2011, y nada, abre los ojos plenamente
recuperado del sinfín de achaques físicos y mentales que padecía cuando se pegó
un tiro el 30 de abril de 1945. Para el Führer no pasan los años, y hasta su
uniforme está limpio e impoluto, pero claro, lo que antaño era moda ahora es
burla y rareza. Berlín se ha vuelto la meca de la modernidad de fachada y su
antiguo amo y señor desentona por completo.
Un
quiosquero será su tabla de salvación. El bueno de Adolf sufre en silencio, y
no piensen en anuncios televisivos. Imaginen volver al Planeta tras un largo sueño
de más de seis décadas. Las preguntas saturan el cerebro del genocida,
intrigado por tanta metamorfosis imprevista. Su nula empatía dificulta todavía
más las cosas. Es incapaz de cambiar el chip y ponerse en situación. Si acude a
una tintorería relámpago y ve a un turco lo juzga extraño. Si le prestan ropa
contemporánea protesta por lo anómalo. ¿Qué suerte podía depararle el futuro?
El hombre de los periódicos se divierte con su cháchara política, tan perfecta
en léxico y gesticulaciones. Sí, usted es el doble perfecto del nazi, no se
preocupe, hablaré con unos de la tele, ya verá…
Y
nada, como pueden comprender aquí tenemos la base para el disparate y el
delirio. Una productora decide contar con Adolf Hitler como colaborador en un
programa humorístico y su número rebasa las expectativas hasta convertirse en
un fenómeno nacional. Las observaciones del cómico que se toma todo demasiado
en serio, y por eso sus protectores admiran su supuesta capacidad de
improvisación, oscilan entre la cantinela nacionalsocialista sin modificaciones
y el fino análisis de fenómenos actuales que van desde la homologación hasta
ciertos absurdos imposibles durante la primera mitad del siglo XX.
El
Hitler del siglo XXI, con un cutis perfecto, tiene despacho propio y se
preocupa por los que le han contratado y trabajan con él. Su secretaria le
enseña a navegar por Internet y a manejar el móvil. Su magnetismo y los pingues
beneficios que aporta a la empresa hacen que se le salude muchas veces brazo en
alto en el ambiente privado, donde le advierten que el único tema tabú son los
judíos.
Por
otra parte está el problema de su identidad. Si le preguntan cuál es su nombre
responde, con pasmosa naturalidad, Adolf Hitler. Necesita documentos para
desarrollar su existencia en el siglo XXI.
Poco
más avanzaremos. El Fúhrer de Vermes es un narrador maravilloso que engancha
con sus explicaciones y desgrana sus múltiples dudas. Acepta que los platós han
cambiado el ritual del discurso, que es su principal preocupación en su nuevo
oficio. Si antes hablaba para grandes multitudes que se concentraban en un
mismo espacio ahora lo hace para un público más numeroso que se congrega
alrededor de una caja de donde salen imágenes, escaparate del que parten más
iniciativas idóneas para explotar su encanto con las masas, trucos mágicos que
Goebbels no hubiera imaginado ni en sus mejores sueños.
Sus
objetivos son los de volver al poder, pero claro, el desfase del dictador en la
era de Angela Merkel asegura las risas en un santiamén. El absurdo de las
respuestas, las vueltas de tuerca y la troupe de fieles de Hitler hacen el
resto. Es fácil comprender los motivos de la repercusión de la novela en
Alemania, donde también cabe decir que la crítica la juzgó desde elementos que
enmarcan mejor la sátira, siempre útil para desenmascarar la realidad presente
en sus taras y costumbres que damos por demasiado asumidas.
Los
medios de comunicación se llevan el gran tortazo por su cinismo y capacidad de usar
cualquier oportunidad para lucrarse. Las comparaciones son odiosas y en todas
partes cuecen habas. El filón nazi de la productora se da con otros
totalitarismos en España con tertulias imbéciles y presentadores que faltan al
respeto del televidente, enganchado a mediocridades casi por imperativos del
espíritu del tiempo, algo que Ha vuelto refleja sin cortarse un pelo aunque sin
ser tan excesivo como alguno podrá esperar. Se ajusta al exceso tolerado, lo
dinamita en ocasiones y consigue nuestro beneplácito mediante una prosa
inteligente y una carcajada en ocasiones irrefrenable.
5 comentarios:
Tenía dudas de que la calidad acompañara la originalidad de la propuesta, pero si tú lo dices habrá que hacerte caso y echarle una leída.
Gracias Mike, pero tómate el libre sobre todo como una gran diversión, no lo puse en la reseña pero lo mejor del conjunto es que lo devoras, se lee muy fácil, ya me dirás.
Abrazote
A mí me pareció un libro de una malignidad terrible, quizás porque conozco bastante el asunto.
Escrito para alemanes, sobre todo, y para gente que entienda sus ambigüedades y segundas intenciones, se trata de un libro realmente malévolo en el que toda la sátira recae sobre Hitler al tiempo que imperceptiblemente se le da la razón en muchas cosas sin perder ni la sonrisa ni la compostura.
Hasta la página final.
me ha gustado mucho tu comentario. No sé hasta que punto un libro así es necesario, pero me gustaría que en España alguien se atreviera a hacer algo parecido con Franco y determinados tabues.
Jordi: al final tus deseos se han cumplido. El libro sobre Franco se publicó, pero si lees la reseña conjunta de los dos, de "Ha vuelto" y "Si levantara la cabeza" en lanovelaantihistoreica.wordpress.com, verás que en España lo de romper tabús con la contundencia con la que, pese a todo, se hace en "Ha vuelto" aún no es posible.
Tenemos un problema, ¿verdad?, quizás aún más gordo que el que plantea Vermes, que, desde luego, es un aviso a navegantes a todos los europeos, aunque empiece sólo por Alemania. Merecería ser un éxito en el resto de la UE, debería de serlo.
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